Por Juan Diego
Wasilevsky - Los funcionarios que integran el Ministerio de Desarrollo
Productivo se encargan de dejar en claro, hacia afuera, que las medidas que
lanzaron en los últimos días no tienen como objetivo cerrar la economía sino
reforzar el monitoreo de lo que ingresa a la Argentina, evitando que la Aduana
se convierta en una suerte de "autopista" como sucedía -argumentan-
en épocas de Macri.
Sin embargo, en
cada uno de los encuentros que fueron teniendo, la bajada de línea que han
venido recibiendo los representantes de las entidades fue muy similar en todos
los casos. El mensaje es que el Gobierno
persigue dos grandes objetivos: cuidar los dólares y preservar el empleo y a la
industria nacional.
El conflicto es
que, en la teoría, la Organización Mundial del Comercio (OMC) no permite restricciones arbitrarias de
las importaciones.
Hay mecanismos que
sí están habilitados, como la aplicación de aranceles externos –como los que
Argentina acordó en el marco del Mercosur- y la aplicación de Licencias No
Automáticas, las cuales acaban de ser relanzadas. Este instrumento permite
demorar una solicitud de importación solo por 60 días y con fines de monitoreo.
Por encima de ese lapso, se entraría en conflicto con la legislación
internacional.
Durante épocas de
Cristina Kirchner, cuando Guillermo Moreno era quien tenía la llave de la
cerradura del Comercio Exterior, la Argentina no atendió varias reglas
del comercio mundial y así florecieron las demandas de otros
países ante la OMC. Pero esos litigios suelen demorar meses o años y el
kirchnerismo ganó lo que más necesitaba en épocas de fuerte escasez de divisas:
tiempo.
Ahora, la gran
pregunta que se hacen las empresas es cómo
el Gobierno va a utilizar las LNA, si se va a ceñir a los dos meses máximo de
plazo. Y, además, con qué finalidad los funcionarios van a utilizar la
información que está solicitando en el archivo Excel que tienen que completar
las compañías que adquieran bienes o insumos en el exterior, tal como informara iProfesional.
A través del
controvertido archivo, denominado "Proyecciones Comex 2020", se les
pide a las compañías que consignen de manera exhaustiva las estimaciones de
importaciones hasta el año 2022. Los requerimientos, vale decirlo, son bastante
similares a los que pedía el mismo Guillermo Moreno en su momento. El problema
es que, en aquel entonces, esa información se utilizó para, de manera discrecional, quién podía operar y qué
podía traer.
¿Cómo funcionará el
sistema ahora? Desde el Gobierno aseguran que no se está reinaugurando la etapa
del cierre del comercio exterior y que se respetarán los plazos
establecidos por la legislación internacional.
Pero para los
empresarios, hay dudas. No solo entre los importadores puros, es decir, los que
no tienen actividad productiva en el país. También hay preocupación entre los
propios fabricantes, ya sea que requieran insumos o máquinas de afuera o bienes
terminados para completar su portfolio para el mercado interno.
Un caso típico es
el de las automotrices: producen con componentes nacionales e importados y
también traen del exterior unidades terminadas para ampliar su oferta.
Reunión cumbre
En este mar de
dudas se mueven los empresarios del sector importador, que tendrán una cumbre clave con Ariel Schale el próximo
jueves 16 de enero con el secretario de Industria, Ariel Schale.
Schale es muy
reconocido entre los fabricantes Pyme, dado que se venía desempañando en los
últimos años como director ejecutivo de Fundación ProTejer, desde donde siempre
se mostró crítico hacia la apertura indiscriminada de la economía.
Desde la entidad
que nuclea a los importadores aclaran que el objetivo es tener un diálogo
constructivo y llevar alternativas, propuestas y opiniones para trabajar en
conjunto de cara a los próximos meses.
La idea, entonces,
es no confrontar. Sin embargo, sí van con una larga lista de dudas que les
fueron llegando a través de los asociados, que la semana pasada comenzaron a
recibir un mail en sus casillas con el instructivo para completar el mencionado
Excel y enviar así sus proyecciones de importaciones de acá al 2022.
En este sentido,
preocupa que la información que se vuelque en ese archivo sea vinculante. Es
decir, ¿qué sucederá con una firma que consigne un monto de compras al exterior
para el 2020 similar al del recesivo 2019 y luego termine teniendo que importar
más? ¿Habrá espacio para negociar un
incremento si los técnicos ya le aprobaron un "presupuesto" de comercio exterior?
En paralelo, los
funcionarios piden consignar datos de producción y exportación y proyecciones.
¿Qué sucede con las empresas que son importadoras puras y no pueden mostrar que
"compensarán" compras con ventas al exterior? ¿Habrá allí un trato
diferenciado?
También se pide que
se especifiquen los proyectos de inversión y se exige que se aclare si los
bienes de capital -los "fierros"- son de origen nacional o del
exterior. En épocas de Moreno se repitieron las historias de empresas que no
podían ingresar equipamiento de afuera hasta demostrar que el mismo no podía
ser provisto por una firma nacional. Por ahora, nadie indicó que esto vaya a
ser así, pero las dudas están latentes.
Algo similar ocurre
con el ítem "cantidad de empleados". Es que los funcionarios piden
que se especifique con cuántos
trabajadores registrados finalizó una compañía el 2019 y con cuántos contará en
diciembre de 2020. El hecho de que una firma se comprometa a tomar
personal, uno de los grandes objetivos de la administración de Fernández en
esta primera etapa, ¿será un elemento que pesará en la balanza a la hora de
darle curso a las Licencias No Automáticas?
Un directivo con
buena llegada a las esferas ministeriales, que ya tuvo un par de encuentros con
funcionarios de primera línea, reconoce que "todavía hay muchos puntos que
no están definidos. Están tratando de
tener una radiografía de cada empresa, antes de tomar una decisión ciegamente".
El empresario
agrega que "los funcionarios saben que tienen el manejo de un tema
delicado entre las manos, como es el de las importaciones, cuando hoy
prácticamente ninguna industria puede operar sin insumos o materias primas del
exterior".
"Por eso, en
cada reunión que están teniendo las cámaras, ellos son muy enfáticos al
asegurar que se va a garantizar el ingreso de productos que tengan como fin la
producción", recalca.
En cuanto a los
tiempos, nadie conoce con certeza cuánto demorará la Secretaría de Industria
para llamar a los empresarios que ya completaron el Excel y los subieron a la
web.
"Estimo que en una semana o diez días deberían estar
convocando a los primeros", explica. Básicamente porque "sabemos
que están creando diferentes grupos de trabajo para trabajar por sectores, de
manera separada".
"Podría haber
un grupo que se ocupe de los rubros sensibles, como textil, calzado y juguetes;
otro para terminales, autopartistas y motos, y así sucesivamente",
arriesga la fuente, que pidió estricto off the record.
Un consultor que
asesora a numerosas empresas, y que también pidió no ser mencionado, agrega que
hasta el momento tampoco hubo un criterio que permita conocer qué tipo de
compañías deben completar el Excel.
"Nos hemos
encontrado con casos de todo tipo. Hay empresas grandes y Pymes que recibieron
el instructivo. Y muchas otras que todavía no. También, desde el Gobierno se
envió el archivo a algunas cámaras para que lo distribuyan entre sus asociados.
Todavía no hay un patrón claro. Creemos que están enviándolo a los importadores
que estuvieron activos en el último trimestre del año pasado", señala.
En busca de ahorrar
dólares
Frente a los
compromisos del pago de deuda que enfrenta el Gobierno, la tentación de limitar
la salida de divisas es fuerte.
Por el lado del
turismo, el salto del billete verde y el impuesto del 30% augura un
achicamiento del déficit, el cual fue de u$s5.000 millones en 2019 y de
u$s8.000 millones en 2018. En el sector apuestan a que el rojo, de la mano
de una mayor llegada de visitantes al país y una menor salida de argentinos, se
achique hasta los u$s3.500 millones.
Por el lado de la
balanza de bienes, el año pasado se obtuvo un superávit no menor a los
u$s15.000 millones (falta oficializar el dato de diciembre). Se trata de un
cambio radical frente a los u$s3.700 millones que había arrojado el 2018.
Las importaciones,
en tanto, sumaron unos u$s49.500 millones, un 25% por debajo de los niveles del
2018, lo que representó un "ahorro" de casi u$s16.000 millones.
¿Habrá
espacio para seguir reduciéndolas? En el gremio de los economistas creen que no
hay mucho margen: los bienes de
consumo final representan apenas el 12% de la torta de importaciones. Bienes de
capital, insumos y energía se llevan nada menos que el 82% del total. El resto
son autos.
A esto se suma un
tema no menor: la estrepitosa caída de las importaciones respondió básicamente
a la crisis que afectó a la economía en el último tramo del macrismo. Si bien
no se espera un "milagro" para 2020 –de hecho, hay consenso entre
consultoras sobre otra caída del PBI este año-, cualquier mejora impactará en una mayor demanda de importaciones.
¿Cómo controlar las
compras al exterior sin dañar al tejido industrial? ¿Cómo limitar la oferta
importada sin fogonear la suba de precios? Y, lo más importante, ¿qué espacio
hay para aplicar restricciones sin que proliferen represalias comerciales, en
un contexto global cada vez más beligerante? Son muchas preguntas para un
Gobierno que recién está empezando a convocar a las empresas para conocer sus
planes 2020.
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