Por Jorge Herrera - En momentos en que
Argentina aspira a sortear un nuevo default para poder volver a los mercados de
capitales internacionales el panorama global no se muestra para nada amigable.
Es que
global ha
alcanzado un nuevo récord histórico de u$s253 billones, es decir, más de tres
veces el PBI mundial, según datos del Institute of International Finance (IIF)
al cierre del tercer trimestre del 2019. Al respecto vale señalar que la deuda
de los mercados emergentes ya superó los u$s72 billones, lo que es un 223% del
PBI. En este contexto, uno de los mayores riesgos que enfrentarán los mercados
es el alto nivel de refinanciación: más de u$s19 billones de préstamos y bonos
sindicados vencen este año a nivel global, siendo de emergentes el 30%.
Los pronósticos
del IIF muestran que la deuda global crecerá más rápido en 2020
estimulada por las bajas tasas de interés y las suaves condiciones financieras,
superando los u$s257 billones en el primer trimestre de este año, impulsada
principalmente por el endeudamiento del sector no financiero (ahora llegando a
u$s200 billones). A pesar de ello, el panorama para Argentina se perfila
complicado, más allá de que se renegocie con éxito la deuda con el FMI y
con los bonistas. Porque días atrás el IIF dio cuenta en un informe sobre
los flujos de capitales proyectados para los emergentes que los inversores iban
a ser por demás selectivos a la hora de tomar posiciones en 2020.
La entidad,
vinculada a los principales bancos del mundo, espera que los flujos a
varios mercados emergentes clave continuarán en 2020, ya que las oportunidades
de inversión atractivas permanecen en dicho universo (como ser Indonesia,
Rusia, Ucrania, Turquía, Sudáfrica,Nigeria, Rumania, entre otros). Vale
recordar que en 2019 hubo un fuerte retorno de los flujos internacionales a los
mercados emergentes, gracias a las políticas expansivas de los bancos centrales
globales y a la disminución de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China en
el segundo semestre del año. Claro que en paralelo el IIF advertía que las
posiciones de los inversores en varios mercados emergentes, entre ellos México,
Ucrania y Sudáfrica, ya son fuertes y pueden limitar los flujos de
cartera en el futuro. “Esperamos que los inversores sean más selectivos en
2020”, sentenciaba el informe.
El año pasado la
deuda de los mercados emergentes en moneda extranjera tuvo un fuerte desempeño
pero también lo hicieron los mercados de deuda locales, impulsados por los
altos rendimientos y la estabilidad de las monedas. Sin embargo, para este año
se espera que los menores rendimientos de la deuda de los mercados emergentes y
las preocupaciones sobre el crecimiento de los mercados emergentes, harán más
selectivos a los inversores. Mientras que los flujos de capitales a los
mercados de deuda en moneda local fueron particularmente fuertes en Rusia,
Indonesia, Nigeria, Sudáfrica, México y Ucrania.
“Los inversores
extranjeros se sintieron atraídos por las altas tasas reales, las expectativas
de flexibilización de las políticas y, en los casos de mercados fronterizos,
por las monedas estables o apreciadas. En el futuro, esperamos que estos flujos
continúen, pero se centren más en países específicos”, sostiene el
IIF. Con respecto a China explica que las entradas al mercado de deuda
chino fueron impulsadas por la continua apertura del mercado; es probable que
esta tendencia continúe con la inclusión del gigante asiático en los índices
globales de mercados emergentes. Así la mayor selectividad esperada encontrará
sustento en los menores diferenciales de crédito y en las tasas de interés
locales.
“La mayoría de los
mercados emergentes vieron una disminución significativa de las tasas reales en
2019, ya que muchos bancos centrales siguieron a la Fed y al BCE y bajaron las
tasas de interés (se destacan Turquía, Ucrania y Egipto). Sin embargo, en
algunos países, la caída de la inflación limitó las caídas de las tasas reales,
y las tasas siguen siendo atractivas para los inversores en lugares como Ucrania,
México y Egipto”. Cabe recordar que los diferenciales de crédito solo
aumentaron dramáticamente para Argentina y el Líbano en 2019.
Lo que se observa a
nivel mundial es que el endeudamiento de los hogares alcanzó récord respecto
del PBI en Bélgica, Finlandia, Francia, Líbano, Nueva Zelanda,
Nigeria, Noruega, Suecia y Suiza. Mientras que la deuda corporativa no
financiera superó máximos en Canadá, Francia, Singapur, Suecia, Suiza y los
EE.UU. La deuda gubernamental alcanzó un máximo histórico en Australia y los
EE.UU. Se tiene entonces que en los emergentes la deuda aumenta por el
creciente endeudamiento corporativo no financiero mientras que en los
desarrollados es el sector gubernamental el principal impulsor.
Un dato más, la
deuda nominada en dólares de los emergentes trepó a u$s8,3 billones en el
tercer trimestre de 2019 (una década atrás era u$s 4 billones).
La dependencia en
el financiamiento de
la deuda global continúa aumentando. Hay un stock de bonos globales de u$s120
billones. La deuda emergente es el 25% del total global frente al 10% anterior
a la crisis. En este contexto deberá competir Argentina, una vez que haya
resuelto la reestructuración. Sin duda un horizonte complejo.
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