Por Jorge Herrera
- No hay duda que la gestión del gobierno del Frente de Todos enfrenta serios
desafíos heredados y ya tiene varios frentes abiertos en medio del “veranito”
de los mercados. Y dentro del cóctel de retos el tema monetario es uno de los
claves. Al respecto, la atención de los analistas está puesta en el “día
después” de la fuerte emisión monetaria registrada desde noviembre pasado. Esto
se refiere al momento a partir del cual los pesos emitidos y en manos del
público en general comienzan a retornar al sistema financiero. Es decir cuando
la demanda de dinero pega la vuelta. Eso comienza a ocurrir a partir de la
segunda quincena de enero. Los optimistas creen que gran parte de los
excedentes quedará en los bolsillos de la gente y el resto podría ser
fácilmente esterilizado por el BCRA. En realidad apuestan
al bajo nivel de monetización de la economía. Pero la historia monetaria
argentina es muy rica en aleccionar a los desmemoriados.
Más allá de la
fuerte expansión monetaria acumulada entre noviembre y diciembre del 2019, hay
un tema que vuelve a soslayarse. Se trata del stock de la deuda remunerada del
BCRA que ya supera los $1,5 billones. Esto equivale a casi la base monetaria. O sea,
entre la emisión primaria y la deuda remunerada hay el equivalente a más de $3
billones.
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Vale recordar que
la deuda remunerada del BCRA, compuesta por los Pases Pasivos (son colocaciones
de los bancos en el BCRA a un día o a siete días de plazo a una tasa prefijada)
más las Letras de Liquidez del BCRA (Leliq) a siete días de plazo a una tasa de
interés pactada en licitación. Ambos son instrumentos del Central para regular
la liquidez del mercado financiero, o sea, el nivel de la base monetaria.
Muchos creen que el
tema de la “bomba” de las Leliq ya se resolvió como ocurrió con el de las Lebac
(Letras del BCRA). Sin embargo, el tema se ha potenciado. No solo porque el
stock de las Leliq se estacionó en los $780.000 millones, sino porque el stock
de Pases Pasivos se ha casi duplicado desde el cambio de gobierno. En la
actualidad los Pases Pasivos suman más de $760.000 millones. Y hay que
señalar que de este total los Fondos Comunes de Inversión (FCI) ya tienen menos
de $80.000 millones. Es que se han ido anticipando a la nueva regulación del
BCRA que ya no les deja tener Pases Pasivos a partir de febrero.
No hay que olvidar
que los FCI sufrieron el “reperfilamiento” de las Letes y terminaron colocando
o “estacionando” parte de esa liquidez en Pases bajo el beneplácito del BCRA.
Ahora el ente monetario comandado por Miguel Pesce eliminó esa prerrogativa y
los FCI están recogiendo el barrilete. La movida debería beneficiar a los
bancos a dónde deberían ir los FCI a colocar sus excedentes y estos se los
volverían a llevar al BCRA. O bien el Tesoro les coloque otro instrumento que
les de la liquidez que buscan las gestoras. Sino al fin de cuentas este “loop”
termina conspirando con la baja de las tasas de interés que tanto pregona el
Gobierno. Ya que en lugar de colocar directamente en el BCRA, los FCI buscarán
tasa en los bancos y estos le pedirán a cambio una tasa mayor al ente
monetario. Pero esto es harina de otro costal, o más bien, otro tema a mirar.
Lo cierto es que
semejante stock de deuda remunerada del BCRA no solo complica las metas
monetarias sino también las inflacionarias. Dado que el costo financiero es
insoslayablemente elevado. Basta con señalar que a lo largo del 2019 el
Central pagó cerca de $693.000 millones en concepto de intereses. Hoy al haber
“paseficado” el stock de deuda se potencia el costo de semejante endeudamiento.
Porque los Pases Pasivos están pactados a un día de plazo. O sea, cada
veinticuatro horas el stock de Pases crece hoy a una tasa anual del 45,5%. Mientras
que el de las Leliq lo hace cada siete días al 52% anual. Un simple cálculo
permite arriesgar que de no mediar ningún cambio sustancial el BCRA volverá
este año a incurrir en un alto gasto en intereses superior al del 2019. De esta
manera el mismo “pecado” del gobierno de Cambiemos volvería repetirse. En
momentos de impuestazos y de reclamos por el nivel de pobreza ¿cómo le harán
digerir a la gente que se gasten más de $700.000 millones en intereses por la
deuda del BCRA? Porque si se estima una inflación anual no menor al 40%, la
tasa que le remunerarán a los bancos por las Leliq y Pases deberá ser positiva.
Sin duda será un desafío.
Es seguro que la
nueva cúpula del BCRA y del Palacio de Hacienda “juegan” a favor de que la
demanda de dinero retome un circulo virtuoso de la mano de la recuperación de
la economía, y con ello se reactive el crédito. Hoy esto está por verse. Ya que
está todo contaminado por el accionar del cepo. Lo cierto es que el primer test
será lo que acontezca a partir de las próximas semanas. El stock de Pases y
Leliq es hoy además equivalente al 56% de las reservas internacionales del
BCRA. Lo cual refleja la dimensión de las cifras en cuestión. No será sencillo
desarmar este embrollo sino reacciona la economía. Se necesitará algo más que
optimismo y confianza.
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