Por Javier Blanco - La inestabilidad cambiaria que
hundió a la economía argentina en una nueva recesión en los últimos dos años
hizo que el costo financiero que enfrentaban las empresas
industriales, que representaba el 49% de sus ganancias operativas al tercer
trimestre de 2017, se dispare progresivamente hasta significar el 191% de esa
variable en igual período del año pasado.
El dato surge de un estudio publicado por la revista "Novedades
Económicas", de la Fundación Mediterránea, que examina resultados de 14
empresas industriales con cotización bursátil o balances de acceso público por
haber emitido deuda.
Ese cotejo permite comprobar que sus costos financieros "tuvieron
una dinámica explosiva en comparación con los resultados operativos de las
firmas en los dos últimos años". "Mientras en 2014-2017 representaron
entre 48% y 55% del resultado operativo, en 2018 el peso creció hasta 105% y en
2019 se disparó al 191%", detalla.
El informe detalla que la situación empeoró especialmente desde el
segundo trimestre de 2018, "cuando fuertes subas del tipo de cambio y de
la inflación deterioraron el poder adquisitivo de la población y, por esa vía,
el consumo y la actividad económica".
El combo recesivo se agudizó porque, buscando contener al dólar,
"el BCRA subió fuertemente las tasas de interés de referencia, con lo que
generó un fuerte encarecimiento del crédito" y un marcado deterioro en su
oferta.
"Lo que el estudio muestra es que una empresa que ganaba $100 y
debía destinar $49 para mantener su situación financiera regularizada hacia el
tercer trimestre de 2017, dos años exactos después necesitaba $191, casi el
doble de lo que su resultado operativo generaba", explicó a LA NACION el economista Marcelo Capello, autor, junto
a sus colegas Marcos Cohen Arazi y Vanessa Toselli, del informe que repasa el
derrame que esta situación de asfixia tuvo sobre la industria y la macro en
general.
"Es un ratio que capta básicamente el encarecimiento que sufrieron
para financiarse, pero a la vez está impactado por la recesión que en los
hechos, afectó su volumen y margen de ganancias, en especial para las más
ligadas al mercado interno", acotó.
El estudio recuerda que las complicaciones para la actividad en general
e industrial en particular empezaron hace casi 10 años por una economía
estancada .
Primero fue "el agotamiento del modelo de consumo y la
imposibilidad de la inserción competitiva de la industria dados los problemas
de competitividad derivados del sobrecosto argentino impositivo, regulatorio y
logístico", recuerda. Luego, todo se agravó con la tormenta perfecta de
los dos últimos años.
En este contexto, comenzó a caer para luego derrumbarse la producción
industrial, se hundió 18 puntos el uso de la capacidad instalada (pese a que
incluso hubo escasas inversiones para ampliarla) y se perdieron 9300 puestos de
trabajo (7% de la plantilla total) en el sector en promedio en los últimos 9
años.
Además, se pasó de 32 firmas industriales en concurso preventivo más
otras 85 en proceso de quiebra en el tercer trimestre de 2016, a 65 y 128,
respectivamente, tres años después, sólo considerando lo sucedido en CABA y en
las provincias de Buenos Aires y Córdoba. Con índices de morosidad para las
deudas bancarias que treparon del 3,8% al 6,5% desde mediados de 2018 a hoy.
Tomando en cuenta esta situación, el informe pide al Gobierno que así
como busca reestructurar su deuda para bajar su carga financiera, "provea
herramientas que permitan a las empresas aliviar esta situación de ahogo por
deudas en el corto y mediano plazo, especialmente a las Pymes".
Destaca que "hay muchas empresas viables pero en riesgo por
problemas financieros de corto plazo", y rescata como ejemplo los planes
de pago a muy largo plazo para deudas fiscales recientemente dispuestos por
la AFIP.
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