Por Fernando Meaños - Enviado especial a Nueva York - La
breve gira por Nueva York del ministro de Economía, Martín Guzmán, no
despejó las dudas de los tenedores de bonos de la Argentina pero podría
haberle servido para acercar posiciones con el Fondo Monetario Internacional,
un protagonista ineludible de la reestructuración de la deuda más allá del
discurso oficial.
Los inversores no parecen haber quedado satisfechos con la presentación
del plan económico brindada por el ministro mientras subyace el riesgo de que
el gobierno se incline por una propuesta agresiva, y tal vez unilateral, a
medida que se acerca la fecha límite del 31 de marzo.
El eje central del viaje pasó por un encuentro cara a cara con
banqueros, inversores y empresarios celebrado el lunes por la mañana en el
Council of the Americas, el think tank liderado por Susan
Seagal, de buena llegada al gobierno argentino.
Seagal puede darse por satisfecha como organizadora. Un asistente estimó
ante Infobae que en ese salón estaba representado no menos del 40% de
la deuda argentina. Ejecutivos de bancos y fondos de inversión como HSBC, Citi,
JP Morgan, Bank of America, BlackRock, Templeton y Merrill Lynch se dieron
cita, al igual que empresarios argentinos, como Eduardo Eurnekián.
El clima fue de cierta decepción por la falta de precisiones del
ministro en ambos terrenos. Varios de los participantes del encuentro
dejaron en claro que esperaban definiciones que nunca llegaron acerca de cómo
hará el gobierno para volver al sendero del crecimiento económico.
El exclusivo auditorio valoró que Guzmán se mostró calmo y aplomado,
exhibiendo solidez en el plano teórico. Según explicaron algunos asistentes, realizó
varias apelaciones a que haya una negociación “de buena fe” que permita la
“sostenibilidad de la deuda” a través de la implementación de un “plan
integral”. Pero no dio certezas de ninguna clase sobre qué sendero fiscal
seguirá el gobierno en los cuatro años que tiene por delante. Y la mayoría de
las preguntas que recibió apuntaron hacia ese terreno.
Guzmán planteó que la economía argentina todavía está en una etapa de
emergencia que dará paso a una segunda, en la que se podrá crecer. El
problema de esa visión, explican los acreedores, es que el único dato que se
conoce, ratificado por el ministro en Nueva York, es que el gobierno se
mantiene rígido en cerrar la negociación con los acreedores privados antes del
31 de marzo.
Esa rigidez hace creer a algunos de ellos que el gobierno aspira a
presentar una oferta en forma unilateral cerca de esa fecha, de manera de que
haya poco tiempo para discutirla o negociarla y que muchos se vean forzados a
una aceptación. Un default que termine en litigios, se sabe, no es buen remedio
para ninguna de las partes.
Siguiendo ese hilo, creen que la decisión del gobernador Axel
Kicillof con el bono BP21 –solicitar un diferimiento contrareloj, a pocos
días del vencimiento– puede significar un anticipo de la estrategia en el plano
de la deuda nacional. En el caso de la provincia de Buenos Aires, Guzmán
explicó que hasta ahora Kicillof reunió una aceptación baja; lejos del 75% que
necesita. Este punto ameritó otra referencia a “la buena fe”.
“Son sordos. Y esa sordera puede ser muy peligrosa”, explicó un
ejecutivo caminando sobre Park Avenue, al salir de la reunión del Council of
the Americas. “No pueden venir a pedir ‘buena fe’, imponer un plazo y no dar
ningún número de su plan fiscal”, dijo al borde del enojo.
“Si un inversor compró hace dos años un bono a la par que hoy vale 22
centavos, ya asumió su pérdida y sabe que lo van a rollear con
otro bono. Ese inversor, por lo menos, quiere saber qué plan fiscal se va a
seguir para poder cobrar ese nuevo título. Pero siguen sin explicar nada y el
tiempo corre”, agregó.
Una definición del ministro que causó inquietud llegó cuando se refirió
a la posibilidad de que los acreedores no se muestren favorables a las
propuestas del gobierno. En ese caso, afirmó, podrían aparecer otras
propuestas que implicarían “cambios en las reglas de juego”, dijo Guzmán. Para
algunos de los presentes, esa señal sonó a una advertencia de decisiones
unilaterales.
“Uno no puede pretender que un
gobierno adelante cuál va a ser su estrategia de negociación, por supuesto.
Pero tampoco es posible que la única estrategia sea el silencio. No hay agenda,
no hay asesores que intermedien, no hay negociación”, señaló, con decepción, un
representante de un banco de inversión.
Contactos
con el FMI
Ante tanta falta de precisiones en el terreno de los acreedores
privados, Guzmán se trajo de su viaje a Nueva York una nueva hoja de ruta en su
relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Con el organismo, la
agenda no es menor. Un programa por USD 57.000 millones, el mayor de la
historia del Fondo, ya entregó USD 44.000 que deben ser devueltos a partir de
2022, algo que hoy suena materialmente imposible.
Guzmán, acompañado del representante argentino ante el FMI, Sergio
Chodos, se reunió durante casi tres horas con Julie Kozack, directora
adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental, y Luis Cubeddu, jefe
de Misión del FMI para la Argentina.
La reunión fue el primer contacto personal de Guzmán con el FMI desde
que es ministro. Tuvo lugar en el Consulado argentino en la helada mañana del
martes. Fue calificada como constructiva y positiva desde ambas partes.
“Hablamos de la sostenibilidad de la deuda y de la situación de la
economía argentina. Estamos analizando pasos a seguir para la negociación,
es un proceso para resolver esta crisis de manera integral”, afirmó Guzmán a
los periodistas al salir raudamente del Consulado, caminando a toda velocidad
por la calle 56, en pleno Midtown.
El ministro se retiró acompañado por un secretario, único acompañante que
viajó desde Buenos Aires. Si se trata de interpretar una impronta personal que
dejó su primera misión oficial al exterior, Guzmán parece preferir cierta
austeridad de movimientos. No hubo grandes comitivas ni despliegues de los
que a veces aparecen en los viajes oficiales, aún de tan corta duración.
Antes de perderse por el Midtown, el ministro confirmó que mantuvo una
reunión con un funcionario del Departamento de Estado del gobierno
estadounidense, que prefirió no identificar. Tampoco quiso brindar algún
detalle sobre los temas abordados.
Según el vocero del FMI, Gerry Rice, “el intercambio de hoy
fue una oportunidad para continuar el diálogo en curso, escuchar del ministro
los planes económicos de las autoridades argentinas e intercambiar visiones
sobre el análisis de la sostenibilidad de la deuda”.
El FMI confirmó que Guzmán se encontrará con la directora gerente del
Fondo, Kristalina Georgieva, el próximo 5 de febrero en un seminario
organizado por el Vaticano. El organismo también anunció que posteriormente
viajará a Buenos Aires una misión “para seguir intercambiando visiones sobre
los planes macroeconómicos y la sostenibilidad de la deuda”.
Fue el puntapié formal de la renegociación de la deuda. Queda mucho por
acurdar y en poco tiempo, según los plazos que se fijo el propio gobierno
argentino.
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