El Gobierno amplió
los beneficios para los contribuyentes que decidan traer sus fondos del
exterior para no tener que pagar la alícuota máxima del 2,25% en el impuesto a
los Bienes Personales, en el contexto de la sancionada “Ley de Solidaridad
Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública”. Así, a
través del Decreto 116/2020 publicado este jueves en el Boletín Oficial,
intentó incentivar a quienes estaban dudando sobre la conveniencia de repatriar
sus activos, brindándoles opciones para invertirlos.
La medida modificó
el Decreto 99/2019, que se había publicado durante los últimos días del año
pasado. Dicha norma estableció que quienes trajeran al menos un 5% de sus
fondos al país (hasta el 31 de marzo de cada año) y los mantuvieran en una
cuenta a nombre del titular hasta el 31 de diciembre, afrontarán alícuotas
menores. De mantener esas tenencias íntegramente en el exterior, quedan
sujetos al pago del impuesto a una alícuota del 0,70% para activos menores a $
3 millones; 1,20% entre $ 3 y $ 6,5 millones; y 1,80%, entre $ 6,5 y $ 18
millones; mientras que tributarán 2,25% de $ 18 millones en adelante.
Los bienes en el
exterior incluidos van desde divisas depositadas en bancos, participaciones
societarias o acciones, hasta bonos soberanos y corporativos y fondos comunes
de inversión.

Con el nuevo
Decreto, firmado por el presidente Alberto Fernández, el jefe de
Gabinete Santiago Cafiero y el ministro de Desarrrollo
Productivo Matías Kulfas, se abrió la posibilidad de que, además, los
contribuyentes lleven a cabo inversiones para “permitir el desarrollo del
mercado financiero y la reactivación de la economía real”. De esta forma, el
Gobierno “estima oportuno admitir que los fondos puedan ser afectados, con
posterioridad a la repatriación, a determinados destinos”, que concretamente
son tres:
- Su venta en
el mercado único y libre de cambios, “a través de la entidad financiera que
recibió la transferencia original desde el exterior”.
- La adquisición de
“certificados de participación y/o títulos de deuda de fideicomisos de
inversión productiva que constituya el Banco de Inversión y Comercio
Exterior”. En este caso, la inversión deberá mantenerse bajo la titularidad del
contribuyente hasta el 31 de diciembre y los fondos deben provenir de la misma
cuenta que recibió la transferencia original desde el exterior.
- La suscripción o
adquisición de “cuotapartes de fondos comunes de inversión”, respetando las dos
condiciones señaladas para los fideicomisos.
Asimismo, se aclaró
que cuando los fondos se destinaran de manera parcial a alguna de estas tres
operaciones, el remanente deberá continuar depositado en la cuenta original
-"cajas de ahorro, cuentas corrientes o depósitos en plazos fijos"-,
siempre hasta el 31 de diciembre.
Por otra parte, el
Decreto determinó que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP)
sea la entidad encargada de “controlar la acreditación del ingreso al país
de los fondos provenientes del exterior, como así también del cumplimiento
de los requisitos previstos en la norma”.
En 2019 el impuesto
a los Bienes Personales recaudó alrededor de $ 30.000 millones, por lo que
se trata de uno de los tributos con menos peso específico dentro de la
recaudación de impuestos nacionales. De hecho, con el blanqueo 2016-2017 la
administración de Mauricio Macri había contemplado una reducción de sus
alícuotas, que luego se revirtió.
Hasta ahora, la
posibilidad de repatriar fondos había generado escaso interés, ya que
los contribuyentes de alto poder adquisitivo prefieren pagar una alícuota
mayor antes que dejar sus dólares en una cuenta nacional, dada la larga
historia de confiscaciones de las últimas décadas.
Los tributaristas
consultados por Infobae habían adelantado que una innovación de este tipo podría ser positiva, aunque
admitieron que el dinero que reingrese al país será mucho más difícil de
controlar.
“Es una buena idea que se puedan utilizar los
fondos en inversión en la economía real, mercado de capitales o inmuebles”,
sostuvo César Litvin. Por otro lado, un colega que prefirió mantener su
identidad reservada afirmó que “la propuesta puede torcer el fuerte
escepticismo de la gente a traer los fondos del exterior si quedan
inmovilizados en un banco”. Sin embargo, admitió que “permitir que este dinero
se invierta fuera del sistema financiero hará muy difícil su control: ¿quién
asegura que la gente no trae la plata, la invierte en un fideicomiso y luego la
saca del sistema?”. Este desvío, recordó el especialista, ya se dio en el
blanqueo del 2009.
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