Con
el aval del Congreso abrochado, llegará la misión del FMI, que estará en Buenos
Aires del 12 al 14 de febrero, para auditar el estado de la economía y "escuchar los
planes del Gobierno para el futuro", tal como dijo
ayer el vocero del organismo, Gerry Rice.
Recién entonces, como contó este diario,
entre el 12 y el 17 de febrero, Guzmán presentará "los lineamientos del análisis de
sostenibilidad de la deuda pública" en el Congreso. Será
el primer paso formal en la presentación de la propuesta oficial, en el que
adelantará los primeros detalles del programa económico, proyecciones de
crecimiento, déficit fiscal y disponibilidad de divisas, entre otras cosas. Es
que, justamente, la estrategia oficial es que ese plan cuente con el aval del
Fondo para sentarse ante los acreedores privados con mayor respaldo. A partir
de allí, se iniciará un período de diez días de reuniones e intercambio al
respecto con los bonistas y a fin de mes se elaborará un informe sobre los
comentarios de los tenedores.
"Vemos positivo del anuncio que el
Gobierno esté buscando el apoyo del
Congreso y el FMI antes de discutir una potencial oferta
con los tenedores de bonos, con el objetivo de mostrar mayor soporte político a
la oferta de deuda y credibilidad al programa económico", plantearon desde
Balanz.
En marzo, el último mes antes del deadline pautado,
los tiempos se aceleran. La primera semana, el Ejecutivo determinará la
estructura final de la oferta y abrirá una instancia de preguntas y respuestas
frecuentes al respecto con los acreedores. La siguiente, se lanzará la oferta
oficial y comenzará un roadshow con bonistas para explicar detalles, que durará
hasta la tercera semana.
Al final del mes, expirará el período de
aceptación de la oferta. El Gobierno necesita, para avanzar en la
reestructuración de la deuda con jurisdicción extranjera,
el aval del 75% de los tenedores de bonos con una sola serie. Para los que
tienen más de una serie, precisa el acuerdo del 85% del total con un mínimo de
dos tercios de cada una, en el caso de los títulos emitidos en el canje 2005; y
dos tercios del total con un mínimo del 50% de cada una, en los que se
colocaron de ahí en adelante.
Según LCG, se deben reestructurar
US$218.600 millones, de los cuales US$67.000 millones son
títulos bajo ley extranjera.
Sin cláusulas de acción colectiva que
estipulen un piso
de aceptación, se espera que la oferta que reciban los
tenedores de bonos con ley local dependa del resultado de la propuesta para los
acreedores externos.
El foco de los analistas se posó en el
poco tiempo disponible para alcanzar esas voluntades. "Será apretado el cronograma
para renegociar la deuda, la clave estará en que la propuesta a presentar por
el gobierno este previamente consensuada con los acreedores", planteó Christian
Buteler. Mientras que Juan Ignacio
Paolicchi, de Eco Go, planteó: "El cronograma es ajustado.
Pero la resolución de la deuda es una condición necesaria para que la economía
se estabilice".