Por el temor que generaron la corrida
cambiaria y las elecciones
presidenciales, los argentinos retiraron un
tercio de los depósitos en dólares que tenían en bancos locales
durante el año pasado.
El dato
sobresale del informe de bancos dado a conocer ayer por el BCRA, que menciona la contracción
del 32,7% que registraron al cabo de 2019 las colocaciones bancarias en divisas
en el sistema local. La salida se inició tras el resultado de las elecciones
primarias y mantuvo un ritmo sostenido hasta las elecciones presidenciales,
cuando un stock que estaba en US$32.500 millones quedó por debajo de los
US$19.000 millones.
Luego persistió un constante goteo que hizo que el total de
depósitos privados alcanzara un piso de US$17.900 millones a mediados de
diciembre. En la actualidad, con datos hasta el 6 de este mes, el stock de
depósitos privados alcanza los US$18.683 millones y viene de registrar una
merma de US$737 millones en enero, que algunos vinculan con los gastos que
argentinos hicieron por sus vacaciones en el exterior para evitar ser
alcanzados por el impuesto PAIS. La consecuencia de la caída en estas
colocaciones fue una contracción del 32,6% del financiamiento bancario en
dólares durante 2019, reparó también el informe oficial.
Irregularidad en alza
El informe
muestra también que los índices de morosidad siguen en alza y alcanzaron su
mayor nivel en más de una década.
"En diciembre
el ratio de irregularidad de las financiaciones al sector privado se situó en
5,6% de la cartera total, aumentando 0,6% en el mes", explicó el informe
que adjudicó buena parte de eso a los impagos de Vicentín (ahora en
convocatoria de acreedores) al Banco Nación.
A su vez, la
sostenida recesión hizo que la irregularidad en pagos de los créditos a las
empresas se incremente en 4,6 puntos porcentuales a lo largo de 2019, hasta
situarse en 7,1% de la cartera total. Por su parte, la mora en el caso de los
préstamos a las familias subió apenas 0,1 puntos, ubicándose en 4,2% del total
de las financiaciones.
El BCRA aclaró
al respecto que el sistema bancario mantiene holgura frente a los requisitos
macroprudenciales que exige el Comité de Basilea.
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