Por Mariano Jaimovich - "Nadie
quiere pesos", es la frase que se repite con frecuencia en la calle como
consecuencia de la elevada inflación y el constante deterioro del poder de
compra que tiene la moneda nacional. Los economistas dicen lo mismo, pero con
jerga técnica: "Hay un desplome en
la demanda de dinero", es la frase que se lee cada vez con mayor
frecuencia en los reportes de bancos y firmas de consultoría.
La traducción de esa
preocupación es que los argentinos rechazan la moneda nacional y buscan el
tradicional refugio del dólar, ahora anestesiado por
el estricto cepo cambiario.
Pero, con el ruido de
fondo del siempre amenazante dólar paralelo, y con la
inquietud que ya empieza a causar el uso del tipo de cambio como "ancla"
de los precios, se reinstaló el eterno debate económico argentino: ¿cómo determinar si el tipo de cambio está en
equilibrio o si se empieza a gestar otro retraso que deba ser corregido con
nuevas devaluaciones?
Nadie está seguro de
cuál es el dólar que debe tomarse
como "precio verdadero": ¿el oficial, el "turista" con su
carga de 30%, el blue, el "contado con liquidación", el
"bolsa"? Una cuestión difícil de determinar, cuando ni siquiera se
puede contar con clásicos referentes "caseros", como el litro de
nafta súper, dado que hace meses su precio está prácticamente
"congelado" por las autoridades de turno en $53,99.
Es así que, una vez más,
resurge en los debates la referencia a la fórmula de la convertibilidad.
Algunos lo hacen con nostalgia por el régimen de los años '90, como el propio
padre de la criatura, el ex ministro Domingo
Cavallo, quien deslizó hace unos días que "no se debe obligar a la gente a
manejarse con pesos", porque las personas advierten que de esa
manera "perderían el valor de sus ahorros". E insinuó algún tipo de
respaldo en moneda dura para los billetes de pesos.
Los más, en cambio,
vuelven a recurrir a la convertibilidad como referente para ayudar a determinar
qué tan lejos se está del "tipo de cambio de equilibrio". Es decir,
se reflota la idea que regía en pleno
modelo del 1 a 1 (un peso, un dólar): se determina el tipo de cambio por la vía
de dividir la base monetaria (pesos) por las reservas (dólares) del Banco Central, para así medir el
"respaldo" oficial del circulante en términos de moneda dura.
Se trata de una relación que, si bien dejó de ser empleada en la práctica por
el Gobierno de turno cuando
finalizó la convertibilidad tras la crisis del 2002, nunca cayó del todo en
desuso. De hecho, cuando hubo turbulencias cambiarias, muchos apelaron a ese
cálculo para tratar de encontrar un punto de referencia sobre la cotización que
debería tener la moneda estadounidense.
Y el cálculo resiste
pese a las críticas sobre sus falencias técnicas (de hecho, no se lo aplica en
otros países). "La comparación del tipo de cambio vigente con el de
convertibilidad permite medir qué devaluación se requeriría si se quisiera
restablecer la convertibilidad", afirma Víctor Beker, el reconocido
economista y autor de numerosos libros teóricos.
Lo cierto es que Argentina es diferente: a fin de cuentas, en los cuatro años
de vigencia del "cepo cambiario" durante el último gobierno de Cristina
Kirchner, entre 2011 y 2015, el dólar de convertibilidad arrojó siempre un
valor parecido al de la cotización del blue.
Incluso, años más tarde, en abril del 2018, en pleno gobierno de Cambiemos con
un libre mercado cambiario, cuando
el dólar oficial cotizaba a $17 y se olfateaba
que este precio mostraba un atraso, esta "cuentita" del valor teórico
del billete verde se ubicaba en $35.
La cifra parecía un despropósito en ese
momento (era prácticamente el doble), pero finalmente, dos meses después,
terminó reflejándose en las pizarras de los bancos y casas de
cambio de la City, debido a la corrida que generó la salida de depósitos en
dólares de inversores extranjeros.
En resumen, en un momento en el que caen las tasas de interés y muchos
advierten sobre una expansión monetaria de potencial inflacionario, y al mismo
tiempo las reservas del BCRA tienden a caer por la necesidad de cubrir
obligaciones de la deuda, otra vez las miradas están puestas en la fórmula que
plantea dividir los pesos por los dólares en reserva.
Entonces, ¿cuál sería
hoy el tipo de cambio de convertibilidad si se aplicara la "fórmula
Cavallo"? La primera conclusión puede sorprender: da un precio 35% inferior al
actual. Puntualmente, alrededor de $39.
Pero claro, hay una trampa: ese es el precio que surge si
únicamente se usan para el cálculo los pesos "cash" y se deja de lado
la gran bola de letras emitidas por el Banco Central, eso que
los economistas llaman "déficit cuasi fiscal".
Lo cierto es que cada vez son menos los
que siguen defendiendo esta relación lineal entre pesos en circulación y
reservas en el Banco Central. Consideran que, además, hay
una gran cantidad de pesos absorbidos por la autoridad monetaria mediante
Letras (en especial las Leliq, que se entregan a los bancos) y Notas, como
también en forma de pases y otros pasivos financieros.
Una cantidad que es tan, o más, significativa que los billetes en circulación,
y que debería sumarse a la "cuenta" del dólar de
convertibilidad.
"Si el dólar de convertibilidad se saca solamente con la base monetaria,
la verdad es que no significa nada ese resultado. Porque hay otros pasivos en
el Banco Central, que son
más importantes que esa variable, ya que tienen el mismo tamaño, como la deuda
remunerada, pases pasivos o Leliqs", dice a iProfesional el economista
Aldo Abram.
Ahora bien, si esos pasivos financieros se suman a los pesos circulantes del
sistema, el total resultante brindaría una idea más acertada del precio
"real" del dólar.
Es decir, los analistas
afirman que a la "cuenta de Cavallo" que toma los pesos de la base
monetaria se le deben sumar también todos los pesos que fueron
"transformados" en títulos de muy corto plazo, que pueden volver a su
formato original (billetes) en lo inmediato.
De esta forma, se obtiene una cotización
del tipo de cambio de convertibilidad de alrededor de $72, que representa un
valor que es 18% mayor que el del billete mayorista (supera los $61). Se
ve en la siguiente cuenta:
-Base Monetaria (BM) a
inicios de febrero: $1.813.619 millones.
-Leliq (a inicios de febrero):
$1.403.625 millones.
Menos
reservas, ¿dólar más caro?
Algunos analistas ponen
en discusión el valor teórico de la "Fórmula Cavallo", e incluso
afirman que debería ser mucho más elevado el precio de equilibrio del dólar. Consideran que no
todas las reservas informadas por la autoridad monetaria están disponibles, ni
son "cash", para "defenderse" de una corrida cambiaria.
Claro, esta corrida es complicada que pueda ocurrir hoy por hoy en la práctica,
teniendo en cuenta que existe un cepo cambiario.
Hay que tener en cuenta las reservas
disponibles (cash) del Banco Central para afrontar una posible
crisis de demanda de divisas resultan ser bastante inferiores que los más de
$44.000 millones que informa en su balance. Por lo que la ecuación puede cambiar
radicalmente.
En concreto, según la Fundación Libertad y Progreso, descontando los billetes
pertenecientes a los privados, swaps y otros títulos, hoy los dólares disponibles por el BCRA son apenas
u$s11.000 millones.
Por lo tanto, si se tiene en consideración ese dato, la cuenta de "dólar de
convertibilidad" arroja que se debería pagar $290 por cada billete verde
para que haya un respaldo total con las divisas que posee la autoridad
monetaria.
"El dólar de convertibilidad
es cuánto debe valer la divisa en función de la base monetaria, pero hoy no se
puede tomar en cuenta porque Argentina no tiene disponible nada en dólares,
debería valer como $500", alerta Marcelo Trovato, analista de mercados.
Es decir, teniendo en cuenta las distorsiones económicas, deuda con el FMI y
acreedores, pasivos monetarios en pesos y el cepo cambiario, es claro que el precio de dólar de convertibilidad no se reflejará en
las pizarras oficiales, pero si las distorsiones continúan y se agravan en el
tiempo, puede empezar a acercarse el valor del billete paralelo a este
referente.
Esto se refleja en el hecho que desde el punto de vista del comercio exterior
hoy existen varios tipos de cambio en vigencia, porque "los derechos de
exportación son muy diferentes según la mercadería, y por el llamado dólar solidario para el
turismo argentino en el exterior, por lo que resulta muy difícil establecer un
tipo de cambio ajustado o de equilibrio para el mediano plazo del país",
resume a este medio Marcela Cristini, economista de FIEL.
La gran cantidad de cotizaciones que
existen para el dólar, "crea más problemas y distorsiones, porque genera
mercados paralelos que hacen que la efectividad de las medidas económicas
del Gobierno se reduzcan", completa a iProfesional el
economista Claudio Loser, que trabajó 30 años en el FMI.
Incluso, con esta situación tan frágil para la economía y con la mirada atenta
en la suerte de la renegociación de la deuda, "es más probable una mega devaluación
con licuación de pasivos", dice a iProfesional Natalia Motyl,
economista de la Fundación Libertad y Progreso.
De darse, esto aproximaría la cotización al dólar de
convertibilidad, de un precio más alto, y terminaría reforzando su vigencia.
A
dónde va el dólar
Para Motyl, hoy "la
principal preocupación debería ser cómo resolver el problema de confianza en
nuestra moneda. Nadie quiere pesos,
sacando el factor estacional, su demanda está cayendo en picada. Es un problema
de expectativas".
En ese sentido, Beker indica que el tipo de cambio oficial se irá ajustando
gradualmente en función de la inflación, y considera que, más allá de los desfasajes, hoy "está
adelantado cerca de un 20% respecto al que rigió en diciembre de 2015,
luego del desmantelamiento del anterior cepo cambiario".
Por lo tanto, considera que cabe esperar que el Banco Central "lo
ajuste por debajo de la inflación por un tiempo".
Lo concreto es que hay demasiadas variables inestables y condiciones que pueden
definir el futuro de la economía. En este marco, el dólar de convertibilidad
sigue siendo uno de los mejores referentes para conocer el precio que debería
tener el apetecible billete estadounidense.
|