Por Juan Strasnoy Peyre - La
renegociación de la deuda acelerará su ritmo durante las próximas dos semanas,
cuando se inicien las reuniones formales entre el Gobierno y los representantes
de los acreedores privados. En ellas se pondrán sobre la mesa los elementos
principales de la oferta concreta de reestructuración, que el Ejecutivo
presentará en la segunda semana de marzo, sobre la base de los escenarios
fiscales que anunció el ministro de Economía, Martín
Guzmán, el
miércoles pasado en el Congreso.
Las
conversaciones con los privados tendrán como marco la señal de austeridad que
dio el Gobierno con un aumento
global del gasto previsional algo menor al que hubiera correspondido con la fórmula de
movilidad suspendida aunque neutro en términos fiscales si se cuenta el bono de
enero, luego de que Guzmán hablara de un sendero hacia un superávit fiscal en
2023, y la visita de la misión del Fondo Monetario Internacional en el país,
que se extenderá hasta este miércoles.
Si bien estuvieron atravesados por los cruces entre la vicepresidenta Cristina
Fernández de Kirchner y el vocero del organismo, Gerry
Rice, respecto
de la posibilidad o no de que se avance en una quita de capital en el stand by
luego de que el propio FMI violara
su estatuto al financiar la fuga de capitales, lo cierto es que los encuentros
entre los enviados y los funcionarios versaron sobre la propuesta oficial
limitada a postergar
tres años el repago de los USD44.000 millones.
La misión
encabezada por Julie Kozack, número dos del Fondo para la región,
y Luis Cubeddu, el jefe del caso argentino, ya se reunió con Guzmán y con los
ministros de Desarrollo Productivo, Trabajo y Desarrollo Social, Matías
Kulfas, Claudio Moroni y Daniel Arroyo, respectivamente. Entre hoy y el miércoles, se
esperan encuentros con la titular de la AFIP, Mercedes
Marcó del Pont,
y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.
Una fuente del FMI le
dijo a BAE
Negocios que,
pese al fuego discursivo, "las reuniones fueron muy cordiales,
constructivas y colaborativas". Y remarcó que "permitieron al equipo
tener un mejor y más detallado entendimiento del programa económico y las
prioridades del gobierno argentino".
Además, confirmó que esta semana el organismo emitirá una declaración sobre los
avances durante la visita.
El Gobierno espera conseguir que el Fondo también declare como insostenible la
deuda soberana. Sería una herramienta a su favor a la hora de presionar a los
bonistas con la posibilidad concreta de un default en caso de que no haya
acuerdo antes del 31 de marzo.
Las conversaciones entre funcionarios y grandes fondos subieron de tenor
luego de las trabas al reperfilamiento voluntario del AF20. Durante la
presentación de los lineamientos del plan de sustentabilidad, Guzmán habló de
una "reestructuración profunda" y dijo que "habrá frustración en
los bonistas".
Las cartas comenzarán a develarse en el roadshow que comenzará esta semana.
A su término, Economía elaborará un informe en base a los comentarios de los
tenedores.
Para ganar "poder de veto" sobre la oferta final, producto del
alto piso de consenso para avanzar en un canje que imponen las cláusulas de
acción colectiva de los títulos bajo legislación extranjera, los grandes fondos
comenzaron a agruparse y a contratar representantes comunes.
La asociación que más preocupa en el Ejecutivo es la de Fidelity, la
firma que bloqueó la postergación del BP21 en la provincia de Buenos Aires, y
Blackrock, uno de los peces más gordos de Wall Street. Según estimaciones del
mercado, entre este último fondo de inversión, Templeton, Pimco y Ashmore
concentran cerca del 50% de los títulos a reestructurar.
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