Por Pablo Wende - La tasa que cobran los bancos por financiar el
consumo está en el ojo de la tormenta. Para el Central, las entidades no
terminan de trasladar a sus clientes la fuerte reducción que ya llevó adelante
en la tasa de referencia de las Leliq, que pasó de 63% anual a sólo 44%. Si bien la
mayoría de las entidades lanzaron líneas para pymes a bajas tasas, se trata de financiamiento de corto plazo y
muy acotado a un sector. El objetivo es que haya más crédito que ayude a las
familias a financiar el consumo e incluso a refinanciar deuda tomada a elevados
rendimientos.
El titular del BCRA, Miguel Pesce, y parte de su directorio ya adelantaron a los
principales ejecutivos de las cámaras bancarias que analizan distintas opciones
para ponerle algún tope al costo del crédito bancario, en particular préstamos
personales. Esa eventual “tasa máxima” tendría
automáticamente un impacto sobre los rendimientos que se cobran por financiarse
con tarjeta de crédito. Según la actual ley de Tarjetas, el
costo no puede superar en un 25% lo que se cobra por las líneas de préstamos
personales.
Las entidades bancarias se
toman la amenaza del titular del Central en serio, pero creen que en realidad
se trata de una presión para que baje más rápido la tasa destinada a préstamos
al consumo. Hasta ahora, la disminución de costos se notó más que nada en
líneas de cortísimo plazo, como descuentos de cheque y líneas de capital de
trabajo para empresas.
Los bancos de Adeba
(entidades privadas de capital local) habían anunciado el lanzamiento de una
línea de préstamos personales a tasa del 45%. Pero el monto anunciado fue
exiguo, apenas $ 4.000 millones entre todos. Fue un primer
intento por alinearse a los pedidos del BCRA, pero quedó a medio camino
respecto a las expectativas oficlales. Sin embargo, un préstamo personal para
un cliente que cobra cuenta sueldo en cualquier entidades (es decir el segmento
más seguro de todos) no baja todavía del 60% anual en pesos.
El foco de la conducción
monetaria está puesto en que el consumo empiece a recuperarse, lo que es clave
en principio para poner en marcha la reactivación de la economía. El stock de
préstamos se redujo a un ritmo récord en 2019, por dos fenómenos simultáneos:
el acelerado aumento de la inflación y un “desvío” de los recursos de los
bancos hacia las Leliq, a partir de altísimas tasas de interés que llegó a
pagar el BCRA el año pasado.
Pero los banqueros consideran
que ya están haciendo un esfuerzo significativo. Y en particular se refieren al programa
"Ahora 12″: “Los bancos somos los que absorbemos la tasa para que las
cuotas lleguen sin interés al público. La mitad de todo lo que se paga con
tarjeta en cuotas es a través de este esquema”, explican.
Además se quejan de que muchos de los productos que se venden a través del
Ahora 12 son importados, cuando el objetivo es financiar artículos de
producción nacional.
Además, en la entidades plantean que sería
extremadamente negativo “topear” (es decir ponerle un tope) a las tasas de
interés. El argumento es conocido: si se quiere controlar un precio, tarde o
temprano terminará resintiéndose las cantidades vendidas. En otras palabras, si
se obliga a ofrecer tasas de demasiado bajas, las entidades estarán dispuestas
a prestarles a unos pocos.
El tema no sólo preocupa a la
industria bancaria. Una medidas de estas características afectaría también a
las entidades que se dedican a dar crédito pero por afuera del sistema
bancario. En este segmento los rendimientos son sensiblemente más altos porque
se presta a población mucho más riesgosa desde el punto de vista crediticio. Si
se baja “por decreto” esa tasa, posiblemente buena parte de los tomadores
actuales no llegarían a calificar para recibir un préstamo.
Desde el BCRA aseguran que los bancos tienen
margen para bajar más la tasa que cobran por préstamos personales ya que se ha
reducido significativamente el costo de fondeo. La tasa de plazo fijo ya está
en prácticamente todos los bancos por debajo del 35% anual, cuando
antes de fin de año llegaban a pagar arriba del 55%. Pero este fondeo más
barato aún no se terminó de trasladar a la cartera activa de las entidades.
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