Por Liliana
Franco - La misión del Fondo Monetario
Internacional dejará hoy la Argentina rumbo a los Estados Unidos, tal como
estaba previsto. Previamente se conocerá un documento donde analizará el
resultado de las diferentes reuniones mantenidas con distintos funcionarios del
Gobierno y que seguramente servirá de base para el encuentro entre el ministro
de Economía, Martín Guzmán, y la titular del organismo, Kristalina Georgieva,
en la cumbre del G-20 en Riad el fin de semana.
La delegación
del FMI estuvo
encabezada por la directora adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, y el jefe de la misión para la
Argentina, Luis Cubeddu.
Durante una semana los funcionarios
internacionales se interiorizaron del plan económico del Gobierno argentino. En este marco
mantuvieron reuniones con el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo,
quien le hizo un cuadro de situación de la pobreza, los planes en marcha, en
particular la tarjeta alimentaria.
La preocupación sobre el impacto
social es un tema que fue incorporado por el FMI en el acuerdo firmado por el
Gobierno de Mauricio Macri estableciendo incluso una cláusula que permitía que
si la situación empeoraba podían ampliarse los fondos destinados a gastos
sociales del 0,2% al 0,3% del PBI. Resultaría raro que hoy el Fondo se opusiera
a ampliar las partidas para la asistencia social considerando que la economía
argentina no crece desde los últimos años.
Otra de las reuniones que mantuvieron fue con el
ministro de Desarrollo Productivo, Matías
Kulfas, donde se analizó, entre
otros puntos, la cuestión de las tarifas de servicios públicos y de las
conversaciones mantenidas surgió que la intención oficial es la de descongelar
a partir de junio el precio de las tarifas. Al respecto, y como anticipó este
diario hace un par de semanas, en el Gobierno ya se trabaja en un esquema de
aumentos con el objetivo de que “paguen más los que más tienen”.
En la Casa Rosada saben que una parte
del voto de clase media que allá por 2015 supo apoyar a Macri, también lo
abandonó cuatro años después, entre otros temas, por el impacto negativo que
tuvieron los aumentos tarifarios que excedieron holgadamente la inflación acumulada
durante la gestión del Gobierno de Cambiemos.
Por esta razón, se trabaja en un
esquema por el cual las tarifas no tienen que ser un peso importante en los
gastos tanto de hogares como de empresas y comercios, aunque se privilegiará no
sólo a los sectores de menores recursos que cuentan con tarifas sociales, sino
que se contemplará la situación de los sectores de la clase media y de pequeños
comercios y empresas.
Tanto el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, como la titular de la Afip, Mercedes
Marcó del Pont, también mantuvieron encuentros con los funcionarios del Fondo,
donde los tópicos de conversación versaron en el primer caso sobre la política
monetaria, cambiaria y la situación del sistema financiero local. En tanto, con
la titular del organismo recaudador se analizó la marcha de la recaudación
fiscal y el costo de la moratoria, entre otros aspectos.
La misión del Fondo “no tiene el
propósito de llevar adelante una revisión técnica, sino de interiorizarse sobre
los planes del Gobierno en materia económica y del manejo de la deuda”,
se indicó y estando en Buenos Aires presenció el intercambio de opiniones entre
la vicepresidenta Cristina de Kirchner y las autoridades del FMI.
Concretamente, la expresidenta acusó
al organismo de una doble moral al sostener que “el estatuto del Fondo prohíbe
la quita (de capital), pero también prohíbe prestar para fugar capitales”,
señaló. Al tiempo que considero que sería correcto que el Fondo aceptase una
quita de capital del préstamo que otorgó a la Argentina.
Unos días después el propio Alberto
Fernández respaldó esta postura al afirmar que Cristina “dijo algo que es
absolutamente cierto: planteó que si el Fondo fue capaz de hacer abstracción de
sus normas internas para financiar la fuga de divisas, bien podría hacer
abstracción ahora de la norma que dice que no se pueden hacer quitas”.
Sin embargo, esta petición resultaría
bastante difícil de prosperar pues es una decisión que deberían tomar los
países (que son los accionistas del FMI) y, no parece ser un tema que esté en
carpeta de alguno de los miembros del organismo. Como para cerrar el tópico
Kristalina Georgieva, el domingo, descartó la viabilidad del pedido. Según
comentarios tanto a nivel oficial como trascendidos por parte del FMI, las
reuniones fueron “muy productivas”.
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