Por Martín Kanenguiser -
El paso del Fondo Monetario
Internacional (FMI) por la Argentina le dejó al Gobierno un sabor muy dulce por
haber logrado que el organismo dijera lo que quería escuchar: que la deuda no
es sustentable.
Pero, más allá de la letra del comunicado, ¿cambió el FMI su
posición tradicional? ¿Apoyó el pedido del Gobierno de postergar el pago de los
USD 44 mil millones que le debe? ¿Cree que el Gobierno tiene un plan para que
la economía pueda volver a crecer?
Las respuestas a estas preguntas pueden hallarse si se lee
entrelíneas el comunicado de la misión técnica que vino a dialogar y no a
negociar un nuevo acuerdo con el organismo multilateral. Por esta razón, faltan
exigencias que habitualmente aparecen por parte del organismo, como la
evaluación de las metas fiscales, clave para saber si el país puede repagar o
no su deuda.
En una segunda
lectura del comunicado aparecen 10 conclusiones tajantes:
“El personal del
FMI tuvo reuniones muy productivas con las autoridades argentinas sobre sus
planes y políticas macroeconómicas, cuyos lineamientos han sido reiterados la
semana pasada por el ministro de Economía, Martin Guzmán, en su presentación en
el Congreso de la Nación”.
1-La fórmula del Frente de Todos había tenido una retórica muy beligerante con el Fondo
desde la campaña electoral y este elogio inicial se entiende porque, en las reuniones desarrolladas en Buenos
Aires, no se percibió esa hostilidad. En ningún momento estuvo en
la mesa el planteo de la vicepresidenta Cristina Kirchner, respaldado por el presidente Alberto Fernández, de plantear
una quita a la deuda argentina con el Fondo por haber permitido la “fuga de
capitales”. Y de hecho el Gobierno
tiene previsto pagarle al FMI los USD 1600 millones en intereses previstos para
este año.
“Compartimos el objetivo general de las
autoridades de restablecer el crecimiento y reducir la pobreza, y al mismo
tiempo fortalecer los equilibrios fiscal y externo”.
2-El lenguaje del Fondo se suele adaptar al de los gobiernos
que lo reciben. Tiempo atrás apoyaban el planteo de política económica del
gobierno de Mauricio Macri y ahora lo hacen con el de Fernández. El objetivo del organismo es cobrar su
deuda y siempre podrá decir, como lo desean los diferentes gobiernos, que las
medidas las deciden los países (“Ownership”) y no Washington.
"Las
autoridades argentinas están actuando para resolver la difícil situación
económica y social que enfrenta el país. Han implementado un conjunto de
medidas para atacar la problemática de la pobreza y estabilizar la economía. Se
ha buscado aumentar la recaudación en parte para financiar un mayor gasto
social, que por lo general está dirigido a atender las necesidades de los más
vulnerables”.
3-El apoyo del FMI a
medidas para frenar el aumento de la pobreza no son nuevas: en el
programa firmado con el gobierno de Macri había un porcentaje específico de los
recursos girados desde Washington destinados a programas sociales.
“Las reservas
internacionales y el peso se han estabilizado con el apoyo de los controles de
capital y el superávit comercial. La inflación y las expectativas de inflación
han bajado en los últimos meses, pero esfuerzos adicionales serán necesarios
para reducirlas aún más desde sus altos niveles actuales”.
4-El FMI comparte el diagnóstico de gran parte de los
analistas y de la oposición: se
detuvo la posibilidad de una peligrosa aceleración inflacionaria con el cepo y
otros controles, el aumento de impuestos y el congelamiento de la
fórmula de movilidad jubilatoria. Pero
esto no implica que el Gobierno haya derrotado la inercia inflacionaria y el
verdadero desafío se verá cuando se empiecen a descongelar las tarifas y otros
precios a mitad de año.
“Las autoridades también se encuentran en un
proceso para garantizar una resolución sostenible y ordenada de su situación de
deuda. El personal del FMI notó que la capacidad de enfrentar el nivel y el
servicio de la deuda pública de Argentina se deterioró significativamente en
comparación con el último análisis de sostenibilidad de la deuda del FMI,
publicado en julio de 2019, en el contexto de la Cuarta Revisión bajo el
Acuerdo Stand-By”
5-Esta definición no
es novedosa. Por el contrario, el Fondo había arribado a este mismo diagnóstico
el año pasado y por esta razón frenó los últimos desembolsos del préstamo de
USD 57 mil millones acordados con la Argentina. El nuevo gobierno
expresó que no quería este dinero,
pero en realidad, para pedirlo, debería cumplir con una serie de
requisitos que al Fondo le hagan pensar que puede devolverlos. El
ministro tampoco dijo todavía cómo piensa devolver los USD 44 mil millones que
sí llegaron a la Argentina; es decir que, más allá de los festejos en la Casa
de Gobierno, un acuerdo formal entre las dos partes todavía está lejos.
“Además, dadas
las profundas dificultades de financiamiento que surgieron, desde agosto 2019
se han adoptado medidas para mitigar la fuga de capitales y extender el
vencimiento de ciertas deudas. Al mismo tiempo, se ha tenido que recurrir al
Banco Central para financiar parte del déficit fiscal”.
6-El apoyo del
Fondo a las medidas de control de capitales no es novedoso. Hace varios años
que revisó su concepción más clásica que predicó en la década del 90 y
acepta que los controles sirven, aunque también, como sostienen muchos
economistas, el problema no es
implementar los controles, sino saber cómo reducirlos en forma ordenada para
fomentar la inversión y el crecimiento.
“El personal del
FMI ahora evalúa que la deuda de Argentina no es sostenible. Específicamente,
nuestra visión es que el superávit primario que se necesitaría para reducir la
deuda pública y las necesidades de financiamiento bruto a niveles consistentes
con un riesgo de refinanciamiento manejable y un crecimiento del producto
potencial satisfactorio no es económicamente ni políticamente factible”.
7-El mensaje de este párrafo implica una ratificación del término fetiche del ministro Martín Guzmán:
“La deuda no es sostenible”. Vale reiterarlo, justamente por esta razón el
Fondo no le prestó más dinero al país. Y tampoco confía en que el Gobierno esté
en condiciones de recuperar el equilibrio fiscal con la rapidez necesaria como
para pagarla. Es decir, cree que
las medidas adoptadas son necesarias, pero no suficientes.
“En consecuencia, se
requiere de una operación de deuda definitiva, que genere una contribución
apreciable de los acreedores privados, para ayudar a restaurar la
sostenibilidad de la deuda con una alta probabilidad. El personal del FMI hizo
hincapié en la importancia de continuar un proceso colaborativo con los
acreedores privados para maximizar su participación en la eventual operación de
deuda”.
8-La postura del
Fondo de pedir quitas al sector privado en las reestructuraciones de deuda
tiene un historial de, al menos, un par de décadas, por lo que tampoco en este
párrafo aparece ninguna innovación conceptual. Cuando negoció el aporte para el “blindaje”
en el gobierno de la Alianza, el FMI consideró que los acreedores privados
debían hacer su propio aporte a través del “Private sector
involvement”. Y cuando el país
cayó en default en 2001, no intercedió en favor de los bonistas porque el
Tesoro de EEUU opinó que debían aceptar una fuerte pérdida por haberle prestado
dinero a un país insolvente. Ahora el FMI reiteró que quiere cobrar el
100% y que, como no hay recursos suficientes, quienes deben aceptar una quita son los bonistas que no le prestaban al
país desde principios del 2017 mientras el Fondo evitaba con sus recursos que
se produjera un default. Esto
no implica que los acreedores acepten una quita significativa, ya que podrían
optar por esperar y cobrar más adelante, con una oferta mejor o por medio de un
juicio.
“El personal del
FMI y las autoridades continuarán dialogando estrechamente a medida que las
autoridades continúen avanzando en la concreción de sus planes y políticas
económicas”.
9-El FMI tuvo estos días el privilegio de ver las proyecciones que el Gobierno todavía no le
mostró al resto de la sociedad en términos del déficit fiscal,
crecimiento económico, inflación y tipo de cambio, entre otras variables. Pero
todavía queda por comprobar si estas cifras son verosímiles. Por esta razón el comunicado no menciona la
existencia de un plan económico consistente.
“En el contexto de la próxima reunión de
Ministros de Finanzas del G20, la Directora Gerente del FMI, Kristalina
Georgieva, se reunirá con el Ministro de Economía, Martín Guzmán, a efectos de
definir los próximos pasos de la relación entre el FMI y la República
Argentina”. 10-Este párrafo final deja en claro que no hubo diálogo entre ambas partes sobre una
negociación formal, pero que el diálogo comenzó en buenos términos. No es poco
haber arrancado con el pie derecho, pero tampoco es demasiado como para festejar.
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