Por Claudio Zlotnik - Dentro de
dos semanas, como máximo, Miguel Pesce, titular del BCRA, le entregará en mano
al Presidente un informe con el detalle de la deuda contraída durante los años
de Mauricio Macri. Alberto Fernández
quiere saber "qué pasó con los capitales" que la Argentina tomó
durante 2015-2019.
El planteo presidencial fue uno de los escasos anuncios económicos durante el
discurso de apertura de las sesiones ordinarias, ante la Asamblea Legislativa.
Según pudo saber iProfesional, un equipo
de técnicos del Banco Central viene trabajando en una investigación sobre los
recursos que ingresaron a la Argentina durante los últimos años.
El objetivo de la decisión es netamente político: el Gobierno pretende poner en
blanco sobre negro el problema de la deuda.
"La deuda pública que heredamos es, sin lugar a dudas, el mayor escollo
que enfrentamos", mencionó Alberto F. durante el discurso en el
Parlamento.
En ese contexto, anunció que "el Banco Central está analizando qué pasó
con los capitales" en los últimos años. "La deuda es impagable",
diagnosticó justo antes de recordar que el propio Fondo Monetario Internacional
aseveró, la semana pasada, que la deuda de la Argentina "es
insostenible".
Fernández dio una pista de lo que podría determinar el informe del Banco
Central. Fue cuando consideró que el
endeudamiento de los últimos cuatro años fue "sólo para beneficio de los
especuladores y prestamistas".
Una alta fuente del BCRA, al tanto de la investigación en curso, mencionó, en
diálogo con iProfesional, que "en ese proceso fue determinante la fuga de
capitales".
El informe es esperado en la City. El
BCRA deberá decidir si divulga los nombres de bancos y agentes financieros que
se dolarizaron durante la crisis que explotó en abril de 2018.
Hasta después de las Primarias de agosto último, en la Argentina existió el
libre movimiento de capitales, con lo cual eso no implicó un dolo para las
arcas públicas. Pero desde ayer había inquietud entre financistas para conocer
el tenor de ese reporte.
Fuga y pesada herencia
a idea de la Casa Rosada es doble: por un lado, destacar que
la herencia recibida del macrismo en el tema deuda luce inviable y
condicionante del futuro. Y que, para peor, se
afianzó en un proceso de fuga de capitales que, lejos de impulsar al país, lo
hundió.
"Debemos saber lo que pasó, quiénes permitieron que ello suceda y quiénes
se beneficiaron con esas prácticas. Necesitamos no hacernos los distraídos ante
lo ocurrido porque el riesgo que acarrea tal distracción es la concreción de un
daño inmenso que deberían soportar varias generaciones de argentinos",
sostuvo el jefe de Estado.
"Nunca más a un endeudamiento insostenible", completó en medio de
numerosos aplausos de la bancada oficialista.
Por el otro lado, el objetivo de la Casa
Rosada es salir al cruce del relato de los funcionarios de la administración
anterior, que habían difundido que casi la totalidad del endeudamiento sirvió
para cancelar deuda vieja.
Un informe de la Universidad de Avellaneda sobre la deuda pública recopiló que
entre 2015 y 2019, los pasivos nominados en moneda extranjera se incrementaron
en 87.000 millones de dólares ( 54 por ciento).
En tanto, la deuda protegida por tribunales extranjeros (emitida en general
bajo legislación de Nueva York) creció en u$s76.500 millones ( 116%) desde 2015
y hasta fines de 2019, según detalla el reporte de la Undav.
Sobre la utilización de las divisas tomadas durante aquellos años, el último
ministro de Economía de la administración Cambiemos, Hernán Lacunza, había
asegurado: "La deuda no tiene nada que ver con la fuga. La deuda se usó
para financiar el déficit fiscal".
"El 90% de los desembolsos se usaron para pagar deuda, mayormente con
acreedores privados. La deuda es consecuencia del déficit", había
contemplado Lacunza.
El debate sobre el peso de la deuda, como se recuerda, ya había aparecido
durante la campaña electoral. Ahora volvió. Con otra relevancia ya que
Fernández utilizó la cadena nacional y a la autoridad del Banco Central para
reforzar sus argumentos.
En un par de semanas estarán los detalles. IPROFESIONAL
Deuda: coronavirus y colapso de los mercados amenazan con
frustrar los planes del Gobierno y crece el riesgo de default
Por Leandro Gabin -
La intrincada situación de la deuda argentina se enfrenta, ahora, ante un
verdadero "Cisne Negro". El brote a nivel mundial del coronavirus,
que si bien todavía no es considerada una pandemia pero que podría serlo en el
corto plazo, golpea la economía mundial y a los mercados.
En el medio, el Gobierno tiene que salir a presentar una
oferta para que los acreedores acepten no cobrar sus bonos y tomen una quita
importante en sus tenencia. El riesgo
real es que la estrategia fracase y que el país termine en un default
indeseado.
La situación, que ya era compleja porque Alberto Fernández
no genera confianza entre los inversores (en parte porque no presentó un plan
económico coherente), se agrava ante la
ola de pánico que viven los mercados del mundo por estos días.
"Afecta a la Argentina
por varias razones. En este contexto, los grandes inversores tienen otras
preocupaciones y el país es un detalle muy pequeño. Esto puede alargar los
tiempos de la reestructuración y dificultar la negociación, entre otras
cosas", dijo a iProfesional Jorge
Piedrahita, CEO de Gear Capital, desde Nueva York.
El nuevo "cisne
negro"
En Wall Street creen
que a Martín Guzmán le tocará surfear ante este "cisne negro" que se
presenta en los mercados. ¿Qué es esto? Es una teoría que desarrolló el
economista Nassim Nicholas Taleb, que en el ámbito económico, describe aquellos
sucesos que ocurren por sorpresa, que ningún analista había previsto ni tenido
en cuenta porque, a priori, eran improbables y que, para bien o, generalmente
para mal, terminan teniendo un gran impacto y repercusiones
trascendentales.
¿Qué tiene que ver con la propuesta que puede llegar a
presentar Martín Guzmán? El ministro de Economía claramente creía (o todavía
cree) que los acreedores tienen que pagar el mayor costo para que la deuda
argentina sea sustentable.
Pero si antes era una
jugada riesgosa, con el mercado "viendo para otro lado" ante una
crisis global, seguramente la rechazarán sin demasiadas intenciones de
negociar. El peso de los bonos argentinos en la cartera de los fondos es muy
menor.
"No le van a dar mucha importancia al caso argentino si
ven que se desploman todas sus otras inversores que representan el 95% de la cartera.
Lo que tienen de Argentina en los portafolios es la nada misma, y si esto se
complica aún más, entonces no va a ser prioridad el tema de la deuda",
avisaba un experimentado operador desde Manhattan.
Para el CEO de Gear
Capital, Guzman tiene una tarea muy difícil. "Los tiempos autoimpuestos
por el Gobierno son imposibles de cumplir. Aun no hay un plan económico
coherente lo cual es una condición necesaria pero no suficiente para una
reestructuración", agregó.
"Argentina está en medio de una renegociación de la
deuda con acreedores privados y con el Fondo Monetario. Naturalmente, el riesgo
o el ruido global que genera la incertidumbre causada por el coronavirus no
ayuda en ese proceso de definiciones", indicó Claudio Irigoyen, jefe de
Economía y Estrategia de Renta Fija y Variable para América Latina en el Bank
of America Merrill Lynch en una entrevista con CNN.
La clave pasará por cómo siga el temor mundial por el
coronavirus, además obviamente lo que haga Economía para presentar una oferta
no tan agresiva y plan económico que convenza hacia adelante.
No cayó para nada bien en Nueva York es pésimo dato fiscal
de la semana pasada cuando se vio un déficit de casi $4.000 millones con un
aumento del gasto del 50%. El Citi, una de las entidades que pelea para entrar
al negocio de la reestructuración de la deuda como banco asesor, afirmó a sus
clientes que con el financiamiento
limitado que tiene el Gobierno, ampliar el déficit conducirá a mayor impresión
de dinero. O sea, prevén que Guzmán cubrirá los baches presupuestarios con la
"maquinita" del BCRA.
La situación fiscal no convence a los inversores, tampoco el
plan económico que -si existe- está guardado bajo siete llaves. Guzmán juega al
secretismo y eso pone los pelos de punta para los inversores. Ante la falta de
novedades concretas y el creciente temor mundial por el coronavirus, se agranda
la incertidumbre por el resultado de la deuda argentina.
Diego Ferro, presidente de M2M Capital desde Nueva York dice
que el tema argentino es muy idiosincrático y que tiene menos que ver con lo
que suceda en el mercado. "Pero es cierto que el ruido distrae a los
inversores. Ese es el punto, la distracción que esto genera. Pero Argentina es un problema, no una oportunidad de
inversión en este momento", afirmó Ferro.
Un punto a favor
Que baje la tensión en los mercados del mundo podría ayudar
al plan Guzmán. La semana que pasó dejó rojos del 11% para el S&P500, la
mayor desde el 2011. El indicador está 13% por debajo de su máximo del 9 de
febrero pasado.
Pero el dato positivo para
la Argentina es que los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos
están bajísimos. Como hay pánico, los inversores compran los bonos americanos
produciendo una caída en los rendimientos.
Si el mundo paga poco por la deuda, la comparación con la
Argentina (que tiene tasas altísimas)
generan ciertos incentivos. Alberto Bernal, jefe de estrategia de XP
Investment, cree precisamente eso.
"No creo que el tema del coronavirus complique tanto el
tema de la deuda. Hasta quizá ayude por la brutal caída de los
rendimientos", dice Bernal que además estima que las caídas de las bolsas
servirán para que el mercado depure y luego intente volver a niveles elevados.
"Habrá un re-run como sucedió con el SARS", advirtió.
Sin embargo, por ahora el
malhumor global golpea los activos argentinos y el peligro es que los bonos
caigan a precios tentadores para los fondos buitre. Si los bonos cotizan al 40%
de su valor, todavía los fondos de inversión los mantienen en carteras.
Pero si van hacia el 30% ahí seguramente saldrán a venderlos
y los comprarán inversores con ánimos de bloquear la reestructuración. Se sabe
que hay al menos dos grupos que se armaron para aglutinar fondos buitre en la
saga de la deuda. Contrataron a abogados con experiencia en el default anterior
y estuvieron comprando Discount y Par.
¿Por qué? Estos títulos tienen cláusulas de aceptación más
desventajosa para el país. Argentina necesita tener el 85% para que el resto de
esta emisión tenga que sumarse a pesar de que no quiera. Por eso, si los fondos
se juntan y compran el 30% de la emisión tendrán mucho mayor poder de
lobby.
"Que aparezcan los fondos buitre siempre son una
posibilidad. Uno podría argumentar que a estos precios los tenedores actuales
saben perfectamente lo que están haciendo y no es nada obvio que si los precios
siguen bajando estarían dispuestos a vender a estos tipos de fondos. La negociación va a ser complicada,
independientemente de esto, y tiene que ver con la decisión de Argentina de
mostrar lo antes posible un plan coherente", señaló Irigoyen.
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