Por Pablo Wende - Con la
designación de los bancos colocadores y la visita de la misión técnica del FMI
se aceleran los tiempos para la renegociación de la deuda. Y la expectativa de
los inversores de a poco comienza a levantar. Ahora el consenso del mercado es que los
bonos argentinos tienen un piso muy firme en estos niveles, por lo que no es
recomendable salir a vender antes de que se conozca oficialmente la propuesta y
arranque la negociación formal.
Balanz, una de las principales sociedades de Bolsa (Alyc)
del mercado local, opinó en esa dirección en un reporte distribuído entre
clientes: “Compartimos el consenso de los inversores en
general de que el Gobierno tiene muchos incentivos para evitar un default, lo
que establece un piso para los precios de los bonos en torno a los USD 40 para
los bonos globales largos”. Ése es el nivel al que cerraron
títulos largos como el Global 2046 y 2048.
El
reporte advierte que “los riesgos de ejecución siguen siendo altos” y también
señala que “la forma en que el Gobierno ha estado lidiando con la deuda en
pesos no es prometedora”. Tras la decisión de reperfilar el Bono
Dual que vencía en febrero, ahora la expectativa es que sucederá con un
vencimiento de $75.000 millones del jueves. La buena licitación que realizó
ayer el Tesoro, captando $43.000 millones, mejoró la perspectiva de que se
pueda cumplir con esa obligación en moneda local.
La designación de
los bancos que participarán del proceso también cayó bien entre los inversores. Lazard no sólo asesoró a la
Argentina en 2005, sino que también participó en otros procesos exitosos, como
la renegociación de deuda de Ucrania en 2014.
La elección del HSBC es un caso aparte: el
banco había tenido un fuerte enfrentamiento con el gobierno de Cristina
Kirchner, al punto que el presidente del BCRA, Alejandro Vanoli, removió al entonces número uno del banco inglés, Gabriel Martino, que luego volvió a
presidirlo durante el gobierno de Mauricio Macri. Pero Alberto Fernández decidió dar vuelta la
página y no puso reparos a la hora de designar al banco, que se encargará de
llevar adelante el canje de bonos entre inversores europeos y asiáticos. Al
menos en este caso es muy claro que primó la necesidad de avanzar en forma
eficiente antes que la ideología o la posibilidad de una “bolilla negra”.
La visión de Wall Street es que es casi imposible que el
Gobierno proponga algo por debajo de USD 40, lo que significaría una quita
superior al 50% para los inversores. Cualquier oferta menor sería automáticamente
rechazada y podría estirar mucho los plazos de la negociación, que
según Economía debería estar terminada para el 31 de marzo.
En medio de un contexto en
donde la actividad global ya fue impactada por el coronavirus, sumarle más
incógnitas a los inversores sobre el tema de la deuda no parece la salida más
lógica. No es casualidad que el Presidente haya señalado ante la Asamblea Legislativa
que busca “una solución ordenada” para la crisis de la deuda y que también
procura que la Argentina “salga bien parada”. Ambas declaraciones que buscan despejar del
horizonte la posibilidad de un “default total” de la deuda emitida bajo ley
extranjera.
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