Por Juan Strasnoy
Peyre - La renegociación
de la deuda externa ingresa en su recta final. Entre la
próxima semana y la siguiente, el Gobierno lanzará la oferta
formal de canje para los bonistas, cuya estructura termina de
calibrar por estas horas. Con enviados del FMI y algunos de los
principales fondos de inversión en el país, la gran incógnita es si el ministro
de Economía, Martín
Guzmán, logrará abrochar un rápido acuerdo de reestructuración
sin caer en default, tal como prevé su hoja de ruta. En paralelo, el Ejecutivo
avanza en un plan para ampliar la
captación de recursos desde bancos multilaterales.
En Economía insisten en que la misión del FMI encabezada por Julie Kozack,
subdirectora para la región, y Luis Cubeddu,
encargado del caso argentino, que permanecerá hasta el viernes, es de carácter
netamente técnico. Aunque sobre la mesa de conversación con distintos
funcionarios está el posible esquema de un nuevo acuerdo que contemple el
pedido del Gobierno de posponer al
menos tres años el plazo de repago de los USD44.000 millones del stand by.
Voceros del Fondo confirmaron que esta vez no habrá comunicado.
Aún resta confirmarse la fecha de llegada de una próxima
misión de revisión de las cuentas fiscales, monetarias y externas en el marco
de la consulta del artículo IV del convenio constitutivo del Fondo, que será el
paso previo a cualquier votación de un nuevo
programa en el directorio del organismo.
Más premura hay en cerrar la
reestructuración con los acreedores privados de títulos
argentinos emitidos bajo ley extranjera por unos USD70.000
millones. El cronograma oficial prevé que el proceso termine el 31 de marzo
pero en el mercado creen que se extenderá.
Este martes Economía auió la designación
de Morrow
Sodali como agente de información y les dio tiempo hasta
el 16 de marzo a los tenedores de los bonos para informar sus identidades y
tenencias, con la intención de contactarlos para acercarles la propuesta. Se
trata de un paso fundamental, previo a la presentaciónde la oferta de canje.
Con respaldo del FMI, que declaró
insostenible la deuda y pidió una contribución apreciable de los bonistas,
Guzmán busca conseguir un período de gracia de más de dos ños y una fuerte
quita de capital e intereses, con el objetivo de ganar margen para que la
economía salga de la recesión y recuperar la sustentabilidad para acceder de
nuevo al mercado
El lunes llegaron al país enviados de grandes fondos como Blackrock,
Templeton, Pimco, Greylock y Fidelity, en busca de presionar
para evitar una quita de capital. Aún no hay confirmada una reunión con Guzmán.
En paralelo, y con la variante del default
no descartada por nadie, el Gobierno busca apuntalar su posición en frente a
los bancos multilaterales como vía alternativa para financiar obras públicas
que ayuden a salir de la recesión. La
Corporación Andina de Fomento (CAF), el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) y el Banco Mundial son los apuntados.
Alberto Fernández firmó antenoche un
préstamos por USD700 millones de la CAF para proyectos en educación, vivienda,
sanidad, transporte y energía. Pero la secretaria de Relaciones con las
Provincias del Ministerio del Interior, Silvina
Batakis, le dijo a Télam que el Ejecutivo irá por más y
buscará ampliar el financiamiento de esta entidad a USD4.000 millones en los
próximos cuatro años.
También forma parte de esta estrategia el
impulso argentino de la candidatura del actual secretario de Asuntos
Estratégicos, Gustavo
Béliz, a la presidencia del BID, que tiene una cartera de
USD3.874 millones ya adjudicados al país pero cuyos
desembolsos se freezaron en medio de la crisis.
Además, el Ejecutivo ya nombró como
representante en el Banco Mundial a la economista Cecilia
Nahón, con el objetivo de destrabar giros pendientes por unos
USD3.000 millones.