Por Juan Bergelín - El lunes negro
impactó por distintos frentes sobre la economía local. El desplome del
petróleo, que sufrió su mayor baja desde 1991, amenaza con poner en jaque a los
proyectos en Vaca Muerta y hundió las acciones de YPF en Wall Street, que sólo
en un día perdieron más de 20%.
La aversión al riesgo también gatilló ventas masivas en bonos locales,
con caídas de más del 6% en el precio de los títulos públicos y un salto de
casi el 15% en el riesgo país. Todo esto, mientras el ministro de Economía,
Martín Guzmán, intenta cerrar una reestructuración de la deuda con acreedores
privados.
En el mercado de cambios, en tanto, el Banco Central vendió más de
u$s100 millones para contener la suba del dólar, que en el mercado mayorista trepó
menos del 0,2% y en las pizarras cerró sin cambios. Esta falsa estabilidad de la moneda local, en un
contexto de fuertes devaluaciones en la región, es justamente lo que se
vislumbra como un problema que el Gobierno tendría que enfrentar a futuro.
Ante estas presiones del entorno, ¿es preferible que el BCRA congele el
precio del dólar o que lo deje correr para
amortiguar shocks externos? ¿Se puede ceder competitividad a costa de mantener
a raya la inflación? ¿Cuál es el riesgo de caer en la trampa del atraso
cambiario?
"Si nos enfocamos sólo en lo que pasó este lunes, la apreciación de
Argentina en términos relativos contra cualquier moneda no sería tan
preocupante", analiza Martín Kalos, economista jefe de Elypsis.
"Lo que sí empieza a ser preocupante
es la acumulación de cierto atraso cambiario que todavía se sostiene, porque
partimos de un buen colchón a partir de las fuertes devaluaciones que hubo
desde abril de 2018 hasta ahora", advierte.
En concreto, en la primera rueda de la semana el real brasileño se
devaluó 2,06%, pero acumula en lo que va del año una depreciación del 12%. Un
recorrido similar tuvieron las monedas de Chile, Colombia y el resto de la
región, mientras que el dólar frente al peso local aumentó
4,4% en lo que va del año.
La dualidad que enfrenta el Gobierno
"El BCRA está en una disyuntiva ahora. Por un lado, no va a querer
quedarse rezagado con la depreciación de las monedas de otros países como
Brasil, que es un socio comercial importante. Pero, al mismo tiempo, no puede
convalidar movimientos tan bruscos como los que están teniendo las monedas del
resto de Latinoamérica", sostienen en la mesa de dinero de un banco
extranjero.
Su impresión es que el Gobierno va a volver
a un crawling peg (una devaluación
progresiva y controlada) con el que se va a seguir depreciando la moneda todos
los días, pero de a poquito.
"Si esto se extiende más en el tiempo, imagino que van a acelerar
un poco esta devaluación, pero van a tratar de mantener la volatilidad más
baja", agregan.
El economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, asegura que el Banco
Central se había empezado a dar cuenta en febrero de que el peso empezaba a atrasarse y por eso
convalidó una devaluación lenta pero continua, que en todo el mes fue del 3%.
"Eso en los últimos días se dio vuelta. Es importante no perder
competitividad, principalmente con Brasil", destaca el economista.
Para Rajnerman, en la pérdida de
competitividad con Brasil el margen es muy acotado porque no hay mercado
interno. "Dependemos mucho de las exportaciones y además a Brasil le
vendemos bienes industriales, varios de los cuales tienen un grado de
diferenciación bastante acotado, con lo cual competimos mucho por precio",
describe.
"Tenemos un poco de oxígeno porque el año pasado ganamos mucha
competitividad, pero tampoco hay que dormirse", agrega.
En la misma línea, desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) destacan
el hecho de que en materia de competitividad "hay un claro colchón hacia
la mejora del peso versus el real". Y le ponen
números a la afirmación: en 2018 el peso ganó 153% de competitividad
frente al real y 36% si se mide desde 2019.
"Esto aun cuando en lo que va del año existe un deterioro del 7% (o
mejora en la competitividad de Brasil), debido a una devaluación del 12% en
Brasil y una del 4,2% en Argentina", sostiene el último informe de los
estrategas de PPI. En consecuencia, agrega, "la competitividad con Brasil
aún tiene un techo importante para permitir un deterioro más lento del peso argentino que del real".
Según destaca Gustavo Neffa, socio y director de Research for
Traders, "el mercado cambiario tiene
un cepo, con lo cual no ajusta como el mercado ajustaría el valor de la divisa.
Eso hace que el BCRA sea determinante para la fijación del tipo de cambio, que
es totalmente teórico".
Para Federico Furiase, economista del Estudio Eco Go, la política que
está llevando a cabo el BCRA, de contener la suba del dólar es el costo de tener
inestabilidad nominal, alta inflación y un alto traslado a precios de las
devaluaciones. "Eso hace que ante un shock externo, los vecinos que no
tienen problemas con la inflación devalúen rápido para amortiguar el shock y
nosotros no lo podamos hacer de esa forma. En el mientras tanto se pierde mucha
competitividad", remarca.
"Nuestro sector externo pierde competitividad, y en un contexto más
complicado porque caen los precios de los commodities", agrega.
El modo en que viene operando la mesa de dinero del Banco Central dejó
en claro dos cosas. Por un lado, que a través de pequeñas devaluaciones van a
tratar de que el peso no pierda competitividad frente al resto de la región.
Por otro, que en momentos de fuertes depreciaciones en el mundo van a
privilegiar acotar la volatilidad y resignar competitividad para evitar fuertes
movimientos en el dólar.
Cómo se vivió en el BCRA
El lunes no hubo reunión extraordinaria en el Banco Central y hasta
mantuvieron sus actividades planeadas, como la visita de Dora Barrancos, quien
brindó una capacitación sobre género y la violencia contra las mujeres, en el
salón Bosch. Sí hubo contactos permanentes entre la mesa de dinero y Miguel
Pesce, quien iba informando al resto del Directorio sobre la evolución del
mercado de cambios.
"No vemos con preocupación la
apreciación del peso. No hay problemas de competitividad",
responden en la cúpula del organismo al ser consultados sobre la estabilidad
de la moneda en momentos en que la región acumula fuertes devaluaciones en los
últimos meses.
"Hay una decisión oficial de priorizar cierta estabilidad
macroeconómica para no mostrar nuevos cimbronazos en la economía argentina en
las semanas en que no sólo están intentando renegociar la deuda, sino -además-
en donde se están empezando o deberían empezar algunas negociaciones
paritarias", asegura Kalos.
La idea de pisar al dólar, agrega el economista, es mostrar
números más bajos de aumentos de precios que permiten generar expectativas de
una desaceleración de la inflación, algo que se frenaría si el Gobierno
aumentara de manera relevante el precio del dólar.
"Es una decisión de corto plazo
relacionada con las urgencias y las renegociaciones en curso, tanto de la deuda
como la de salarios. Y no significa que en otro contexto el
Gobierno no pueda corregirse o, al menos, corregir parcialmente este atraso.
Pero se están priorizando ciertas consecuencias por sobre otras", explica
el economista jefe de Elypsis.
Argentina siempre está bajo las restricciones de la frazada corta,
reconoce PPI en su informe. "La política de retraso cambiario tiene un
costo definido de perder reservas de libre disponibilidad, cuando las mismas
son necesarias ante el riesgo de una extensión de las negociaciones de
reestructuración de la deuda", sostiene.
Además, agrega, el BCRA tampoco puede favorecer una aceleración en
el tipo de cambio que luego se deslice hacia los precios internos, con la
consiguiente pérdida de salario real y poder de compra. "Si bien el cepo
no permite que los pesos se vayan a dólares (sólo al MEP o al "contado con
liqui") y del sistema financiero, el exceso de los mismos puede pasar
primero por bienes y, por ende, a inflación", detalló.
En ese contexto, concluye el informe, la única herramienta que tiene el
BCRA es la tasa de interés con varios objetivos: cuidar reservas, mantener la
competitividad y controlar el ritmo de la inflación. "Todas para favorecer
el peso", asegura PPI.
Las cuentas que hacen en un banco de
inversión es que tras las PASO el Tipo de Cambio Real Multilateral se depreció,
aproximadamente, 24%. Y desde ese máximo, que fue el 14 de agosto, hasta hoy,
se apreció 20% en términos reales.
"Se perdió gran parte de la competitividad que se había ganado tras
las PASO", resumen.
Quizá aún no haya atraso cambiario y hasta es posible que en términos
reales el tipo de cambio local siga siendo competitivo. También suena lógica la
preocupación del BCRA por contener al dólar para evitar un rebrote
inflacionario. Sin embargo, es una situación coyuntural, extraordinaria, y no
puede sostenerse en el tiempo.
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