Por Enrique Pizarro
- En principio, el calendario oficial estipulaba que durante la segunda semana
de marzo el Gobierno lanzaría
su propuesta a los acreedores privados para la reestructuración de la deuda
externa. Sin embargo, el Ejecutivo anunció el viernes pasado que postergará la
presentación de su oferta para esta semana. En medio se encuentra el pánico
financiero global por el avance de la pandemia, lo que podría generar más
retrasos en este proceso.
“Lamentablemente,
el coronavirus hará que la negociación se extienda. Será muy difícil que las
negociaciones avancen en este contexto. Por lo menos, hasta que este sismo
financiero por el que estamos atravesando se detenga”, estimó ante El
Economista Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, que afirma que
dicha dilación no le conviene al país.
De acuerdo con el
especialista, las negociaciones se extenderían, pero los vencimientos siguen en
el mismo lugar de siempre. Además, se acercan los vencimientos en pesos, que
serán más difícil de rollear. “Que no haya novedades en este contexto es malo
porque Argentina necesita que la negociación de la deuda se cierre lo más
rápido posible y esto lo que va a generar es precisamente lo contrario”,
agregó.
Para Rajnerman, por
ahora no está muy claro si el Gobierno debería volver a postergar la
presentación de su oferta. “Depende mucho de cómo abran los mercados esta
semana, porque han estado muy volátiles. Y momento así nunca son buenos para
pensar a largo plazo porque se pierde el horizonte de proyección, y para la
deuda argentina hay que hacer una reestructuración de mediano plazo”,
argumentó.
“El contexto
internacional no es bueno para lanzar la oferta, pero tampoco tiene demasiado
sentido esperar mientras los intereses siguen corriendo. Creo que esto hay que
tratar de resolverlo rápido. El coronavirus va a afectar al comercio global
justo cuando Argentina necesita exportar y acumular reservas, lo que le quita
grados de libertad al Gobierno y tendría que ser un incentivo adicional para
resolver el tema de la deuda cuanto antes”, indicó a este medio Adrián Yarde
Buller, economista jefe del Grupo SBS.
Respecto a la
oferta, Yarde Buller señaló que desde hace muchos los precios reflejan que el
mercado descuenta que la reestructuración será “dura”. “Nosotros seguimos
esperando alguna oferta que deje a los precios en la zona de US$ 55, pero
creemos que sería un error aprovechar este contexto para tratar de imponer una
oferta más agresiva, ya que podría llevar a un escenario disruptivo”, advirtió.
Por su parte,
Federico Furiase, director del Estudio EcoGo, estima que el Gobierno aspira a
negociar con los acreedores privados con una fuerte quita a valor actual, dada
la mayor caída en los precios de los bonos por la aversión global al riesgo que
se observa por estos días, en un contexto de “exit yield” esperada más alta
frente al deterioro del escenario y la expectativa de un mayor déficit fiscal
financiado con emisión monetaria para contener impacto sobre economía real.
“Creo que se
complicará bastante el alcance de un acuerdo con los bonistas. Y si ese es el
escenario que tiene el Gobierno en la cabeza, es decir, si prefiere afrontar el
costo del default antes que un acuerdo amigable con los acreedores, debería no
arriesgar nada desde el lado de seguir perdiendo reservas pagando vencimientos
de deuda para no ir a un escenario de espiralización de la inflación por el
agotamiento de las reservas y la inestabilidad cambiaria”, afirmó Furiase
ante El Economista.
“El Gobierno
debería apuntar a cerrar un deal con los acreedores con una propuesta amigable
cuanto antes para no seguir perdiendo reservas y no entrar en un escenario de
hard default”, agregó el especialista, que remarcó que, mientras tanto, la
clave será dirigir eficientemente el financiamiento monetario del Banco Central
al Tesoro Nacional para financiar el capital de trabajo en los sectores más
afectados y así contener el impacto sobre el empleo y evitar problemas en la
cadena de pagos, con el menor costo posible en inflación y brecha.
Furiase subrayó que
sería un gran error arriesgar un default. En ese sentido, indicó que una
negociación exitosa al descomprimir el riesgo país y la presión sobre la brecha
le daría más espacio al Gobierno para hacer algo de política fiscal
contracíclica, pero para eso será necesario que la propuesta de quita a valor
actual sea razonable para los bonistas.
“El peor de los mundos en este escenario
caminando sobre la cornisa sería que el Gobierno estire los tiempos perdiendo
reservas en el medio por unos meses y que se llegue a un default sin reservas,
lo que complicaría seriamente por el lado de una espiralización de la inflación”,
advirtió Furiase.
En tanto, desde
Fernando Marull & Asociados (FM&A) señalaron que si bien los bonos
cayeron a niveles muy bajos (US$ 35), incluso inferiores a los de una oferta
agresiva, el shock externo encareció dos puntos más la tasa de interés a los
bonos emergentes, por lo que consideraron que si el Gobierno quisiera mantener
sobre la reestructuración el mismo atractivo que tenía antes de este escenario,
debería entonces disminuir la agresividad de su oferta.
“Además, recordemos
que el Tesoro Nacional tiene cash hasta abril (salvo que el Banco Central le
preste más), por lo que si el Gobierno no muestra mejores señales, la
negociación será larga y las chances de default serán mayores”, resaltó
FM&A en un reciente informe.
Por su parte,
Delphos Investment considera que el Gobierno debería optar entre congelar todo
el proceso de renegociación a la espera de mejores condiciones globales o
acelerar los tiempos haciendo una propuesta lo suficientemente buena que
implique una rápida aceptación por parte de los acreedores. “El ‘trade off’
entre estas opciones implica además decidir si mantener la deuda ‘performing’
más allá del 31 de marzo, lo cual implicaría recursos adicionales de las
reservas internacionales para no caer en situación de default”, añadió.
“Desde el punto de
vista de inversión, los bonos argentinos empezaron a moverse en una zona
atractiva de precios, que en otro contexto podría haber sido pensada como
oportunidad de compra. Uno de los problemas que se presenta hoy, y considerando
que el capital es limitado, es que han surgido competencias mucho más
atractivas luego del desplome global de los últimos días. Carteras de alto
riesgo podrían empezar a considerar en esta zona de paridades la deuda
argentina, sabiendo que la propuesta inicial del Gobierno podría no ser muy
favorable”, afirmó Delphos.
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