Por Jorge Herrera
- Si algo le faltaba al proceso de reestructuración de la deuda era la crisis
global del Covid-19. Así y todo el equipo de Finanzas sigue
trabajando, con las lógicas nuevas restricciones operativas, en pos de lanzar
el mentado canje en el exterior pero en lo inmediato procura acelerar la
normalización de la deuda en pesos. Con relación al canje externo, están
rediseñando operativamente el cronograma, no solo porque el Covid-19 impedirá
el contacto directo con los bonistas e inversores sino también con los bancos asesores
cuyos ejecutivos esperan vuelos para regresar a sus países, para lo cual el
deadline del 31-M se está recalculando.
Dónde más activismo
se verá en estos días es en “normalizar la deuda en pesos”, como suelen
destacar el equipo de Finanzas para lo cual acelerarán la agenda y el
cronograma. Esto suena algo descabellado en las actuales circunstancias pero el
tsunami de mega vencimientos que se avecinan en abril y mayo no dan tregua. Por
eso ayer el ministerio de Economía lanzó una licitación para la conversión de
instrumentos en el marco del Decreto 193/2020. Para ello convocó a los
tenedores de una docena de Letras Capitalizables en pesos (Lecap) a canjearlos
por nuevos títulos con el atractivo que las letras que serán aceptadas a sus
valores técnicos a la fecha de liquidación. De modo que los inversores podrán
sortear el hecho de tener que “marcar” la pérdida contable por la tenencia de
estas Lecap a valor de mercado.
Tras el fallido con
el Bono Dual (AF20), luego corregido y el éxito del Bogato, la gente
de Finanzas intensificó el diálogo con los inversores institucionales
(bancos, aseguradoras y
fondos) para ir moviendo los próximos vencimientos a más largo plazo, o sea,
fuera de este año. Las últimas operaciones, del lunes y viernes pasado,
brindaron pistas de lo que viene: más canjes ofreciendo un combo de especies,
como con el Bogato donde se podía aceptar un 30% en Lebad y 70% en Boncer. Más
tasa fija a más largo plazo.
En las
conversaciones con inversores Economía puso como precondición que los nuevos
bonos salgan con tasas compatibles con lo que la economía puede pagar. A cambio
la nueva regulación (Decreto 193) permite ofrecer tomar los bonos a “investment
account” mientras incrementan los plazos. Dado el crisol de intereses y
particularidades de los distintos tipos de inversores, los nuevos bonos a
ofrecer apuntan a amoldarse a cada uno, por ejemplo, como lo fue el Bonte 2020
para los bancos, o las nuevas Letras para los fondos comunes o las
aseguradoras. Los fondos extranjeros tienen un comportamiento más errático porque
tienen otros temas de la agenda que les preocupan más que a los locales.
Por lo tanto se
vienen más subastas, con más volumen y más especies para así normalizar la
deuda en pesos. “La estrategia del Gobierno, en comparación con el cronograma
heredado, ha permitido bajar deuda en pesos, bajar el costo promedio del cupón
y elevar la madurez. Es decir, se mejoró el perfil, el monto y la tasa”,
destacará un futuro informe sobre la deuda heredada.
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