Por Daniel Blanco Gómez y
Martín Kanenguiser En
tiempos de una crisis global y creciente, todas las recetas son válidas. Por
esta razón, los economistas creen que algunas de las medidas anunciadas por el
Gobierno, como la baja de impuestos y el lanzamiento de créditos blandos, son
correctas. Otras tendrán un efecto más político, como los precios máximos y tal
vez generen el efecto contrario al que se busca, advirtieron.
La mayor duda generada entre los analistas consultados por Infobae es
cómo se financiará este paquete de alivio y si su impacto será suficiente en un
contexto complejo a nivel mundial y local.
En principio, los $320.000 millones en créditos para la producción
se financiarán con una reducción de los encajes por parte del Banco Central,
indicó a Infobae una calificada fuente oficial.
Ricardo Delgado de Analytica sostuvo que las medidas “van en la
dirección correcta de atender la emergencia social y económica; en particular,
es muy positiva la idea de volver aimpulsar la obra pública, que se había
frenado a fines del año pasado, aunque al paquete le falta la postergación de
impuestos nacionales y provinciales al menos por dos meses para que se
puedan cuidar los niveles de ingreso y empleo”.
Matías Carugati, de la consultora Seido, dijo que “el Gobierno
está tratando de amortiguar el impacto económico del coronavirus por varios
canales. Se trata de poner plata en el bolsillo a varios segmentos de la
población, otorgar financiamiento accesible para apuntalar la actividad
(ProCreAr), para aumentar producción de insumos médicos, evitar problemas con
la cadena de pagos y facilitar la implementación del trabajo remoto”.
Esto se complementa con los precios máximos para artículos seleccionados
y la intervención sobre el comercio exterior de ciertos productos. “En otras
palabras, están ayudando a los sectores de menores ingresos y tratando de
evitar que el parate de actividad termine llevando a la quiebra a las empresas.
Y para evitar especulaciones, ponen topes de precios y limitaciones para
exportar ciertos productos”, explicó.
Por ahora, aclaró, “quedan afuera de este paquete los cuentapropistas,
como monotributistas y autónomos, que son más de 2,4 millones de trabajadores y
que no tienen ni la protección directa del Estado”, a diferencia de jubilados,
beneficiarios de planes sociales y empleados en relación de dependencia.
“Al margen del impacto puntual, que a priori es difícil de precisar, me
genera muchas dudas el impacto que esto va a tener sobre el panorama fiscal y
por ende sobre la negociación de la deuda y en el frente monetario. Un estímulo
relevante en monto, ¿de dónde se financia?”, se preguntó.
El financiamiento, se respondió, será con “direccionamiento del crédito
aprovechando la liquidez bancaria) y emisión”, en lugar de la alternativa
barajada por Guzmán de apelar al financiamiento de bancos multilaterales y del
Fondo Monetario Internacional (FMI), como anunció hoy Venezuela.
La semana pasada, el ministro le había transmitido al bloque oficialista
en el Congreso que el fondeo del paquete se haría con recursos de las entidades
basadas en Washington y a una letra intransferible colocada al Banco Central.
“Hasta ahora el Gobierno venía trabajando con la cabeza puesta sobre la
demanda agregada, es decir, poner plata en el bolsillo así la gente consume
más. Pero el shock del Covid es de oferta, con lo cual también ahora tienen que
pensar en la oferta agregada para que no se rompa por las licencias y el parate
productivo”.
El riesgo es qué ocurrirá con la renegociación de la deuda y, por otro
lado, que “el Central tampoco puede emitir sin control. Puede arriesgar algo
como ahora estamos viendo pero tirar de la cuerda en algún punto se pone
complicado”, concluyó.
Gabriel Caamaño de Ecoledesma dijo que los créditos “para pagar
sueldos no sirven y el impulso a la demanda no es lo que hay que hacer; es la
oferta la que sufre el shock. En este paquete además, brillan por su ausencia
las medidas para cuentapropistas. Por ejemplo, no se dijo nada sobre la
suspensión de las cuotas del monotributo”, detalló.
Por otro lado, indicó que “hay que ver como se implementa lo del Repro
porque eso no es automático”.
De todo el paquete, opinó, “lo mejor y más lógico es lo de las cargas
sociales; veremos a qué sectores consideran afectados y en base a qué
criterios”.
Por su parte, Martín Vauthier de Eco Go dijo que “todos los
países están lanzando políticas monetarias y fiscales. Y eso está bien sobre
todo para sostener la cadena de pagos”.
De inmediato aclaró que “si bien estas medidas son lógicas en el
mundo, la Argentina viene con una restricción importante que le impide colocar
deuda y un bajo nivel de demanda de dinero que le impide emitir una moneda que
no tiene valor. Por lo tanto, tiene mucho menos margen para reaccionar ante
este shock global”.
De todos modos, dijo que las medidas en líneas generales “parecen
razonables para sostener los ingresos en sectores muy afectados, al igual que
la suspensión de cargas a los sectores que más sufran el parate económico”.
“Y el resto de las medidas son correctas, como el otorgamiento de
créditos blandos y la transparencia en materia de precios. Son medidas lógicas,
en un contexto de restricción muy fuerte”, concluyó.
Martín Kalos, de Elypsis, consideró que los anuncios reflejan que “se
está poniendo en un segundo plano la política económica porque la prioridad es
la salud pública, lo cual es correcto en este contexto. De hecho, el 73% de la
población acepta que se pare el país por 10 días y, ante esta necesidad, el
Gobierno intenta apuntalar la demanda con más obra pública y el Procrear”.
“No es un plan de corto plazo y eso es lógico porque se chocaría con el
pedido de aislamiento a la población. Y es interesante del lado de la oferta
para este contexto por elementos como la ampliación de los Repro para evitar
despidos, así como postergar pagos de aportes; tiene sentido”, afirmó.
Se busca, en definitiva, “otorgarle cierta liquidez a las empresas más
afectadas y volcar recursos para que aumente la producción de insumos. Son
medidas muy razonables”.
“La pregunta es cómo evolucionará la pandemia. Y, de acuerdo a eso si se
requerirán nuevas medidas”, aclaró.
En tanto, Iván Carrino sostuvo que “son medidas similares
a las que están llevando a cabo otros gobiernos: aumento de gasto y reducción
de impuesto, aunque acá se hace a menor escala”.
“Lo importante es saber de dónde se va a sacar la plata. Una cosa es ser
un país central, tener acceso al crédito o haber tenido superávit fiscal en el
pasado que te permiten ahora financiar un aumento del gasto o una baja de los
impuestos”, opinó.
“Sería bueno ir por la baja de
los impuestos y de manera permanente. Las empresas están sufriendo por que se
les cae la producción y enfrentan costos fijos sin producir y sin vender.
Entonces si bajás los impuestos se reduce unos de esos costos”, dijo Carrino.
El problema, aclaró, es la combinación del “déficit fiscal, la falta de
acceso al crédito, alta inflación y un Banco Central que hasta ayer había
bajado la tasa de interés en nada menos que 25 puntos y que había aumentado la
emisión monetaria en $532.000 millones solo para financiar al Tesoro”.
Por lo tanto, la pregunta es “cómo se va a financiar este plan de apoyo;
si se hace con más emisión monetaria cuando nadie quiere una moneda emergente,
tenemos un problema grande”, advirtió.
Al respecto, consideró que “las medidas tienen un riesgo, aunque de
todas formas la situación sin estas medidas es mala igual, ya que la
economía va a entrar en una dura recesión y los precios van a subir por más
controles que se pongan”.
“No hay productos suficientes para abastecer la demanda y por ende los
precios tienen que subir”, sentenció.
Lorenzo Sigaut Gravina de Ecolatina dijo que “son medidas
paliativas, como el tema de los créditos blandos y las cargas patronales, como
para que el empleo no se corte en sectores que van a sufrir más. Algunas tienen
costo fiscal”.
En cambio, consideró que “el tema de la obra pública es algo extraño. Hay
que ver cómo se implementa, porque sería algo local”.
“Es complejo el panorama. El margen fiscal es chico y las medidas van
más por el lado del crédito subsidiado sumando a los bancos. La actividad se va
a ir frenando en algunos sectores”, aclaró.
Respecto a los precios máximos, dijo que “es una medida que puede
funcionar solo en el corto plazo; ojalá que se saque rápido porque tiene
consecuencias negativas si se sostiene en el tiempo. Puede generar
desabastecimiento, aunque si es por un mes y para frenar un comportamiento
especulativo puede ayudar”.
Fausto Spotorno, director del estudio Ferreres, expresó que “lo más
importante es la asistencia a las empresas con la suspensión de aportes
patronales y los créditos; después, lo de los precios máximos y todo eso es
para la tribuna”.
“Lo más importante es el crédito para capital de trabajo y el tema de
las contribuciones patronales. Lo del crédito hay que ver bien cómo lo va a
ejecutar el Banco Central: si es con emisión monetaria o si fuerzan a los
bancos a prestar barato y que se arreglen”, advirtió.
Eso sería “equivalente a destrozar la tasa de interés pasiva porque los
bancos se dan cuenta y le pagan nada a los que tienen depósitos. Va a ser un
golpe duro y más en este contexto. El resto, como la obra pública, no sé cuánto
tiempo lleva en ejecutarse. Como no hay presupuesto 2020 no sabemos si es nuevo
o si es parte de lo que ya estaba presupuestado”.
Por su parte, el especialista en temas laborales Juan Carlos
Cerutti dijo que “la crisis y el coronavirus marcaban el fin de
muchísimas empresas nacionales; por esta razón la ayuda en la baja de aportes
patronales y el apoyo financiero son fundamentales para poder sostener el
presente y pensar en el futuro”.
“Faltaría agregar algunos rubros más como los comercios, servicios y la
industria automotor que tienen una caída formidable y ahora deben dejar de
atender al público. Creo que va a haber apoyo también para ellos, porque de lo
contrario la pérdida de puestos de trabajo va a ser formidable”, concluyó el
abogado.
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