Por Martín
Kanenguiser - Con el riesgo país encima de 4.000 puntos básicos y el
derrumbe de todos los activos financieros globales, el arreglo de la deuda
argentina se aleja cada día más.
Por esta razón,
ejecutivos de fondos de inversión y analistas del sistema financiero creen
que a la Argentina solo le quedan los escenarios de reperfilar la deuda o caer
en un default, en un escenario en el que tal vez no sea el único país que caiga
en una cesación de pagos.
“No hay posibilidad
de un acuerdo. Se les cerró la ventana, porque perdieron un tiempo
valiosísimo”, se lamentó el ejecutivo de un fondo de inversión desde Nueva
York.
En diálogo con Infobae, cuatro
calificadas fuentes del sistema financiero indicaron que, más allá de la demora
del Ministerio de Economía para solucionar esta situación, el pánico
financiero mundial impide pensar en cualquier acuerdo, sobre todo si el
Gobierno insiste en querer imponer una quita importante a los acreedores.
“La demora del
proceso ya tiene un costo fuerte. En este escenario hay que apurarse,
porque el costo de oportunidad de esperar es muy bajo para los fondos buitre. A
los acreedores que pueden aceptar deberían ofrecerles un cupón del 2% y un
período de gracia de dos o tres años sin quita de capital, que siempre es lo
más engorroso de aceptar”, explicó un banquero.
Y si hace algunas
semanas el ministro Martín Guzmán especulaba con la idea de bajar el
precio de los bonos para que la deuda fuera “sustentable”, el derrumbe de los
activos transformó a los bonos argentinos en piezas muy apetecibles para los
fondos que ya litigaron contra el país hasta la salida del default en 2016.
“Cuidado que estos
precios son muy atractivos para que los fondos buitre aceleren si el país no
paga y se ingrese en un default de toda la deuda”, advirtió el ejecutivo del
banco internacional.
Más acongojado,
desde un fondo de inversión un ejecutivo dijo que “no hay precios de referencia
como para pensar en una oferta; se perdió todo interés en la Argentina,
que, por otro lado, va a tener que destinar todos sus recursos fiscales a
salvar a sus empresas y a mitigar el impacto sobre el empleo”.
“Es posible que
haya que ir hacia un gobierno de unidad nacional en varios países y la
Argentina no es la excepción”, expresó la fuente.
Aunque con varias
crisis encima a lo largo de su carrera, el ejecutivo aseguró que “nunca se
vio algo igual, con activos que cada día valen menos, pocos refugios de valor y
una falta de liderazgo internacional muy preocupante”.
Con más calma pero
no menos escepticismo, un histórico negociador de la deuda dijo que cualquier
escenario de arreglo “es imposible de imaginar”.
“Ni siquiera es
posible pensar en que los acreedores necesarios para llegar a las mayorías de
cada bono puedan sentarse a dialogar para evitar un default. Hoy la gente
en los países centrales está preocupada literalmente por su salud y su
alimentación”, explicó.
Ante este
panorama, la alternativa podría ser que “el Fondo Monetario Internacional
rehabilite los desembolsos pendientes por USD 11.000 millones”, como parte del
crédito acordado durante el gobierno de Mauricio Macri, que se frenó a fines de
2019.
La otra, menos
compleja, es “pagar con las reservas del Banco Central los vencimientos bajo
ley extranjera y reperfilar los que están bajo ley local”, sugirió. Los
vencimientos con ley Nueva York llegan a unos USD 3.700 millones este año.
Cualquier otro
camino, advirtió, llevará a un default, en un contexto en el que posiblemente
otros países de la región, sobre todo los más ligados a la renta petrolera,
como Ecuador, puedan sumarse a la situación de incumplimiento de Venezuela, que
hace varios años que ya no paga su deuda.
“El problema lo van
a tener los países con un esquema fiscal más débil en la región, tal vez
Bolivia también, pero no veo un escenario parecido a los 80, a menos que
el lock down global se extienda por mucho tiempo. Por ahora,
los paquetes de estímulo fiscal no hacen insostenible la deuda. Si se tuvieran
que extender, muchos países volverían a recurrir a la emisión monetaria”,
expresó un economista con amplia comprensión de la situación regional.
A principios de los
80, la suba de las tasas de los Estados Unidos llevó a un default generalizado
en toda la región, en el inicio de la denominada “década perdida”.
En los 90, el
escenario se repitió con la crisis del “efecto Tequila”, producida en México en
1994.
A principios del
siglo 21, la Argentina cayó en el default más grande de su historia, pero los
países centrales se aseguraron de que el “efecto contagio” en la región fuera
el mínimo posible.
Dos décadas
después, el país vuelve a estar en una situación similar, pero sin prestamistas
externos y en un escenario de confusión mundial.
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