Por Carlos BurgueñoDaniel Marx tiene la
virtud de la prudencia. En un escenario dramático, analiza con tono pausado y
criterio positivo la manera de encarar las consecuencias que la pandemia tendrá
en la economía nacional. Es realista y asegura que aún no se sabe cómo y cuándo
terminará la crisis.
Pero aún así recomienda que las soluciones actuales sean prudentes. Y afirma
que es posible que la solución provenga desde un plan de financiamiento.
Incluyendo las líneas para situaciones de crisis severas de que dispone el FMI.
Periodista:
Una pregunta obvia, pero, creo, importante: ¿qué tan grave puede llegar a ser
esta crisis?.
Daniel
Marx: Lo novedoso de todo esto es que tiene dimensiones desconocidas. Para
nosotros y para el mundo. No es una crisis financiera o una caída consecuencia
de un fenómeno natural como un sismo o un tsunami. Esto es nuevo, no hay
antecedentes, al menos modernos, y no se sabe aún cuándo y cómo termina. En
consecuencia la salida no depende de ajustes de precios, gastos o de las reglas
normales de funcionamiento de mercados, sino, primero y antes que todo, de
cuestiones sanitarias sobre las que las reglas económicas no tienen autoridad.
P.:
Es esa falta de referencias lo que está destruyendo los mercados.
D.M.: Lo
importante a considerar hoy es que no se sabe hasta dónde llegará el problema
sanitario. Y la economía se maneja por expectativas y confianza, que es lo
imposible de evaluar hoy.
P.:
¿Qué hacer entonces ante la actualidad tan negativa?.
D.M.: Buscar
las medidas urgentes que atemperen los efectos en los más vulnerables, antes
que nadie, vía la transferencia de ingresos, adaptando las condiciones de pago.
Buscar asistencia muy directa. Luego pensar en la supervivencia de las
empresas.
P.:
¿Está en esa línea lo que está decidiendo el Gobierno?.
D.M.: Está
bien orientado. El problema de Argentina es
que sus desequilibrios son superiores al resto del los países, incluyendo los
de la región. Quizá la mayoría de los estados tengan espaldas para el relajamiento
fiscal y monetario, cosa que en el país está muy limitado.
P.:
¿Habrá que emitir?
D.M.: Naturalmente
habrá que emitir. Casi todos los países lo están haciendo. Igual en Argentina
esa alternativa también está limitada porque la monetización es baja y el deseo
de monetizarse en pesos también. El Gobierno debe ser muy prudente en este
manejo.
P.:
¿Cómo puede medirse esa prudencia?
D.M.: Dependerá
de la demanda de dinero, y el problema es que Argentina naturalmente tiene
problemas en esa materia.
P.:
¿Hay margen para bajar impuestos?.
D.M.: Hay
poco margen. Argentina viene de una situación fiscal deficitaria y en medio de
un planteo de reestructuración de deuda. La recaudación está atada al nivel de
actividad, con lo que si ésta cae, también caerán los ingresos tributarios.
P.:
El mundo está actuando de manera diferente, desde nacionalizaciones hasta
rescates de privados. ¿Qué puede hacer la Argentina?
D.M.: Argentina
es de los países más complicados para este tipo de planes y para la opción de
este tipo de soluciones. No tiene acceso al financiamiento, una economía que
estaba en crisis antes de la pandemia y una restricción fiscal que no deja
mucho margen. Igual habrá que buscar algún tipo de financiamiento.
P.:¿
Algún tipo de rescate por la vía financiera?
D.M.: Un
rescate de este tipo no es imposible, pero si muy restringido. Aunque sea un
mecanismo que facilite mecanismos de canalización de ahorros, estabilización de
precios y mecanismos para la corrección vía el poder adquisitivo. Esto junto
con créditos blandos para pagar salarios.
P.:
¿Puede ser el FMI una fuente de financiamiento?.
D.M.: El
Fondo tiene líneas rápidas vinculadas a este tipo de circunstancias especiales
y negativas. Ecuador ya pidió un crédito por unos u$s500 millones. Argentina
podría acceder a uno por estas vías por lo que obtendría entre u$s1.500 y
u$s1.700 millones.
P.:
¿Es posible lograr líneas de créditos para privados a largo alcance?
D.M.: No
es una opción fácil.
P.:
Algo habrá que inventar...
D.M.: Se
puede avanzar en relajamientos de liquidez y relajamiento de los requisitos de
solvencia y calificaciones. Y, en paralelo, lograr la estabilización de los
depósitos.
P.:
En el medio está la renegociación de la deuda externa...
D.M.: Es
el momento que aparezcan las ideas. Ahí habrá que controlar cuestiones
novedosas, siempre dentro de un proceso controlado.
P.:
Los bonos están en caída, ¿ tiene miedo a la aparición de fondos buitre?
D.M.:
La de buitre es una definición demasiado amplia. Creo que la mayoría de los
acreedores van a querer tener una ganancia y la posibilidad de liquidez rápida.
Eso es lo que hay que atender en la renegociación. Puede haber margen para que
todo salga bien.
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