Por Juan Strasnoy Peyre
- Pese a la destrucción de 167.000
puestos de trabajo privados de calidad que registraron los datos
oficiales del sistema previsional durante el año pasado, el Indec informó este
jueves que la desocupación bajó en el cuarto trimestre de 2019 al 8,9%, dos
décimas menos que en el mismo lapso de 2018, y que la tasa de empleo creció ocho décimas hasta el 43%. Esta
aparente contradicción reflejó que en plenas profundización recesiva y caída
del salario real tras la megadevaluación de agosto, más personas encontraron un
refugio en trabajos precarios o de subsistencia. Así, la informalidad trepó del
35,3% al 35,9% de los asalariados y el cuentapropismo pasó de representar el
21,1% al 22,7% del total de la población ocupada.
Esto significa que el
último año de Gobierno de Cambiemos no dejó menos trabajo, sino un poder
adquisitivo más bajo (8,3% menor al de 2018 según los índices de
salarios y de precios al consumidor del Indec) y una menor calidad del empleo.
Un escenario más que preocupante ante el advenimiento de una profundización de
la crisis en el marco de las medidas preventivas contra la propagación del
coronavirus.
La tasa de actividad subió siete décimas
interanual hasta el 47,2% en el cuarto trimestre, lo que implicó que
unas 300.000 personas más se volcaron al mercado laboral, principalmente
impulsadas por el retroceso salarial. La mayoría de ellas consiguió insertarse,
lo que se expresó en el alza de la
tasa de empleo y la leve baja de la desocupación. Aunque lo hizo en
trabajos de baja calidad.
Así, una mayor cantidad de
personas con empleo buscaron activamente otro: los ocupados demandantes
aumentaron 1,7 punto en un año y alcanzaron el 19%. También creció la
subocupación, la condición de quienes trabajan menos de 35 horas semanales pero
están dispuestos a trabajar más, del 12% al 13,1%. Como resultado, la presión sobre el mercado laboral saltó del
32,9% al 34,2% de la población económicamente activa.
El economista jefe de Elypsis, Martín Kalos, consideró que "el trimestre que está por
terminar va a haber sido peor por efecto arrastre de 2019 y desde marzo
por el impacto del coronavirus"
y que, por el parate económico, "a partir de ahora seguirá
empeorando".
Kalos explicó que la crisis
laboral en los últimos dos años de gestión de Mauricio Macri no se dio tanto
por pérdida de empleos sino por un empeoramiento de las condiciones:
"Los puestos se mantuvieron a expensas de una pérdida importantísima del
salario real y de más precarización. La creación de empleo informal y
cuentapropista favoreció que no se perdieran puestos de trabajo, en una
disyuntiva bastante cruenta. Pero esa precariedad a futuro puede facilitar la
destrucción de empleo".
"El riesgo es que a partir de acá el deterioro empiece a verse
también en la cantidad de empleo. Porque las empresas, que ya vienen aguantando una sucesión de
crisis y dos años de recesión, ahora se encuentran con que la
incertidumbre es mayor, con que la crisis es mundial y con que una eventual
recuperación por lo menos se pospone para el año que viene. Va a haber algunas
que ya no tengan espaldas para aguantar. Además, se suma el riesgo de que haya
un corte en la cadena de pagos", advirtió.
Mujeres jóvenes del GBA, las más afectadas
Está claro que la crisis laboral no afecta a todos los sectores por
igual. Las mujeres, las personas jóvenes y quienes viven en los grandes
aglomerados industriales, con una actividad manufacturera en caída libre
durante cuatro años, la sufren más. Es así que en las mujeres de entre 14
y 29 años de los 24 partidos del conurbano bonaerense la tasa de desocupación alcanzó el pico del
20,9%.
En el conjunto del país, mientras que el 8,4% de los varones estaba
desempleado en el cuarto trimestre, en las mujeres el índice llegaba al 9,5%.
Por aglomerados, Mar del Plata tuvo el mayor nivel de desempeo: 11,1%.
La siguieron Rawson-Trelew (10,9%), el conurbano (10,8%) y Salta (10,3%).
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