Por Mariano Cuparo Ortiz - Durante el 2019 la desigualdad llegó al punto más alto de la
gestión Cambiemos. Por la inflación récord y la caída del salario real,
junto con un empeoramiento de la calidad del empleo, la distribución de los ingresos potenció su
deterioro y eso llevó al Coeficiente de Gini a trepar hasta el pico
de 0,439. Desde el 2010 no se observaba semejante nivel para un cuarto
trimestre. Además, la brecha entre el decil más rico y el más pobre volvió a
agrandarse: ahora los de más ingresos ganan 21 veces más.
La dinámica de las
devaluaciones es clave para analizar la línea histórica del índice Gini, que
mide la distribución del ingreso y cuyo dato fue publicado este lunes por el
Indec. De hecho, desde el 2003, justo después de la megadevaluación que ocurrió
a la salida de la convertibilidad, el Gini venía bajando en forma continua
desde su pico anterior de 0,525, hasta que en 2012 marcó el piso de 0,411 y en
2013 subió a 0,413.
La explicación es
la dinámica inflacionaria. Durante
Cambiemos, a las devaluaciones se les sumaron los tarifazos. El
investigador Hernán Herrera analizó:
"Un aumento de precios que no es seguido por un aumento del empleo o del
salario hace que se pierda el acceso a bienes y servicios para los de menores
en ingresos. En este caso tiene que ver con las políticas de Cambiemos,
que generaron mucha volatilidad
del dólar, lo que genero inflación. Y además hubo tarifazos que
obviamente también generaron suba de precios. Y además hubo una apertura
indiscriminada que causó pérdida
de empleo y aumento de la pobreza".
Y agregó: "Ahí
la política de endeudamiento fue la estrella porque estuvo acompañada de
apertura financiera, lo que incentivó a la especulación y generó una
volatilidad muy grande e inflación. Todavía hoy pagamos el arrastre del salto del dólar desde $10 a $60,
una fortísima transferencia de recursos desde sectores populares a sectores
concentrados. Como contraparte de la especulación hubo una industria que en
2019 cayó a niveles de 2007, lo que generó un efecto gigante en el salario y el
empleo".
Al observar los
ingresos per cápita familiar se observó que el decil más pobre tuvo un promedio de $2.531, mientras que el de mayores
ingresos fue de $52.774. De esa forma, tal como publicó el Indec, el
decil más alto llegó a ganar 21 veces más que el bajo, lo que implicó un
deterioro respecto al cuarto trimestre del 2018, cuando la brecha ya era de 20
veces. La cosa viene empeorando: en el 2017 la brecha era de 17 veces.
Además, en el
cuarto trimestre del 2019 la mitad
de la población ganó menos de $20.000. La dinámica muestra algunas
realidades que demuestran lo complejo de la situación económica: con sólo ganar
$38.000 una persona logró ubicarse en el estrato social alto.
La crisis
sanitaria, y un PBI que caerá con
fuerza, implicarán que incluso manteniendo la distribución
actual, el ingreso empeore en forma generalizada.
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