Por Juan
Manuel Barca - En un intento por reducir los costos de la cuarentena, las
principales empresas del país avanzan hacia acuerdos de suspensiones masivas con importantes recortes salariales,
que emulan el caso testigo de Flybondi anticipado por iProfesional. Uno de los peso-pesados que optó
ahora por esa vía es la industria siderúrgica, con el grupo Techint a
la cabeza.
El
holding de Paolo Rocca negocia por estas horas un pacto de esas
características por seis meses con la Unión Obrera Metalúrgica en la planta de Siderar (Ternium) en San
Nicolás. Y ya tiene un trato similar cerrado en Siderca (Tenaris), en Campana.
Mientras, otro gigante del rubro, Acindar, busca reducir hasta un 52% las remuneraciones en sus fábricas de
la zona norte de Buenos Aires y en Santa Fe.
Ese es uno de los
mecanismos de reestructuración que empezaron a instrumentar también la
industria automotriz, los frigoríficos y laboratorios. Se
trata de una modalidad que les permite esquivar el conflicto político generado
por las cesantías masivas dispuestas en un principio por Techint, y luego por
la electrónica Mirgor y la cadena de cines Cinemark Hoyts.
De esa manera,
grandes empresas y gremios se sumaron en pocos días al esquema de emergencia
laboral previsto por el Gobierno en el decreto 329 publicado la semana pasada. La nueva
norma prohibió las suspensiones y despidos por fuerza mayor, pero que tal como anticipó
iProfesional, autorizó a la vez acuerdos con los sindicatos para recortar la
jornada y las remuneraciones mediante el artículo 223 bis de la Ley de Contrato
de Trabajo.
Alberto Fernández adoptó la medida salomónica reclamada por la CGT en
un escenario de fuerte enfrentamiento con Rocca, a quien acusó de
"miserable" por el despido de 1.450 obreros de la construcción en siete de
sus plantas y yacimientos.
En las últimas
horas, sin embargo, fuentes de la empresa confirmaron a iProfesional el
cese de los contratos tras el acuerdo con el gremio de la construcción Uocra en
el marco de la conciliación obligatoria dictada la semana pasada. Eso no impidió que los directivos de Siderar se reunieran este lunes con el líder de la
seccional de la UOM de San Nicolás, Naldo Bruneli, para definir suspensiones rotativas con rebaja salarial.
"La empresa
plantea una necesidad de reducir las horas y la manera es llegar a un acuerdo
para sostener el empleo", confirmó a este medio el vocero de la delegación
metalúrgica, Fabián Gigli.
La fabricante de
acero, convertida en la mayor siderúrgica del país desde la privatización de
Somisa en los años 90, abastece a sectores como maquinaria agrícola,
construcción, automotores, autopartes, envases y electrodomésticos. Pero hoy trabaja al 15% de su capacidad instalada,
con la mitad de sus 6.000 operarios en actividad y el grueso de sus negocios
orientados ahora a la exportación de bobinas de chapa a la región y de
laminados a México.
La firma logró
mantenerse operativa al encuadrar como esencial la producción de hojalata para
envases de alimentos y aerosoles desinfectantes, después de enfrentar cierta
resistencia del personal en reclamo de medidas de prevención para evitar el
contagio. Es una tensión que se repite en las grandes plantas industriales
debido a los niveles de aglomeración.
Si bien desde la empresa prefirieron no hacer comentarios, el plan de Rocca
apunta a replicar el esquema acordado durante febrero en Siderca con la UOM de
Campana, encabezada por Abel Furlán. Después de efectuar 191 despidos en diciembre, la fabricante de tubos sin costura
para la industria petrolera dispuso suspensiones de hasta 14 días por mes con
el pago del 80% del salario básico bruto, una rebaja que se tradujo en una
merma del hasta el 35% en el ingreso neto.
En igual sentido,
la productora de aceros largos Acindar se embarcó en la negociación para
reducir en la misma proporción las remuneraciones en su planta de Villa
Constitución, en Santa Fe, en donde trabajan 2.500 empleados. Y busca hacer lo
propio en Bonelli y Fenicsa, dos fábricas ubicadas en San
Nicolás.
Un modelo que se
expande
Las
terminales automotrices, por otra parte, también avanzaron en acuerdos de
crisis y retiros voluntarios con el gremio metalmecánico de Smata.
Después de la extensión de las suspensiones con rebaja del 30% en General
Motors, Ford informó en las últimas horas
que pagará a su personal sin tareas el sueldo de abril al 70% del bruto, como
parte de un plan de reducción de la jornada laboral que será comunicado el 13
de abril.
La firma con una
planta en General Pacheco informó, además, que en caso de reanudar la
producción por una eventual flexibilización de la cuarentena, solo trabajará un
turno por tiempo indefinido y el resto de la plantilla seguirá suspendida, tras
la cancelación del acuerdo con Volkswagen para producir las pickups
en Argentina de ambas marcas.
El sector de
la salud y la industria alimenticia son otros de los casos
que de algún modo replicaron el convenio firmado por la aerolínea low
cost Flybondi con el sindicato de empresa, uno de los primeros que en
plena cuarentena incluyó una reducción salarial de hasta el 25% y la
flexibilización de las condiciones laborales, y que ya recibió el visto bueno
del Ministerio de Trabajo.
En esa línea, la
red de laboratorios de análisis clínicos Hidalgo, con más de 26 sucursales
en la zona norte de Buenos Aires, comunicó a su personal la reducción de los
salarios del personal bajo convenio de Sanidad, el gremio liderado por Héctor
Daer. En tanto, el frigorífico Granja Tres Arroyos planteó su
pretensión de recortar el salario en un 20%, junto a la modificación de los
turnos y la reducción de las dotaciones sin el pago de las horas no
trabajadas.
El
mismo clima se repite en las videoconferencias que mantienen decenas de
empresas con estudios legales, en donde aseguran que el decreto 329 despertó un
fuerte interés de los ejecutivos, pese a que impide los despidos colectivos por fuerza mayor previstos en la legislación
laboral.
"Estamos con
un montón de empresas nuevas con procedimientos preventivos de crisis, acuerdos
con sindicatos, acompañando a las compañías y a los empleados", dijo a
este medio el abogado Juan Carlos Cerutti. Su estudio ya realizó cuatro
conferencias con un centenar de compañías en cada ocasión, y este martes tendrá
un nuevo encuentro.
Las medidas de
ajuste en el sector privado tienen como trasfondo la reforma de los convenios
laborales, pendiente desde la gestión de Mauricio Macri, y las presiones de los
empresarios por abandonar la cuarentena, en un espejo de la política sanitaria
de Donald Trump y Jair Bolsonaro, enfocada en garantizar la continuidad de los
negocios.
La UIA incluyó los
dos reclamos en el documento que le hizo llegar al Presidente hace dos semanas
atrás, junto al pedido de un generoso paquete de beneficios fiscales y
financieros, tal como anticipó iProfesional.
Por
si acaso, el gobierno bonaerense aprobó este lunes un protocolo de higiene y
seguridad en las empresas, y los bancos ya empezaron a palpitar el fin de la
cuarentena en su rubro, tras el conflicto que estalló por las colas de
jubilados registradas el viernes pasado para cobrar sus haberes.
La discusión sobre
el abandono paulatino del aislamiento continuará este martes en el comité de
crisis convocado por el Gobierno, tras las reuniones que mantuvo el Presidente
en forma separada con la cúpula de la UIA, la Cámara de Comercio y la CGT.
Tanto unos como otros esperan que la Rosada empiece a liberar las restricciones
en el sector privado a partir del 13 de abril, una opción que todavía no fue
avalada en forma mayoritaria por el comité de sanitaristas que asesora a
Fernández.
Lo
que queda claro es que la agenda de Fernández ya no será la misma: aunque
dentro del oficialismo fue festejada la decisión de "ponerle los
puntos" a Rocca, el Ejecutivo terminó por habilitar un nuevo esquema
laboral, bastante alejado del objetivo inicial de recuperar el poder
adquisitivo de los salarios.
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