Por Natalia Donato - Por ahora, les urge poner en funcionamiento
las fábricas. Muchas empresas todavía siguen sin actividad producto de la
cuarentena, y las que volvieron están produciendo al 40% de su capacidad. Pero pese a la coyuntura actual, el sector
privado también está mirando el día después y cómo harán para recuperar mercado
una vez que la situación esté completamente normalizada. Frente a este
escenario, una vez superada la pandemia, las empresas tendrán necesidad de
acceder al financiamiento internacional, al igual que el Estado, por lo que un
escenario de default extendido sería una muy mala noticia en este sentido.
La Argentina ya está en default desde el viernes 22, cuando
no pagó un vencimiento de cupos por USD 503 millones de los bonos globales
emitidos por el gobierno de Mauricio Macri. Sin embargo, este incumplimiento
fue minimizado por el Gobierno –lo llamó “soft default”– porque está en plenas
negociaciones con los acreedores en vistas de lograr un pronto acuerdo.
Los empresarios
también lo ven así. No consideran que sea un hecho de gravedad si
realmente las partes logran acercar posiciones y esta situación no se extiende
por mucho tiempo. A fines de junio vencen USD 566 millones de intereses de los
bonos Discount, por lo que ya debería estar resuelta la reestructuración para
esa fecha. Un segundo episodio de cesación de pagos ya sería observado con
otros ojos.
A comienzos de mayo, el Gobierno convocó a los empresarios
del Grupo de los 6 a un encuentro con la CGT en la quinta de Olivos para lograr
un fuerte aval al proceso de renegociación de la deuda y darles tranquilidad de
que el país no iría a un default. El presidente Alberto Fernández les aseguró que tenían todas las
intenciones de acordar con los bonistas, pero el primer plazo cerró sin éxito y
Economía ya prorrogó el plazo dos veces. Y seguramente habrá una tercera, según
fuentes oficiales. Los tiempos se
están extendiendo más de lo deseado, pero desde el Gobierno
transmiten que el diálogo va encaminado y que se están acortando las diferencias.
“Alberto quiere
arreglar. Si no lo hace, no tiene gobierno posible. El default para el
financiamiento post pandemia es terrible, no sólo privado sino público. Sabemos
que están cerca, así que estamos esperando que se solucione”, dijo
a Infobae un
importante referente de la Unión Industrial Argentina (UIA). El industrial
agregó que si bien son optimistas, es un tema que preocupa, ya que un default sería muy perjudicial para la
Argentina en un contexto de agravamiento de la crisis económica producto del
COVID-19.
“El default preocupa porque no tenés financiamiento, no hay crédito para el
sector privado. El incumplimiento de la semana pasada fue
absolutamente acordado entre los bonistas y el Gobierno, eso no inquieta. El
que preocupa es el otro, pero se van a poner de acuerdo. Sabemos que el Gobierno quiere acordar. Si no
fuera así, sería una pésima noticia”, afirmó el secretario de la Cámara
Argentina de Comercio (CAC), Mario Grinman.
Los grandes
empresarios del rubro del comercio están mirando qué pasará cuando esta crisis
pase y son los que se verían afectados con un eventual default para salir a
buscar financiamiento a los mercados externos, mediante la emisión, por
ejemplo, de obligaciones negociables. Los pequeños están luchando por
sobrevivir –en la CAC estiman que podrían desaparecer el 7% de los locales– y
están obligados a mirar el corto plazo, aunque son conscientes de que un
default terminaría afectando la posibilidad de crecimiento del país.
Para el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción
(Camarco), Iván Szczech, es
de esperar “una solución favorable”, ya que el sector necesita contar con un
presupuesto nacional que hoy está a la espera de cómo cierre la
reestructuración de la deuda. “Nosotros
tenemos en stand by el presupuesto nacional a la espera de
renegociación de la deuda. Hoy tenemos a todos los ministerios sin saber cuál
va a ser la cuota presupuestaria que van a tener durante todo el año”,
remarcó el directivo. Y agregó: “Que se
resuelva el tema de la deuda es importante para todos los sectores, pero para
el nuestro es clave porque tiene mucho que ver con la obra pública”.
En cuanto al impacto sobre la obra privada, Szczech aseguró
que “hay muchas empresas que emiten obligaciones negociables o que tienen
préstamos con inversores internacionales que van renegociando. Y eso sería muy
complejo en un escenario de default". También sostuvo que “lo normal sería que el país se endeude para
hacer obras”, y en un contexto de cesación de pagos eso sería inviable.
Aun así, el empresario se mostró optimista y consideró que “nadie espera que no
se cierre esta negociación”. “Es
preferible un mal acuerdo que un buen juicio”, remató.
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