Por Salvador
Di Stéfano - El Gobierno encuentra
dificultad en engrosar las reservas, sube la compra de
dólares en el mercado de futuro, la brecha con el dólar blue es
elevada, tenemos deterioro en los términos de intercambio y el tipo de cambio con Brasil es
poco competitivo. En este escenario todos los caminos
conducen al dólar.
La economía sigue en cuarentena, y los indicadores
económicos acompañan, en los primeros 4 meses del año la inflación fue del 9,4% anual, con mayo
y junio cuasi cerrados por delante la inflación en el primer semestre llegaría
al 12,5%, de cara al segundo semestre, dejando atrás la
cuarentena, la inflación podría trepar a niveles del 4,5% mensual, con estos
guarismos terminaríamos el año en torno del 36% al 40% anual, muy lejos de la
hiper que presagian muchos analistas.
Para el año 2021 la situación es muy distinta, si el
Gobierno sigue financiando el déficit vía emisión monetaria, tanto dinero en la
calle puede tornarse peligroso, y allí sí los pronósticos de
inflación podrían ser muy elevados, pero no vale la pena
hacer futurología, lo mejor es alertar el problema y ver qué paliativos se
toman para no llegar a una situación no deseada.
En cuanto al dólar, al Gobierno le resulta difícil contener al tipo de
cambio, con todas las regulaciones existentes las reservas
no crecen, esto implica que hay poca confianza. Si bien en los primeros 4 meses
del año el saldo de la balanza comercial fue de u$s4.720 millones, este
resultado se produjo por un efecto combinado de una baja de exportaciones del
10,1% y un descenso de las importaciones del 21,5% anual, esto implica una
economía cada vez más cerrada, con menos inversión y pocas posibilidades
ciertas de mejorar en este contexto.
Un tema no menor es la gran cantidad de contratos abiertos en
el mercado de dólar futuro, al día 27 de mayo sumaban
u$s3.500 millones con reservas que se ubican en torno de los u$s42.500
millones, cuando la cantidad de contratos crece es porque el mercado descuenta
que el dólar oficial está próximo a un ajuste importante.
El Gobierno podría devaluar si ve que la balanza comercial no logra un
superávit de u$s1.250 millones por mes en el primer semestre, que
es cuando tiene la avalancha de exportaciones del campo. Hay que recordar que
el segundo semestre es menos fluido en materia de exportaciones, y con este
tipo de cambio tan poco competitivo las importaciones serán un dolor de cabeza
para el Gobierno.
En la actualidad los viajes al exterior están prohibidos,
pero si se abre dicha ventana en el segundo semestre, con un tipo de cambio en
los valores actuales y un dólar turista en $91,33 los viajes al
exterior serán una constante y perder divisas en un escenario tan ajustado será
una invitación a devaluar el peso argentino.
En los precios actuales, Brasil parece el lugar obligado para ir a
vacacionar, con playas inmejorables, agua cálida, buena
estructura hotelera y un tipo de cambio muy favorable muchos argentinos
buscarán dicha alternativa que complicaría las cuentas oficiales.
Los argentinos realizan el ritual de comprar los
u$s200 mensuales que le permite el BCRA, y luego los
cambian en el mercado blue, con una jugosa ganancia de $8.000,
casi lo mismo que paga el Gobierno de subsidio a una persona que no tiene
trabajo. A este ritmo no se descarta que esta operatoria quede en el recuerdo.
En resumen, tenemos tasas en torno del 26,6% anual para
depósitos a plazo fijo en pesos. La última suba en la tasa de interés detuvo
las migraciones de los pesos en los bancos, pero no dejó que los
argentinos sigan acopiando dólares.
El dólar oficial en lo que va del año sube el 14,1% mientras
que la inflación al mes de mayo se proyecta en el 10,8%. En igual periodo el
dólar blue sube el 63,1% lo que nos indica que la desconfianza y la
posibilidad de una devaluación del dólar
oficial están a la vuelta de la esquina.
Para moderar estas presiones devaluatorias el Gobierno
debería lograr
un acuerdo con la deuda bajo ley extranjera, eso daría lugar a una mayor
tranquilidad a los mercados, bajaría el riesgo país, podría potenciar una suba
de acciones y calmaría las aguas, sin embargo, la balanza
de dólares en Argentina sigue mostrando un escenario de escasez con este tipo
de cambio.
Necesitamos que la balanza comercial tenga un superávit
anual de u$s15.000 millones, hoy el mercado nos juega una mala pasada. Hay un
marcado deterioro de los términos de intercambio, el precio de los productos
que exportamos cae el 6,7% mientras que los productos que importamos registran
una baja del 3,6% anual. A este ritmo será difícil conseguir el superávit
esperado por el Gobierno, sin el ayudín del tipo de cambio, o una suba en los
precios de nuestras exportaciones, posibilidad que hoy se ve lejana.
El resultado fiscal del año 2020 se encamina a ser altamente
deficitario, estimamos un déficit primario equivalente a los u$s23.500 millones, si le sumamos el
pago de intereses por u$s7.000 millones, la cifra final rondaría los u$s30.500
millones, que equivaldría al 10% del PBI. Tamaño déficit
con una economía que se contrae a un ritmo del 10% anual no deja margen para
ninguna otra medida que devaluar el tipo de cambio en busca de una mejora en la
balanza comercial, y mayores ingresos fiscales para el Tesoro.
Brasil es otro gran problema, el real llegó a 6 unidades
por dólar y comenzó una apreciación importante que lo colocó en 5,30 por dólar,
pero la necesidad tiene cara de hereje. Brasil tomó un swap de la Reserva
Federal de Estados Unidos por u$s60.000 millones para atemperar la corrida
cambiaria, pero está perdiendo el superávit de la balanza comercial. Se vienen
las devaluaciones competitivas en la región. Sin suba de materias primas, la
herramienta devaluatoria será utilizada por todos los gobiernos.
Cuando la brecha en el dólar oficial y el blue supera el
50%, los contratos en el mercado de futuros del dólar se acercan al 10% de las
reservas, cuando el tipo de cambio bilateral con Brasil luce muy bajo, las
reservas caen y el saldo de la balanza comercial comienza a contraerse, todo
esto implica que estamos cerca de una devaluación del signo monetario.
Aunque el Gobierno lo niegue es necesaria una devaluación.
La mayoría de los comunicadores económicos sueñan con una hiperinflación que
nunca llega. Estamos más cerca de una devaluación del tipo de cambio oficial,
que de una hiper, sin embargo, se habla más de la hiper que la devaluación del
dólar oficial que podríamos tener pronto.
(*) Analista financiero
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