Por Francisco Jueguen - El Gobierno
prorrogó por tercera vez la oferta pública a los acreedores de títulos emitidos
bajo legislación extranjera, en su búsqueda de alcanzar un acuerdo en el
proceso de reestructuración de la deuda pública, cuya propuesta definitiva
llegará en las próximas horas.
El nuevo deadline será el 12 de junio, según informó el Ministerio de
Economía. Más tarde, Martín Guzmán dijo que durante ese plazo enmendará la
oferta con una nueva propuesta, lo que abrirá un nuevo plazo formal para
definir la tasa de adhesión. El 8 de mayo, luego del primer plazo, la
aceptación rozó el 13%. Desde entonces, el Gobierno, los bancos y los bonistas
mostraron un tira y afloja continuo. El jueves pasado, el ministro dijo que las
partes se habían acercado, pero que todavía había importantes diferencias.
La intención oficial fue corroborada ayer por una fuente autorizada en
los mercados globales para el sector privado y hoy aliado clave del gobierno de
Alberto Fernández: el Fondo Monetario Internacional (FMI). Según el organismo
multilateral que dirige Kristalina Georgieva, y que tiene hundidos en la
Argentina US$44.000 millones, “existe solo un margen limitado para incrementar
pagos a los acreedores privados y al mismo tiempo cumplir con los umbrales de
deuda y servicio de la deuda” (ver aparte).
Según fuentes vinculadas al Fondo, “es difícil ver cómo una
reestructuración con una recuperación en valor presente neto de la deuda por
encima de 50 centavos, asumiendo una tasa de descuento del 10%, puede ser
coherente con restaurar la sostenibilidad de la deuda”.
Pero otras fuentes oficiales relacionadas con la negociación buscaron
reinterpretar algunas otras cosas que el propio organismo internacional dejó
trascender en sus declaraciones de ayer. “El servicio de la deuda a los
acreedores privados en 2020-24 sería lo suficientemente bajo como para mitigar
los riesgos de refinanciamiento a corto plazo”, señaló el FMI en su comunicado
de ayer. Para los hombres del Gobierno, este párrafo remarca el lugar en el que
existe ese limitado margen para negociar con los bonistas privados de la
Argentina.
“Si en esos años se aumentan un poco los pagos, el servicio de deuda se
volvería ‘insuficientemente’ bajo”, releyó un hombre vinculado a la negociación
y cercano al Gobierno, y agregó: “Se está diciendo dónde no hay lugar (ente
2020 y 2024) para mejorar la oferta y dónde sí existiría el margen”. Traducido,
todo es mejorable, pero luego de la presidencia que encabeza Alberto Fernández.
“No soy pesimista”, calificó la fuente oficial vinculada a la
negociación sobre el avance del proceso en los últimos días. Sin embargo,
señaló que espera que los comités de acreedores también extiendan los convenios
de confidencialidad o non disclosure agreement (NDA, según las siglas en
inglés) para tener a todas las partes sentadas a la mesa. Para algunos técnicos
del Ministerio de Hacienda la no extensión de los NDA funciona como un factor
de presión. Sin negociaciones bajo ese paraguas se acrecientan las
posibilidades de que la situación se acerque a una aceleración de la deuda y a
posibles litigios. “Algunos se levantan para ‘tradear’”, sentenció la fuente
vinculada a la negociación, para quien la extensión presentada ante la Comisión
de Bolsa y Valores de los Estados Unidos podría ser la última antes de la
mejora de la propuesta.
En rigor, el margen es menor para el Gobierno, ya que el 28 de junio
vencerán US$98 millones del bono Century, emitido por el exministro de Finanzas
Luis “Toto” Caputo. Si no se paga, se abrirá otro período de gracia de 30 días.
Sin embargo, generaría más nerviosismo en el mercado, sobre todo luego de que
ayer la International Swaps and Derivatives Association (ISDA) ratificó en Wall
Street el default selectivo en el que ingresó la Argentina por no pagar los
intereses de tres bonos globales por US$503 millones el 22 de abril pasado. “Es
un acuerdo entre privados”, dijeron ayer cerca de Guzmán para graficar el
impacto de esa medida, sobre todo con el país fuera del mercado voluntario de
crédito. “Si llegás a fines de junio sin deal, yo creo que van a caer rayos y
centellas”, dijo ayer un conocedor del mercado bursátil.
“Hoy concluimos otra ronda de negociaciones bajo un acuerdo de
confidencialidad. Las partes se siguen acercando, aunque sigue faltando una
distancia importante por recorrer. Es necesario poder recorrer esa distancia.
No estaría bien apurarse para cerrar algo que no le sirva a la Argentina.
Necesitamos un acuerdo que cuide a la Argentina. Eso es lo que me encomendó el
Presidente. Y nosotros actuamos de forma firme sobre la base de ese principio”,
dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán, en un comunicado enviado ayer a la
noche a los medios de comunicación. El titular del Palacio de Hacienda también
precisó que el equipo económico trabaja por estas horas “en las enmiendas
finales de la oferta”.
“Tendremos en cuenta el comunicado que hizo el FMI esta mañana a la hora
de decidir las enmiendas finales. El margen que queda para enmendar la oferta
es escaso”, agregó, y cerró: “Con las enmiendas finales es probable que
volvamos a entrar en negociaciones bajo acuerdos de confidencialidad para limar
detalles que nos permitan maximizar la participación de los acreedores”.
Por a tarde, dos de los grupos de bonistas hicieron pública su posición:
“La diferencia entre la propuesta del Gobierno y la de Ad Hoc y Exchange
Bondholder es aproximadamente el 1,5% del PBI hasta 2030, y otro 1% desde 2031
hasta 2040. El Gobierno debería tomar medidas ahora para llevar al país hacia
una resolución pragmática”.
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