Por Mariano Cuparo Ortiz - En junio, el BCRA aceleró un tanto la táctica del crawling peg para achicar la brecha cambiaria. En la comparación con principios del mes, la suba del precio del dólar fue de 4,7%. Si se supone una inflación en torno al 1,7%, en línea con el grueso de las proyecciones privadas, se trata de un aumento real de 2,9%, contracara de un CCL que recortó 8,4%, también en junio. En paralelo, el incremento de la tasa de interés pasiva, hasta el 30%, generó una suba de 10% real en los plazos fijos. En total, de la mano de la desacelaración inflacionaria, ya se hilaron cuatro meses con el precio del dólar oficial trepando en términos reales. Esa dinámica se aceleró el mes pasado. El dólar solidario cerró la semana con una brecha por debajo del 10% respecto al MEP. El oficial con una de 50%. El economista de la Fundación Germán Abdala (FGA), Juan Manuel Telechea, dijo a BAE Negocios: "Hay muchos economistas del mercado diciendo que se viene un salto en la inflación y el dólar. Eso presiona en el paralelo. La estrategia oficial aprovecha que está bajando la inflación para subir la devaluación del oficial y cerrar la brecha. Por otro lado, para traer al paralelo hacia abajo, con el mismo fin, es necesaria la tasa positiva. Eso no ocurrió en abril y fue algo muy malo y generó un salto en el paralelo. Entre las medidas que endurecieron el cepo y la suba de tasa, volvió a bajar". Efectivamente, entre analistas de la city la expectativa es la de un salto inflacionario y devaluatorio en el segundo trimestre. El REM publicado el viernes mostró un IPC esperado de 40,8%. Para alcanzarlo, los últimos cuatro meses del año tendrían un promedio de 4,1%. Es decir, una importante aceleración. La fuerte emisión monetaria para financiar al Tesoro (entre el 29 de mayo y el 30 de junio los envíos totalizaron $340.000 millones) y la posibilidad de que se vaya al dólar paralelo al salir de la cuarentena, generando presiones sobre el oficial tal como ocurrió en abril, lidera las explicaciones de ese pronóstico. Todo eso, con la negociación de la deuda como contexto. El economista de Eco Go, Juan Paolicchi, dijo al respecto: "Prefiero medir la devaluación en promedio y en junio fue de 2,8%. Esta estrategia de crawling peg por encima del IPC va a depender de la negociación de la deuda. Si tiene relativo éxito, lo puede sostener. Si le va mal, puede pasar algo como lo de abril, cuando el campo no liquidó y los importadores se llevaron todos los dólares, por la expectativa de devaluación. También dependerá de la consistencia monetaria. Por ahora parece haberla y el exceso de liquidez se está absorbiendo con Leliq". En ese sentido, durante junio, el Gobierno absorbió fuerte en junio: $335.000 millones. Paolicchi agregó: "A la par, mejoró el canal de transmisión de la política monetaria. Al principio el BCRA hizo salir a los bancos de las Leliq y eso desplomó la tasa. Tuvo que volver atrás y esterilizar, lo que les devolvió rentabilidad y espaldas. Junto con la suba de la tasa pasiva a 30%, permitió que trasladen la tasa de política monetaria a los plazos fijos. Quedó positiva, si se compara mes a mes en un contexto de desaceleración inflacionaria". Por su parte, el director de Epyca, Martín Kalos, afirmó: "En junio, el BCRA aprovechó una inflación contenida por el contexto, el congelamiento de precios e incluso la propia estabilidad del tipo de cambio, para acelerar el ritmo de la devaluación nominal y recuperar algo de la competitividad perdida. Además, aunque sigue siendo negativa si se la compara con la inflación esperada y de más largo plazo, la suba de la tasa le da cierto atractivo para el flujo de fondos de ciertas empresas. Pero no creo que implique una regla, la gracia de la táctica es que sea imprevisible y por ende va viendo cómo jugar de la mejor manera posible dentro de los límites de la inflación la devaluación mensual y la tasa de referencia, en el cortísimo plazo". |