Por Jaime Rosemberg - El gobierno nacional extendió a todo el país la prohibición de realizar reuniones sociales, tanto públicas como privadas, en un intento de frenar los brotes de coronavirus en diferentes lugares de la Argentina.

Al anticipar la medida, la viceministra de Salud, Carla Vizzotti, dijo ayer que la restricción apuntaba a evitar la ampliación de los contagios y, allí donde no circula el virus, poder “minimizar la posibilidad de tenerlo”. El Gobierno considera que los encuentros sociales se transformaron en el “vector principal” de contagios y fueron la razón por la cual reaparecieron brotes en distintos puntos del país.

La nueva medida fue incorporada al DNU que extendió la cuarentena hasta el 16 de agosto. La restricción extiende la prohibición que ya regía para el área metropolitana al resto de los distritos. Y reitera que para quien la infrinja regirán las penas previstas en los artículos 205 y 239 del Código Penal de la Nación: de 15 días a dos años de prisión. Eduardo López, uno de los infectólogos de consulta presidencial, justificó la medida. Pero el exministro de Salud Adolfo Rubinstein defendió los encuentros sociales al aire libre.

Las reuniones sociales, con o sin autorización y en toda la geografía del país, pasaron a ser prioridad y la principal preocupación del gobierno de Alberto Fernández en el combate contra la expansión del coronavirus luego de cerca de cinco meses de cuarentena.

“Están prohibidas y hoy son el vector principal de movilidad de contagios. Por eso hay que poner la misma energía que se puso en cortar el tránsito en el transporte público en el AMBA o interjurisdiccional en la fase anterior, ahora en los encuentros privados”, afirmaron a la nacion voceros del Presidente, preocupado porque la “meseta alta”, que hoy oscila entre 5000 y 6000 casos diarios en el país, se mantenga como está y provoque un “desborde” del sistema de salud.

La prohibición fue incluida en el DNU que prorroga la cuarentena hasta el domingo 16, según anticipó ayer en su informe matinal la viceministra de Salud, Carla Vizzotti.

La suspensión de reuniones sociales fue eje de la discusión del jueves pasado entre el Presidente; el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la que se definió la continuidad de las medidas de aislamiento por otras dos semanas. En el DNU la prohibición abarca tanto la zona metropolitana como el resto del país, incluso en aquellas provincias y localidades con nula o inexistente circulación del virus.

El decreto, al cual tuvo acceso la nación, extiende la prohibición que ya rige para el área metropolitana a todo el país. Y advierte que su violación será castigada con penas de 15 días a dos años de prisión, previstos en los artículos 239 y 205 del Código Penal.

“Se van a suspender y restringir las reuniones sociales en todo el territorio nacional para que allí donde haya brote se pueda controlar y donde no haya brote, pero sí circulación por actividades autorizadas, podamos minimizar la posibilidad de tenerlo”, dijo Vizzotti. ¿Por qué en todo el país? “Aparecieron muchos contagios por ingresos desde el AMBA”, agregaba otro vocero del Gobierno, en referencia a transportistas u otras actividades que “exportaron” el virus hacia jurisdicciones con menos casos. Vizzotti, de hecho, habló de la “progresión importante” que se produce cuando alguien con “diagnóstico confirmado” llega a una provincia en etapa de distanciamiento social (Dispo), y la necesidad de cortar esa cadena de contagios masivos.

Desde el comité de infectólogos que asesora al Presidente defendieron la necesidad de la medida al calor de la circulación del virus. “El distanciamiento social es lo más importante, y las reuniones en casas, asados o partidos de fútbol rompen ese distanciamiento. Es muy difícil allí mantener el barbijo puesto, y ni hablar de lavarse las manos”, afirmó a la nacion el infectólogo Eduardo López. “La OMS establece la definición de contacto estrecho sin distinguir entre espacios abiertos o cerrados”, agregó López, en referencia a que la medida será generalizada. Y puntualizó que las reuniones sociales se tornan “peligrosas con más de cuatro personas”, porque “la transmisión se hace muy alta y el rastreo en caso de ocurrir un caso se hace más difícil”.

De todos modos, la decisión ya mereció críticas. “La evidencia ya demostró que los encuentros sociales de poca gente al aire libre, con tapabocas y distanciamiento físico, tienen muy bajo riesgo de contagio. Sería bueno autorizarlas para evitar justamente que se sigan haciendo reuniones sociales ocultas en ambientes cerrados”, afirmó el exministro de Salud Adolfo Rubinstein.

En el gobierno porteño aseguran que esta prohibición “no cambia nada” en la ciudad, porque las reuniones con familiares y amigos “no están permitidas” desde el 20 de marzo pasado. Sostienen igualmente que un alto porcentaje de quienes se contagian “reconocen que en los días anteriores se vieron con algún familiar o amigo”, por lo cual coinciden en la necesidad de dar pasos concretos para restringirlas “todo lo que se pueda”. En la negociación con Fernández y Kicillof, y a pesar de la “estabilidad” en la cantidad de contagios (alrededor de 1100 diarios en promedio, tres veces menos que en la provincia), Rodríguez Larreta aceptó “ajustar” el control de las reuniones , pero a cambio obtuvo la autorización para la reapertura de industrias en el territorio porteño, mientras el resto del plan quedaba congelado.

En el área metropolitana no hay cambios porque ya estaban vedadas.