Por Juan Strasnoy Peyre - El endurecimiento de las restricciones cambiarias anunciado la semana pasada aún no logró terminar con la salida de reservas del Banco Central ni con la ampliación de la brecha cambiaria. A pesar de los límites a la dolarización en el mercado local impuestos para los no residentes, las cotizaciones paralelas continuaron su marcha ascendente. Particularmente el llamado contado con liqui (CCL), surgido de las transacciones financieras para sacar los activos del país, que saltó 15% desde la implementación del cepo recargado y cerró el martes a $147,52, un 95% por encima del tipo de cambio mayorista. Ocurre que los fondos extranjeros que habían quedado “atrapados” en títulos en pesos, los principales demandantes de esta operatoria, aún tienen un resquicio para fugar sus tenencias al exterior. Dentro de la batería de medidas para intentar resguardar las escasas reservas y estabilizar la brecha anunciada el martes 15, el BCRA eliminó la posibilidad de que los agentes financieros no residentes liquiden títulos contra moneda extranjera evitar la salida de divisas a través del mercado de capitales local. Esto dejó a los fondos extranjeros fuera de la operatoria del dólar MEP, que surge de los intercambios dentro del país. Quedó abierta una vía, aunque con mayores trabas. Se trata del CCL, también conocido como dólar cable o dólar fuga, que implica comprar títulos nominados en dólares con pesos y transferirlos al exterior para luego cambiarlos por divisas. Para esta operación el Central elevó el parking, el período de tenencia mínima de los activos transferidos, de cinco a quince días con el objetivo de aumentar su riesgo y desincentivar su uso. Sin embargo, en su afán dolarizador los fondos extranjeros la utilizan igual. “Les quedó la puerta de la transferencia de títulos del exterior con parking de 15 días. Tiene riesgo la espera porque esta semana cayeron muchísimo los bonos en dólares. Pero hay salida y está ligada directamente a la suba del CCL”, explicó Leandro Ziccarelli, jefe de research del Instituto de Capacitación Bursátil. Al momento de anunciar el endurecimiento del cepo, el presidente del BCRA, Miguel Pesce, destacó que los no residentes representaban más de la mitad de la demanda diaria de MEP y CCL, que ahora se canalizó sólo en esta última operatoria. Por eso, la brecha entre ambos tipos de cambio pasó del 5% al 10% desde entonces. “Se estiró mucho el CCL en relación al MEP, eso demuestra que hay mucha más gente vendiendo contra dólares afuera. Esa brecha marca el costo de poner la plata afuera”, señaló Gustavo Neffa, director de Research for Traders y FinGuru. “La idea de las medidas era romper el CCL con las regulaciones y que se use el MEP como referencia, acoplado al dólar ahorro. Pero hasta que terminen de salir los extranjeros esto va estar así”, agregó Ziccarelli. Según supo BAE Negocios, en el equipo económico preocupa esta dinámica y se analiza un nuevo ajuste de las restricciones en los próximos días para bloquear esa puerta. La estabilización de la brecha es uno de los principales objetivos del supercepo para contener las expectativas de devaluación, en medio de las presiones sobre las reservas –hoy perdieron otros USD21 millones- que ejercen distintos actores económicos. Por el momento, el Central no utilizará su poder de fuego heredado del canje local, es decir, los bonos cortos por más de USD7.000 millones que podría vender para bajar las cotizaciones paralelas. El análisis es el siguiente: vender en este nivel implicaría convalidar un ¿Quiénes son los fondos que se fugan? Los implicados en los movimientos del CCL son fondos de inversión extranjeros que habían ingresado durante el Gobierno de Cambiemos para aprovechar las muy altas tasas de interés y hacer carry trade, la conocida bicicleta financiera que dejó jugosas ganancias en dólares. Muchos se fueron durante las corridas cambiarias de 2018 y 2019 pero otros quedaron atrapados en moneda argentina. Entre ellos, varios fondos chicos y dos pesos pesados: Templeton y Pimco, que aceptaron suscribir títulos en pesos emitidos por Luis “Toto” Caputo en pleno estallido de las Lebac.
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