Por Paula Urien - En línea con la caída récord del PBI en el segundo trimestre de este año, ayer se conoció que en ese mismo período el desempleo en la Argentina creció hasta afectar al 13,1% de la población activa. La cuarentena impactó por partida doble: frenó la economía e impidió que miles de argentinos pudieran salir a trabajar o a buscar empleo. El informe del Indec sobre el mercado de trabajo también indica que la subocupación fue de 9,6%. Las cifras proyectadas a nivel nacional reflejan que más de 4,5 millones de personas tienen problemas laborales (2,62 millones de desocupados y 1,92 millones de subempleados). A su vez, la tasa de empleo (sin discriminar la calidad de la relación laboral) se derrumbó 9,2 puntos (a 33,4%), lo que implica que casi 3,7 millones de personas perdieron su trabajo “de manera temporal o permanente”, según cálculos de analistas privados. “Estos resultados reflejan en gran medida el impacto que tuvieron sobre la dinámica del mercado laboral la pandemia por el Covid-19 y las restricciones en determinadas actividades y a la circulación”, señaló el Indec en su informe. En el segundo trimestre de 2019, la tasa de desocupación había sido del 10,6%, mientras que la de actividad era del 47,7% y la de empleo, del 42,6%. La caída pronunciada de la tasa de actividad, del 47,7% al 38,4% este año, hizo que el desempleo no fuera aun mayor. ¿Por qué? Porque se considera desocupada a la persona que busca activamente trabajo y no lo encuentra. Si no está buscando, no es considerada desempleada aunque no tenga trabajo. Con la pandemia y la cuarentena, un porcentaje alto de la población se retiró del mercado por las restricciones obligatorias de circulación. “La tasa de desempleo cae cuando cae la población económicamente activa (PEA), y la PEA cae cuando hay menos gente buscando trabajo”, define Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL. Como consecuencia, no sube tanto la tasa de desempleo. Calculando una PEA de 20 millones de personas (extendida a nivel país, porque el Indec mide los principales centros urbanos), según FIEL, los desocupados son 2.620.000 personas, cuando un año atrás eran 2.080.000. Pero hay más. Al caer la tasa de empleo un 9,2%, “impulsada por la menor proporción de personas que pudieron trabajar”, refleja el Indec, “hay casi 4 millones de personas que dejaron de trabajar en el segundo trimestre –analiza Bour– si se toma la población urbana de más de 40 millones de personas. De esta disminución de puestos hay algunos que se perderán y otros que se van a recuperar una vez que se normalice la situación. Los datos del Indec reflejan que la población ocupada en el segundo trimestre de 2019 era de 12.073.000 personas, mientras que en el segundo trimestre de este año fue de 9.546.000 personas, siempre basada en los 31 aglomerados urbanos (28,6 millones de personas) que mide el instituto estadístico. Es decir, hay 2.527.000 ocupados menos. Los economistas coinciden en que se trata de “un momento especial”, en el cual las personas que perdieron el trabajo no salen a buscar otro, por razones obvias, y recalcan que por esto no engrosan el índice de desocupación. En este grupo están los comerciantes, por ejemplo. “La EPH representa a dos tercios de la población urbana”, comenta Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina. “Hay una pérdida interanual de 2,5 millones de empleos. Como sabemos que el empleo público no cayó y que el empleo privado formal cayó mucho menos, la mayor caída del empleo se explica por la informalidad, las changas y el cuentapropismo, y esto es muy preocupante en términos de pobreza e indigencia”, indica. Según Sigaut Gravina, si se extrapola al total de la población, hay una pérdida de casi 4 millones de puestos de trabajo”. Impacto subestimado “Nos quedamos cortos en algunas estimaciones sobre el impacto de la pandemia en el desempleo”, coincide Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. “La tasa de desempleo en este caso no es un buen indicador para evaluar puntualmente la crisis del Covid-19 sobre el empleo, porque se oculta detrás de la inactividad. Estamos hablando de alrededor de 4 millones de personas que perdieron su trabajo (proyectado a nivel país). Es un impacto muy fuerte”, agrega el experto. Algunos datos que llaman la atención, según Salvia, es que el problema afecta principalmente a los jóvenes, y más a los varones que a las mujeres. “El impacto en la tasa de empleo fue más significativo en asalariados sin descuento jubilatorio, en trabajadores por cuenta propia y en trabajadores en establecimientos privados”, señaló el Indec. La caída fue más intensa en los sectores de la construcción, hoteles y restaurantes y en el servicio doméstico, los más afectados por la cuarentena. Por otro lado, hubo un 21,1% de ocupados ausentes, es decir, personas que no pudieron concurrir a sus trabajos por suspensiones u otras causas. En el mismo trimestre de 2019 eran el 2,6%. Según analiza Bour, “el aumento del desempleo se verá a fin de año o a principios del año próximo, cuando la gente salga de nuevo a buscar trabajo. La economía tocó fondo en el segundo trimestre, pero quizás el impacto pleno sobre el desempleo tarde varios trimestres en verse, porque durante la cuarentena la oferta de trabajo se retrae (cae la PEA). Eso es temporario. Por otra parte, la política pública es antiempleo formal. Por lo tanto, la recuperación del mercado y de los trabajadores va a ser lenta, ya que la regulación laboral expulsa hacia la informalidad”, concluyó el economista de FIEL. |