Por Javier Blanco - El Banco Central fijó nuevas y más duras condiciones para que los importadores de artículos “suntuarios” accedan al ya muy restrictivo mercado de cambios oficial, lo que incluye unas 60/70 posiciones arancelarias de bienes finales. La norma desalienta el ingreso de “bienes suntuarios que hayan sido embarcados en origen a partir del 7 de enero de 2021 [es decir, hoy], como autos y motos de alta gama, jets privados con valor superior al millón de dólares, embarcaciones de uso recreativo, champagne, whiskies, licores y demás espirituosas, caviar, perlas y otras piedras preciosas”. El anunciado objetivo oficial de recuperar reservas al parecer no se piensa lograr generando políticas que faciliten el arribo de dólares comerciales a la Argentina (a juzgar por la señal dada con la restricción aplicada a las exportaciones de maíz), sino tratando de achicar los billetes que salen por vía de las importaciones. Esa sensación se fortaleció ayer al disponer el Banco Central (BCRA) lo que fuentes oficiales bautizaron en off the record como medidas “anti-lamborghini”. La norma afecta a “los bienes suntuarios que hayan sido embarcados en origen a partir del 7 de enero de 2021 [es decir, hoy]”, productos como automóviles y motos de alta gama; jets privados con valor superior al millón de dólares; embarcaciones de uso recreativo. Pero también abarca a bebidas como “champagne, whisky, licores y demás espirituosas con un precio superior a US$50 el litro” o a ingresos de “caviar, perlas, diamantes y otras piedras preciosas, entre otros productos”, según puntualizó la entidad en un comunicado. Los productos alcanzados involucran un monto global mensual de “300 millones de dólares en el caso de bienes finales y de 25 millones de dólares en bienes suntuarios”. Los mayores limitaciones a importaciones eran una alternativa que los analistas anticipaban, en especial, una vez que el Gobierno replicó prohibiciones ya aplicadas a algunas exportaciones (con malos resultados finales) en la segunda mitad de las administraciones de Cristina Kirchner. Básicamente, dado el dinamismo que, con el fin de las restricciones a la actividad, volvían a mostrar las importaciones en un contexto de retroceso de las exportaciones argentinas, que comenzó a estrangular el saldo de la balanza comercial en los últimos meses. “Es un refuerzo del plan aguantar cuyo objetivo es llegar cambiariamente a marzo/abril, es decir, hasta que lleguen los dólares de la soja”, tradujo a el ex gerente la nacion del BCRA, Julio Piekarz. “Es una muestra más de algo en lo que venimos insistiendo hace rato: nos faltan dólares y posiblemente el tipo de cambio oficial no esté en un nivel de equilibrio dada la cantidad de pesos que hay en la economía. Esto obliga a limitar compras para cuidar una posición escuálida de reservas internacionales”, observó Guido Lorenzo, director de la consultora LCG. “El riesgo es que intenten avanzar con otros bienes (aún no conocemos la lista definitiva) algo que provoca inflación porque presiona sobre la oferta doméstica y promueve una falta de competencia”, insistió. En igual sentido Matías Rajnerman, de Ecolatina, sostiene que la decisión oficial era “esperable en este contexto de falta de dólares”. “Es una forma de intentar asignarle prioridades a la compra de dólares. El gran problema es que, usualmente, se abre la puerta a cambiar la definición de ‘suntuarios’ haciéndola cada vez más abarcativa en pos de ‘cuidar los dólares’”, advierte. Básicamente lo que la norma hace es fijar nuevas condiciones para que los importadores de este tipo de artículos accedan al ya muy restrictivo mercado de cambios oficial, lo que incluye unas 60/70 posiciones arancelarias de bienes finales. Es un número bajo, pensando que el nomenclador del Mercosur incluye 8000 posiciones y el general llega hasta las 32.000, aclararon desde Aduana. El mecanismo dispuesto apunta a desalentar este tipo de compras al exterior al disponer que su pago pueda realizarse “a partir de un año de despacho a plaza”. “Esto significa que importás ahora, lo sacás de Aduana y recién un año después accedés al mercado para pagar ese producto. Mientras tanto tendrás que usar dólares propios en todo caso o el importador tendrá que conseguir ese financiamiento por un año”, explican desde la entidad. Para evitar que recurran a canales alternativos de pago, como la compra de dólares por medio de arbitrar bonos o acciones, la norma establece que el importador tampoco podrá operar Contado con Liquidación (CCL) o dólar MEP. “Tienen que esperar ese año o pagar con financiamiento del exterior, el cual pueden repagar al año”, explican.
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