Por Javier Blanco - El ministro Martín Guzmán jugó sus cartas y el mercado las suyas. A una semana de sus definiciones “macro” más importantes, que apuntaron a bajar el ritmo de acelerada indexación que tomó la economía en los últimos meses, la conclusión que se extrae de la conducta de los precios de los activos financieros es que los inversores creen más en la influencia que el funcionario podría tener para comenzar a atrasar el tipo de cambio que en las chances que tiene de aplacar la inflación. En esa lógica, siguieron muy demandados los bonos que ajustan por CER, lo que llevó a que sus precios se mantengan firmes o incluso en alza, mientras que se operaron en baja o debilitados los que ajustan su capital por la variación del dólar oficial y los contratos de dólar futuro. La semana anterior, el ministro de Economía fue figura central de los encuentros que el Gobierno mantuvo con empresarios y sindicalistas, con el foco en la economía y la idea de convocar a mesas sectoriales y acuerdos para lograr una convergencia progresiva “de precios, salarios y gasto, en torno a lo que hemos puesto en el presupuesto”, había definido previamente a la convocatoria la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca. En esos encuentros, Guzmán cargó contra las previsiones inflacionarias del mercado y reveló que su plan pasa por intentar un programa desinflacionario gradual en el que la inflación baje a razón de 5 puntos por año. Según esa definición, la inflación general debería cerrar 2021 en torno al 31%, 2 puntos por encima de la que plantea el presupuesto, pero 19 por abajo de la que estima el promedio del mercado, o 15 puntos bajo lo que estiman los pronosticadores más fiables. Guzmán incluso adelantó que una de las principales armas para lograr ese objetivo sería ralentizar el ritmo de devaluación oficial del peso, del 40% durante 2020 a un rango que vaya del 25 al 26% anual, confirmando una sospecha del mercado, que ya contaba con algo de eso tomando en cuenta el año electoral, las pretensiones oficiales al respecto y la receta esgrimida en un acto por la influyente vicepresidenta Cristina Kirchner. Incluso se cree que la estrategia de mantener presionadas a la baja las cotizaciones de los dólares financieros, que caen entre 3 y 4% en lo que va del mes, apunta a que los importadores que deban pasar operaciones por ese canal también pierdan una excusa para seguir remarcando precios. Los dichos de Guzmán acrecentaron la tendencia que ya mostraban los inversores a migrar tenencias desde títulos dollar-linked o incluso en dólares hacia otros a tasa fija o variable, o los más buscados que ajustan capital por inflación. Esto muestra, según los analistas de Delphos Investment, que “el mercado confía poco en la capacidad del Gobierno para recortar la tasa de desindexación que viene mostrando la economía”, aun cuando cree que la posibilidad de que ralenticen la devaluación del peso “puede ser mayor”, en un intento de bajar el ritmo inflacionario. Aplicando el freno El ritmo que lleva hoy el dólar oficial “A” 3500 –que rige para estos activos– acumula un aumento del 2% en el mes (tomando en cuenta su cierre a $89,06 ayer). De mantenerlo en lo que resta de febrero cerraría el mes en torno a los $90, con un avance del 3%, algo inferior al 3,66% que registró en enero (primer mes que corrió por debajo del IPC, tras seis meses de hacerlo a la par o por encima), ampliando su rezago considerando una inflación que se ubicaría, según las últimas proyecciones, entre 3,6 y 3,9 %. “El denominado crawling peg pierde velocidad y ya se percibe en los números: la devaluación del peso promedió un ritmo anual de 25,8% en los últimos cinco días, frente al 32,9% de los últimos 10 días y la del 39,9% durante los últimos 20”, hizo notar la consultora Criteria en un informe. En consonancia con eso, la expectativa de devaluación del mercado se achicó del 60% hacia fines de noviembre hasta el nivel del 37% que muestra por estos días. “La dinámica de la tasa de devaluación implícita muestra cómo las declaraciones de Guzmán sirvieron como estocada final a una expectativa que venía en baja y que tenía como principal soporte las elecciones legislativas de octubre. Pero la inflación implícita no se mueve”, insistieron en Delphos. “El mercado le cree más a la promesa oficial de atrasar el tipo de cambio que a la convicción de bajar la inflación”, hizo notar también en un informe GMA Capital. “Es probable que, en el corto plazo, la deuda indexada y a tasa fija le saque una diferencia al dólar, aunque el riesgo latente de un movimiento cambiario ‘sin aviso’ sería cada vez mayor. Para evitar esa sorpresa habrá que estar atentos a la capacidad que el BCRA tenga para comprar reservas”, advirtió la firma que conduce el economista Nery Persichni. “Entre los bonos en pesos la tendencia se mantiene: siguen muy firmes o suben más los ajustables por CER, que ya ofrecen rendimientos negativos del 4% en el tramo corto o positivos en torno al 8% en el largo. Los acompañan ahora los títulos a tasa fija, mientras los bonos en dólares o ajustables por el dólar retroceden”, coincidieron los analistas de Portfolio Personal Inversiones (PPI). Los analistas dudan de que esta tendencia cambie tras conocerse ayer que los precios mayoristas se dinamizaron al subir 5,6% promedio en enero. “Ya van siete meses seguidos con crecimiento de los precios mayoristas por encima de los minoristas”, hizo notar el economista Andrés Borenstein, de la consultora Econviews, en alusión a una inercia que el mercado estima dura de torcer. |