Por Javier Blanco - La megaemisión monetaria de 2020 no sólo ayudó a sostener el camino ascendente que tomó la inflación en los últimos meses, sino que además llevó a la deuda remunerada del Banco Central (BCRA) a alcanzar un nivel y un costo récord en los últimos meses, pese a que la entidad se esfuerza por mantener bajas las tasas de interés para no incrementarlo más. La contracara de una política monetaria tan laxa, en un país que lleva años vilipendiando su moneda, es el nuevo récord que alcanzó esa deuda constituida por el stock de Letras de Liquidez (Leliq) que vende y por el de los pases pasivos que coloca –en ambos casos entre los bancos– para quitar del mercado los pesos que sobreemitió, al superar la barrera de los 3 billones hace unos días. “Cruzó esa frontera el 26 de febrero, con lo que esa deuda total crece 135% desde que asumió Alberto Fernández”, hizo notar el economista Amílcar Collante, miembro del Centro de Estudios del Sur (Cesur). A su vez, el costo de este pasivo, que tanto preocupaba al presidente Fernández en tiempos de campaña, superó la barrera de los $80.000 millones, anterior máximo que había alcanzado en septiembre de 2019 en medio de una sostenida corrida cambiaria y cuando la administración Macri llevaba adelante el plan de emisión 0 pactado con el FMI para voltear la inflación, objetivo que incumplió totalmente. Hoy ronda los $83.000 millones por mes, aunque la tasa promedio que el BCRA paga por esta deuda cayó más de la mitad en relación a aquel entonces (pasó de picos del 86% nominal anual al 36,5% promedio), precisamente debido a que la deuda creció de $1,3 a $3 billones. Esa factura total marca máximos aun cuando el costo promedio del stock se tendió a abaratar ya que muchos bancos, para evitar el impuesto a esos títulos que implementó meses atrás la Ciudad de Buenos Aires, dejaron de suscribirlos para privilegiar los pases a 7 días (que pagan una tasa del 36,5% anual) o a un día (se remuneran 32%). De hecho, esos pases, que entonces eran menos del 10% de la deuda remunerara, hoy explican un 40% de ella. En el mercado juzgan que el costo que alcanzó esta deuda es uno de los limitantes que encuentra el BCRA para subir las tasas de interés, aunque volvieron a ser manifiestamente negativas en los últimos meses. La aparición de nuevos motores de emisión, cuando la demanda de pesos no se ha recompuesto, adquiere trascendencia en momentos en que se detuvieron otros que fueron muy gravitantes en 2020: no se registran giros de adelantos, ni transferencias de ganancias contables al Tesoro Nacional en lo que va de 2021. Pero sigue prendido el motor de la emisión destinada a pagar los intereses de la deuda del BCRA y se encendió en los últimos meses el de la vinculada a la compra de reservas (en un intento por recomponerlas), aunque parte de esos pesos hoy son retirados cuando usa parte de esos dólares para recomprar bonos. “En los primeros dos meses de 2021 el BCRA pagó $150.000 millones en intereses de Leliq y pases. Esos pagos fueron el principal factor de expansión monetaria en el período”, dice Collante quien señala que el costo de esta deuda será a uno de los factores que impactará en la expansión de la Base Monetaria (BM) este año. “Ya durante el primer bimestre, aun cuando no hubo asistencia al Tesoro y pese a tratarse de meses estacionalmente contractivos en que se retira la liquidez inyectada en diciembre, la BM creció más de $50.000 millones por este motivo”, indica. Y apunta a que eso supone un riesgo de cara a un año electoral en el que el gasto público no se suele moderar y cuando el propio presupuesto plantea que el Gobierno se seguirá financiando mucho con el BCRA. “Un nuevo desborde de pesos puede impactar sobre las brechas cambiarias y esterilizar los esfuerzos por ralentizar la inflación”.
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