Por Carlos
Burgueño - La estrategia “bilardista” del Gobierno tendrá esta
semana un nuevo
capítulo. Utilizando las herramientas que hay a disposición, exprimiéndolas al
máximo, y con un toque de realismo y de cuidado del resultado, antes que un
juego bonito; el Gobierno se jugará mañana una parada
difícil; en la que el mercado le mostrará cual es el grado de credibilidad ante
la política monetaria, financiera y cambiaria. Y cuánto afectó la
tormenta política provocada por “la foto” a la economía y la confianza en el
manejo sólido de las variables. El mensaje que quiere dar todo el Gabinete
económico, es que se debe aventar cualquier tipo de especulaciones,
especialmente las vinculadas al mercado cambiario; y dar señales de estabilidad
para el mediano y largo plazo. Esto es, más allá de las elecciones de
noviembre.
La estrategia para que funcione la colocación múltiple del miércoles
(ver nota aparte), es simple de explicar. Pero compleja de ejecutar. Como
primera explicación, habrá que decir que trabajan desde la semana pasada el
ministerio de Economía y el Banco Central (BCRA) en conjunto. Cada uno en un sendero, pero con un movimiento de pinzas
que debería confluir en aumentar la demanda de los papeles que Economía
ofrecerá.
El primero en mover, fue el titular del BCRA, Miguel Pesce. Luego de una última intervención en
mayo, la entidad no actuó ni directa ni indirectamente en el mercado del dólar
futuro del Rofex. En medio de la tormenta cambiaria de fines de junio y
fundamentalmente julio, el Central se mantuvo expectante y sin movilizarse
sobre el Rofex, el mercado a futuros más importante del país, que durante todo
el período se movió al alza. Sin embargo lo hizo de modo mucho más prudente que
los otros mercados cambiarios, con tenues líneas positivas muy lejanas a las
revalorizaciones de sus primos hermanos del CCL y el MEP.
La intención era mostrar al mercado que los operadores de este mercado
fundamental para medir las expectativas cambiarias y devaluatorias, no
consideraban grandes alteraciones para el largo plazo; y, de alguna manera, percibían fortaleza en que la
política ante las divisas oficiales podría ser defendido aún en el primer semestre
del 2022. En definitiva, sin que el BCRA intervenga en el Rofex, el dólar futuro
mantenía relaciones razonables de inflación en baja ante la cotización actual
de la divisa según la medición de la entidad.
La segunda señal en este sentido se dio entre el jueves y el viernes de
la semana pasada (especialmente esta última jornada), con la intervención del BCRA en el mercado de futuro de títulos públicos.
A través del MAE, el BCRA ofertó una Letra de Descuento con vencimiento a
octubre, ofreciendo una tasa de interés real de casi 40%, diferenciándose de la
operación algo fallida de colocación de deuda de la primer semana de agosto.
La intención del BCRA es despertar el interés de los
Fondos Comunes de Inversión; mostrándose activo en el mercado de títulos
públicos futuros; mostrando una tendencia de racionalidad en cuanto a los
intereses en pesos e insistiendo en despejar dudas cambiarias a mediano y largo
plazo. Saben en la entidad que es en estos potenciales clientes, donde puede
haber interés en la demanda de papeles en moneda local; sabiendo que los
rendimientos están ahora sí en niveles expectantes contra la inflación.
El BCRA hizo su parte para que los Fondos de Inversión se interesen y
presenten en la licitación del miércoles. Ahora, para concretar el interés y la
participación, desde la secretaría de Finanzas que maneja
Rafael Brigo, se planteó un menú de opciones más atractivas que las de la
primer semana de agosto; con opciones de corto plazo (hasta fin de año o no más
allá de enero) y tasas de interés reales. Se modifica la intencionalidad
de extender plazos y lograr cancelaciones rápidas de vencimientos a cambio de
extensiones de vencimientos y menores intereses. Se optó ahora por el realismo
y el efectivismo. Una nueva versión de lo que este medio definía ayer como una
estrategia “bilardista”. Dicho de otra manera, y según se explicó ayer desde un
despacho oficial con conocimientos futboleros de las décadas del 80 y 90, “no
hay que tener miedo a colgarse del travesaño, hasta que cambie el viento y
podamos aplicar algo de menotismo”. “¿Cuándo sería eso?”, consultó el cronista.
“Ganamos las legislativas, cerramos con el FMI y salimos a dar vuelta el
partido”.
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