Por Gustqavo Bazan
- La última vuelta de tuerca al cepo cambiario, vigente desde el viernes de la
semana pasada, desató una oleada de consultas de inversores a sus
operadores bursátiles, en varias direcciones. Se requería información precisa
sobre qué pasaba y qué podía pasar con los dólares de los inversores que están
en las cuentas -locales o en el extranjeros- de las Alycs (agentes de Bolsa) y
a qué tipo de operaciones podían aplicarse. También empezaron a preguntar por apertura
de cuentas en el exterior, especialmente en bancos comerciales de Estados
Unidos.
Todo se desencadenó
por el contenido de la escueta circular A 7340 del Banco Central, que
ordena lo siguiente: después de hacer operaciones con títulos valores que
culminen con dólares en la cuenta del inversor, éstos “deberán abonarse por
alguno de los siguientes mecanismos: a) mediante transferencia de fondos desde
y hacia cuentas a la vista a nombre del cliente en entidades financieras
locales, y b) contra cable sobre cuentas bancarias a nombre del cliente en una
entidad del exterior que no esté constituida en países o territorios donde
no se aplican, o no se aplican suficientemente, las Recomendaciones del Grupo
de Acción Financiera Internacional”.
La circular agrega
que “En ningún caso, se permite la liquidación de estas operaciones mediante el
pago en billetes en moneda extranjera, o mediante su depósito en cuentas
custodia o en cuentas de terceros.”
En otras palabras,
si alguien compra, por ejemplo, Dólar MEP, dichos dólares deben ir a
su caja de ahorro en dólares en un banco local ni bien se concreta la
operación. Para el caso de la compra de dólares “contado con liquidación”, los
dólares deben ir a una cuenta bancaria -a nombre de este inversor- en un banco
extranjero.
Esto fue lo que
desató en las últimas horas una ola de consultas, ya que muchos inversores
locales operaban manteniendo los fondos en la cuenta de la ALyC, tanto
local como en el exterior. Ahora la ALyC no les cursará operaciones
de “contado con liquidación” hasta que el cliente abra su propia cuenta en un
banco en el extranjero.
El tema es que no
es fácil -casi imposible- una apertura en un banco en, por ejemplo, Estados
Unidos, si no se es residente. Más allá de la documentación requerida, las
entidades financieras de ese país están filtrando los pedidos, sobre todo
para no tener problemas con los organismos de prevención de lavado de dinero.
Según pudo saber
este diario, muchos bancos tomaron la decisión incluso de cerrarles las cuentas
ya abiertas a los clientes argentinos porque se sentían “incómodos” con el
hecho de ver tantos movimientos desde la cuenta del broker a la del
cliente y viceversa. Y mucho menos querían ver movimientos desde la cuenta del
cliente a un tercero. “Solo movimientos entre cuentas del mismo titular” admite
ahora la mayoría de los bancos de EE.UU.
En otros países,
como Uruguay o Paraguay -mercado que empieza a tallar con fuerza por
atraer el ahorro de los argentinos- también están más restrictivos. Algunos ya
no aceptan que la documentación requerida sea entregada por correo electrónico
y, lógicamente, por las restricciones para salir del país la posibilidad de
hacer un trámite presencial también se hace mucho más difícil. De todas
maneras, la cuenta de Paraguay no serviría como receptor de los fondos que
provengan de la ALyC, porque éstas trabajan casi exclusivamente con cuentas en
Estados Unidos. Además, en Paraguay están muy restrictivos a abrirles las
cuentas a no residentes.
Las cuentas en
bancos de Estados Unidos son típicas cajas de ahorro aunque con una salvedad.
En el caso de lograr abrirla, exigen un saldo permanente que va de los 2.000
a los 25.000 dólares, según el banco. Es decir, son dólares que sí o sí
deben estar depositados en la caja de ahorro en cuestión. Una suerte de encaje
permanente para poder mantener la cuenta operativa.
En cuanto a las
comisiones, suelen cobrar una suma fija por cada movimiento, independientemente
del monto de la operación. No suelen tener costos de mantenimiento.
Distinto es el caso
de Uruguay -un mercado financiero que supo tener decenas de miles de cuentas de
argentinos hasta la crisis de 2002- donde se cobra un monto fijo de
mantenimiento mensual y un fee por operación que es parte fija y parte un
porcentaje del monto operado. Esto la hace mucho más cara de mantener.
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