Por Mariano Boettner - “Nos
hubiera gustado que estén, pero no podíamos hacer más nada”, reflexionaba horas
después de terminado el acto por el Día de la Industria uno de los ejecutivos
que ocuparon la primera línea de la platea de empresarios en la planta de Cerámica
Alberdi.
El Gobierno
materializó este jueves un desplante al evento que organizó la nueva conducción
de la Unión Industrial Argentina (UIA) que se venía cocinando en los últimos
días. La entidad cursó invitaciones al presidente Alberto Fernández, al
ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, al de Trabajo, Claudio
Moroni, y de Interior, Wado de Pedro.
Fernández dio la justificación sobre su ausencia en el acto oficial
llevado a cabo en Chaco: “Cuando se aproximaba el Día de la
Industria nos preguntamos dónde conmemorarlo. Allá en Buenos Aires se hizo
la celebración central de la UIA, mis saludos a todos los industriales de la
Argentina. Pero a mí me parecía muy importante, muy relevante, que celebremos
el Día de la Industria en el interior de la Patria porque es central para
el desarrollo económico y social de la Argentina”.
El faltazo oficial
en la planta industrial de José C. Paz fue leído por algunos de los empresarios
presentes simplemente como la continuidad de una relación con la plana
mayor fabril -ahora liderada por Daniel Funes de Rioja, abogado
laboralista y pope de la industria alimenticia- que comenzó tirante y desde ese
momento se mantuvo en un tono solo protocolar y distante.
En los despachos
oficiales no cayó bien que en su discurso de asunción el presidente de la
entidad plantee críticas a la política oficial sin ningún guiño a lo
que en el Poder Ejecutivo consideran como el mayor programa de rescate de
empresas privadas de la historia, en referencia al programa ATP que fue
solicitado en buena medida por compañías del sector industrial.
Funes de Rioja fue
en los últimos meses además uno de los críticos más fuertes de dos medidas que
el empresariado menciona al tope de las preocupaciones y reclamos: la
prohibición de despidos y suspensiones y la doble indemnización por despido,
algo que el pope fabril suele denominar como el “triple cepo laboral”.
Algunos de los
empresarios presentes en Cerámica Alberdi se enteraron de la ausencia de los
funcionarios recién el jueves por la mañana y otros minutos antes del evento.
El Ministerio de Desarrollo Productivo mandó a sus dos secretarios de Estado
principales: el de Industria Ariel Schale y la de Comercio
Interior Paula Español. Schale, entre sus funciones, tiene la de ser
el intermediario con las empresas para habilitar los dólares para importar
insumos, en lo que implica uno de los toma y daca más relevantes entre el
sector público y los privados.
Los ejecutivos
consultados por Infobae desde la previa del evento del Día de la
Industria hasta bien finalizada la jornada, cuando el galpón central de la
fábrica ceramista ya había retomado su actividad habitual y, a metros, un
puñado de empresarios recibían la tarde entre café y dulces, se cuidaron
delante de un micrófono y por lo bajo de atribuir a una decisión política la
ausencia de funcionarios de primera línea y eligieron seguir el razonamiento que bajó Funes de Rioja y que más tarde replicó el CEO de
Techint Paolo Rocca: que la campaña electoral trastocó prioridades de agenda y
que, por esa razón, el mandatario y su ministro de producción no pudieron ser
de la partida.
Ariel Schale fue el
funcionario de mayor rango presente en el acto del Día de la Industria
El propio Funes de
Rioja, ya abajo del escenario y consultado repetidas veces sobre las ausencias
del gabinete, prefirió poner paños fríos al asunto. El presidente de la
UIA, en rigor, había estado horas antes en un acto oficial con el ministro
Kulfas, que presentó un libro sobre historia de la industria argentina.
A pesar de que el
ejecutivo había pedido tener un lugar destacado en esa escenografía, tuvo que
conformarse con una ubicación lejos de la primera fila. El jefe de la cartera
productiva, de todas formas, lo nombró en primer lugar entre los
agradecimientos a los invitados presentes. Un gesto de distensión mínimo,
aunque no fue suficiente para barrer el desplante que tendría lugar al día
siguiente.
Más allá del rango
de los funcionarios presentes, otra de las cuestiones de las que se habló en la
carpa blanca fabril post celebración fue del tono de las únicas dos
exposiciones, de Schale y de Funes de Rioja. Sin fuegos artificiales ni chicanas
explosivas, los dos se entregaron a una esgrima discursiva en la que
cruzaron mandobles con altura pero sin dejar de plantear reclamos hacia el
otro lado.
Los ejecutivos
esperaban la presencia de Alberto Fernández y de Matías Kulfas en Cerámica
Alberdi
El contacto entre
los popes industriales y el funcionariado fue breve y no continuó una vez
finalizado el acto, ya que tanto Schale como Español se retiraron rápidamente
del lugar, por lo que no hubo tercer tiempo. Otro que estuvo en la lista de
invitados a pesar de su choque con la nueva conducción de la UIA fue José
Ignacio de Mendiguren, que se retiró con bajo perfil apenas se apagaron los
micrófonos del escenario.
Funes de Rioja no
se privó, además, de incluir en el listado de pedidos al Gobierno -además de la
presión impositiva y de la adaptación de la regulación laboral (”ya no estamos
en la primera revolución industrial”, dijo)- el conflicto con los productores
de carne por las restricciones a la exportación que el Poder Ejecutivo extendió
hasta fines de octubre. “Hay que proteger a la industria frigorífica”,
cuestionó.
Otro ejecutivo
consultado por este medio había quedado sorprendido por el planteo del secretario
de Industria sobre la necesidad de que los empresarios del sector “se la
jueguen” por las políticas sectoriales. “Nosotros no estamos para eso, sí
podemos destacar si la industria está mejor o peor que antes de la pandemia o
para resaltar alguna medida, pero no para militarlas”, mencionó.
A ese reclamo, el
presidente de la UIA dijo en una rueda de prensa que “es una opinión,
pero nosotros estamos convencidos de nuestro protagonismo en los
temas que hacen a la política industrial, no a la política partidista”,
replicó. Apenas minutos después de que terminara los discursos, Paolo
Rocca recibió la misma pregunta. El CEO de Techint prefirió solo
sonreír y retirarse para evitar la respuesta.
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