Domingo 5 - Por Pablo Wende - Las dos PASO históricas por su resultado y por el impacto en los
mercados sin lugar a dudas fueron las de 2013 y la de 2019. Hace tiempo que la
pregunta que circula entre los inversores es: ¿a cuál de estos dos episodios se
asemejará la próxima elección primaria? La respuesta a este interrogante
es indudablemente un escenario parecido al que dejó la elección de 2013, que
luego dio lugar a una suba espectacular en el precio de acciones y bonos. Una
recuperación que se prolongó casi cinco años, hasta 2018, cuando comenzó una
nueva crisis.
En los mercados lo
denominan “trade electoral”, es decir adelantarse a invertir antes de las
elecciones, obviamente apostando a un resultado determinado en las
urnas. El mercado accionario subió ya 20% en dólares en el último mes y
40% desde el piso de marzo. También los bonos están en su mejor momento
del 2021. El riesgo país perforó por primera vez en el año los 1.500 puntos y
las cotizaciones se ubicaron por encima de los USD 40. Todavía son precios que
proyectan una elevada probabilidad de default a futuro, pero muestran un cambio
de clima.
Detrás de la
euforia de los mercados se esconde por supuesto una apuesta especulativa, que
recién con el resultado de las PASO se verá si tuvo el resultado
esperado. La coincidencia entre los operadores es que el Gobierno no hará
una buena elección el próximo domingo, perdiendo un importante caudal electoral
respecto a 2019. Se trata de una mezcla de pálpito ante el deterioro económico
y social, más algunas encuestas que marcan un resultado bastante ajustado en la
provincia de Buenos Aires. Claro que en 2019 las proyecciones de las
encuestas fueron un fiasco: ninguna adelantó los 14 puntos que Alberto
Fernández le sacó a Mauricio Macri en las primarias.
Votos y escaños
Un eventual
resultado poco auspicioso para el Gobierno significa que no obtendrá mayoría en
la Cámara de Diputados. En ese caso, habría un claro límite para la ofensiva
oficial en temas tan sensibles como la reforma judicial. Pero además se supone
que necesariamente se irá a una instancia de mayor diálogo. En otras palabras,
se alejaría el “fantasma de Venezuela”, que persigue al Gobierno prácticamente
desde que arrancó su gestión.
Es posible que sea
demasiado poco como para generar tanto entusiasmo entre brokers locales y
también en Wall Street. Pero por otro lado se parte de precios bajísimos
para los activos argentinos, aún luego de la última remontada. Un estudio
realizado por AR Partners, de fuerte llegada entre inversores extranjeros,
indicó: “Hay muchas similitudes entre esta elección y el escenario del 2013,
como estrictos controles de capitales, tarifas que siguen atrasándose, lo mismo
que el tipo de cambio, controles de precios y tarifas, además de restricciones
a las exportaciones”. En ese marco, llega a una conclusión contundente: “La
historia muestra que entrando en puntos como este (75-80% abajo del último
pico) el potencial de apreciación es muy significativo, entre 2 y 2,5 veces la
inversión inicial en un plazo de 3 a 5 años”.
Alberto Fernández
celebra su victoria en las PASO de 2019, que adelantó su triunfo en la primera
vuelta presidencial de octubre. Un resultado que hundió los mercados (AP
Photo/Sebastian Pani)
Para los mercados,
por lo tanto, casi no hay un término medio. O la elección deja al país al
borde de otra caída brutal que nos acercaría a Venezuela o se va a un horizonte
de mayor previsiblidad, paridad de fuerzas y obligaría al Gobierno a recurrir a
su versión más moderada para transitar lo mejor posible los dos años de mandato
que le quedan al Presidente.
Moderados
La moderación del
oficialismo ya arrancó, aunque no está claro si se trata simplemente de una
urgencia electoral o es el inicio de lo que se viene post elecciones. Fue la
propia Cristina Kirchner la que hace poco más de un mes dejó en claro que el
espacio que lidera no está dispuesto a “sacar los pies del plato”. Fue cuando
dejó en claro que los recursos del FMI no se utlizarán para hacer frente a los
efectos de la pandemia, dejando en claro que habrá que utilizar los USD 4.300
millones ya recibidos para repagar deuda con el propio organismo.
Axel Kicillof
completó esta nueva faceta. Luego de más de un año de idas y vueltas, se
decidió a cerrar un acuerdo con los acreedores y reestructuro la deuda de la
Provincia. Todo esto faltando menos de 20 días para las PASO. ¿Ahora resulta
que arreglar con los grandes acreedores de Wall Street es un buen negocio
electoral?
Lo que está detrás
de los anuncios de Cristina y el gobernador bonaerense es la necesidad de
llegar a las elecciones (la de ahora pero en especial la de noviembre) con el
dólar lo más tranquilo posible. No sólo evitar que siga aumentando la
brecha, sino además perder la menor cantidad de reservas posibles en el camino.
Y para eso es clave mostrarse un poco más amigable con los mercados
financieros.
¿Hay peligro de que
los mercados se equivoquen en su percepción electoral? Por supuesto que sí, y
ya ocurrió en 2019. El primer aspecto para tener en cuenta es que resulta
difícil medir la intención de voto en el Conurbano “profundo”. Ese voto, que
por lo general acompaña masivamente al kirchnerismo, suele estar subestimado en
las encuestas.
Se vienen las
Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) (Foto Eva Cabrera/AA)
La otra variable
que podría mejorar las chances del oficialismo, en particular pensando en la
elección de noviembre, es la mejora incipiente que se nota en la economía. Es
cierto que aún se trata de indicadores algo débiles. Pero la mezcla de las
aperturas, sumado a una gran cosecha llevarán el rebote de este año a más del
7%. No llega a recuperar lo perdido el año pasado, pero el salto necesariamente
será percibido. Los estudios cualitativos lo están mostrando. Por
ejemplo, en el último informe divulgado por D´Alessio-Berenszstein, surge
que la percepción de la gente sobre cómo estará la economía dentro de un año
tuvo un aumento aumento sensible. Un 40% de la gente piensa que va a estar
mejor, cuando no llegaba a un 30% en mayo pasado. Y todo indica que estos
valores pueden seguir mejorando hasta fin de año. Lo que no queda claro es si
el Gobierno podrá capitalizar esta mejora del “humor social”, también medido
por el Barómetro de Opinión Pública que confecciona mensualmente Poliarquía.
Todas estas
proyecciones dejan por ahora de lado lo que será el complicadísimo escenario
post-electoral. El gobierno tendrá que abandonar la plancha y empezar a mover
más rápido el dólar oficial. Al mismo tiempo habrá que enviar señales
adecuadas para que no se siga disparando el Contado con Liquidación y no
aumente la brecha cambiaria. Todo esto con un nivel de reservas netas que a fin
de año llegarán a apenas unos USD 4.000 millones.
El Gobierno también
se verá obligado a subir tarifas para que no aumenten los subisdios y a bajar
el déficit fiscal, aunque para eso seguramente volverá a subir impuestos. Una
nueva versión del “aporte solidario”, o impuesto a las grandes fortunas, cae de
maduro.
Más allá del
resultado electoral, si en algo hay opinión unánime entre los inversores es que
se viene el acuerdo con el FMI y que estará firmado a más tardar en marzo del
año próximo. Lo que no está tan claro es si ese arreglo con el Fondo servirá
para “anclar expectativas” que ayude a recuperar la confianza o, por el
contrario, se pierde otra oportunidad, como ya sucedió con la reestructuración
de la deuda hace exactamente un año.
|