Por Mariano
Boettner - El Gobierno
analiza de qué manera modificar las regulaciones cambiarias para evitar lo
que, estima, puede ser una fuente de evasión de
liquidación de divisas, así
como también para mejorar el ingreso de los que exportan servicios
profesionales. Se trata de aquellos casos de personas que trabajan
total o parcialmente para clientes en el exterior y que cobran su labor en
moneda extranjera, lo que en muchos casos se canaliza por fuera del mercado
oficial de cambios.
Según pudo
saber Infobae en base a fuentes oficiales, el Poder Ejecutivo
conformó una mesa de trabajo integrada por funcionarios del Ministerio de
Desarrollo Productivo, el Ministerio de Economía, la AFIP y el Banco Central
para buscar soluciones a nivel técnico. Hay miles de profesionales de distintos
rubros que tienen clientes en el extranjero y el control de cambios representa
un obstáculo para poder recibir su pago sin tener que liquidar esos dólares a
un tipo de cambio desfavorable y pagando comisiones bancarias por giros y
transferencias.
Entre los
profesionales que tienen este tipo de problemas se destacan los que trabajan en
el sector de informática, software, programación, traducción, diseño
gráfico y otros como arquitectura o de ingeniería. De acuerdo a los datos de
marzo de este año del portal web Freelancer, hay en la actualidad
unos 556.000 argentinos inscriptos en esta plataforma para conectarse
con clientes de otros países.
A la hora de cobrar
por ese trabajo, por las restricciones vigentes ese ingreso en dólares es
luego convertido a pesos al valor del dólar oficial. De esa manera, un
trabajador que tiene que recibir un pago de USD 500 recibiría unos $42.500,
luego de restar las comisiones bancarias. Pero esa suma al cambio libre se
elevaría a poco más de 76.000 pesos.
Burocracia estatal
y privada
Esa es solo la desventaja en términos de
conversión de cambio.
Según explicó
a Infobae un exportador de servicios profesionales que suele realizar
operaciones de cobro desde el exterior de manera trimestral, para obtener la
acreditación bancaria de la entidad local con la que opera históricamente,
primero tiene que esperar que la oficina de comercio exterior y giros y
transferencias le envíe por mail el número de la Orden de Pago; luego
debe presentar, cada vez, una declaración jurada “Covid-19″, para poder
hacer el trámite vía virtual; completar el trámite con otra declaración
jurada del detalle del servicio, previo conocer el código que para cada
caso estableció el Banco Central; copia de la factura en dólares con
el valor en la divisa al cambio oficial al momento de la
emisión; presentar toda la documentación firmada en cualquier sucursal de
la entidad bancaria dirigida a su oficial de cuenta; y esperar que la
oficina de comercio exterior del banco apruebe todo e informe de
la acreditación final en cuenta en pesos, o en dólares, según especifique,
en ese caso neto de las comisiones que varían según el monto, pero que pueden
llegar a representar más del 8% en pesos y un 5% en dólares para montos
inferiores a 500 dólares.
Luego llega la
parte de las comisiones bancarias, que en el caso de una operación de
exportación de un servicio por USD 500, es de USD 20 por cada orden
de pago recibido, USD 3 más por el formulario de cierre de cambio, más 21% de
IVA.
Como alternativa,
algunos de estos trabajadores con clientes fuera del país prefieren canalizar
sus cobros a través de plataformas como PayPal, billeteras virtuales
internacionales o incluso cobrar directamente en forma de
criptomonedas para evitar la pérdida de la conversión de tipo de cambio.
Según el balance cambiario del Banco Central
de la República Argentina el agregado de “servicios empresariales, profesionales y técnicos,
genera por mes unos USD 300 millones, a los cuales se agregan USD 15 millones
de servicios de comunicaciones; y otros 120 a 190 millones de dólares por mes
de servicios de informática.
Según Freelancer,
el monto promedio que cobran los residentes por cada trabajo para el exterior
es de USD 161, con un tiempo promedio de liquidación de dos a tres días. Los
más buscados y ofrecidos son en los rubros de tecnología de la información
(programación, desarrollo de software y apps y webtesting), diseño
(gráfico, para webs, banners, digital, textiles) y marketing
digital y comunicación. Aunque también se destacan otros servicios
profesionales de arquitectos, ingenieros, economistas, contadores, capacitación
virtual, entre otros.
La mesa de
distintas áreas que conformó el Estado para analizar esta problemática comenzó
con la premisa de conseguir información que, aseguran fuentes oficiales, hoy el
Poder Ejecutivo no tiene. “Para resolver cómo abordar el problema necesitamos
datos y la industria nos va a compartir estimaciones de cuántas personas
tiene trabajando para el exterior”, explicaron desde el Ministerio de
Desarrollo Productivo a Infobae.
Operatoria de empresas
La solución,
incluso, podría llegar a través de un cambio normativo para las empresas, no
para las personas que busquen cobrar. “Lo que se está viendo es alguna forma
para que las compañías puedan tener una liquidación distinta o algún
esquema, no para las personas. Pero este es un problema mundial que no le pasa
solo a Argentina”, apuntaron desde uno de los despachos en que estudia la
situación.
Uno de los sectores
afectados es el de la economía del conocimiento. La subsecretaria de esa
área María Apólito comentó ante este medio que “la problemática de
quien recibe dólares pero no los ingresa la país, rozando la evasión, por lo
que es una situación compleja”, mencionó.
La programación y
otros empleos ligados a la informática tiene miles de empleados que trabajan
para clientes en el extranjero
“Tenemos una mesa
de trabajo y estamos tratando de ponerles números a esta situación de ‘fuga’
digital y ver qué soluciones hay, si pueden provenir de una regulación más
ajustada o una forma de liquidación distinta. No tenemos todavía en claro
cuántas exportaciones estamos perdiendo”, concluyó la funcionaria de esa
subsecretaría, que depende de Desarrollo Productivo.
Para poner en
contexto, el economista sectorial de Abeceb Santiago Manoukian estimó
que en términos generales las exportaciones de servicios basados en el
conocimiento acumulan tres años seguidos de caída. “En 2020 cayeron 15,1%
interanual y se ubicaron levemente por encima de los USD 5.800 millones, lejos
del máximo de USD 7.500 millones de 2017 (-22 por ciento)”, explicó en diálogo
con Infobae. Los datos preliminares de 2021 indican que se exportaron
unos USD 1.400 millones en el primer trimestre, el nivel más bajo en cinco
años.
Eso implicó, según
Manoukian, “caídas generalizadas entre los rubros: los más golpeados son
los servicios arquitectónicos y de ingeniería y servicios personales,
culturales y recreativos (donde se encuentran los audiovisuales), mientras
que las menores caídas corresponden a software y servicios de informática”,
continuó.
Por otra parte,
apuntó: “Si bien sucedió en un contexto de recesión global y pandemia, también
tuvo lugar en un escenario de incertidumbre macroeconómica y medidas con sesgo
anti exportador, como el férreo cepo cambiario y una elevada brecha
cambiaria, derechos de exportación (recién se eliminaron en diciembre), sumado
a la incertidumbre regulatoria que imperó
hasta la reglamentación de la Ley de Economía del Conocimiento a fin de 2020, frenando inversiones por parte de algunas
empresas y no permitiendo aprovechar un tipo de cambio en niveles relativamente
competitivos”.
“Si bien las
restricciones cambiarias y la brecha representan problemas para todas las
actividades exportadoras, en el caso de los servicios basados en el
conocimiento toman otro relieve, puesto que resulta más fácil encontrar
canales alternativos de ventas (incluyendo la relocalización real o formal
de las operaciones a otros países con regulación más flexible), lo cual afecta
aún más las exportaciones”, concluyó.
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