Por Juan Strasnoy
Peyre - Esta semana, el Ministerio de Economía enfrentará el desafío de
empezar a revertir el traspié en la renovación de los vencimientos de deuda en pesos de
agosto que complicó su estrategia financiera. A sólo tres días de las
PASO, Martín Guzmán se
jugará un partido importante para ello, en el que apuntará a dar una señal de
tranquilidad al mercado.
En la licitación programada
para este jueves, tendrá que salir a refinanciar pagos por $247.545 millones,
según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), un monto superior
a los que no pudo rollear completamente a comienzos y finales del mes pasado.
Sin embargo, hay dos factores ligados a la composición de próximos compromisos
que esperanzan a los funcionarios con ampliar el endeudamiento neto y acotar
las necesidades de emisión monetaria, aun en pleno contexto electoral.
El programa financiero oficial, pautado en el Presupuesto 2021, plantea
cubrir al menos el 40% del déficit con nuevo endeudamiento y no más del 60% con
asistencia monetaria del Banco Central. Esa meta forma parte del plan de
contención cambiaria ya que el Gobierno considera que una mayor impresión de
pesos podría recalentar las presiones sobre el dólar. Luego de
siete meses de sobrecumplimiento de esa pauta, el traspié en las colocaciones
de agosto llevó a acelerar la emisión (el BCRA le giró al Tesoro $200.000 millones),
que ahora pasó a representar el 65% de las fuentes financieras acumuladas en el
año. Para acercarse a su meta, Guzmán deberá apuntalar el fondeo en los
próximos meses.
El primero de esos elementos que genera mayor optimismo entre los
funcionarios es que cerca de dos tercios de este inminente vencimiento
corresponden a un bono que está íntegramente en manos del Banco Nación. Se
trata del TS21, un bono emitido en marzo de 2018 -semanas antes del estallido
de la corrida de ese año- por el entonces ministro de Finanzas, Luis “Toto”
Caputo, para canjear un título similar que vencía en 2019 y que también tenía
en su poder el propio banco público. El próximo lunes el TS21 pagará $157.573
millones, según números de la OPC. Como suele ocurrir con la deuda en manos de
entes públicos, su renovación se da por descontada.
Este título representa alrededor del 35% de los vencimientos en pesos de
septiembre. Pero no se trata del único alivio en la composición. De acuerdo con
fuentes de Economía, hay otro 20% en poder de distintos organismos del Estado,
principalmente el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, distribuido
en el resto de los instrumentos que expiran este mes.
Así, de los más de $430.000 millones a renovar en
septiembre, el 55% es de renovación más sencilla. El número contrasta con lo
ocurrido en agosto, cuando el 92% de los $322.200 millones que vencieron estaba
en manos privadas. En el Palacio de Hacienda consideran que esa complejidad fue
una de las causas de que no se llegara a renovar el 100% de los compromisos
mensuales por primera vez en más de un año.
Despejado el TS21, lo que la Secretaría de Finanzas debería refinanciar
en la licitación de este jueves son unos $90.000 millones, casi la totalidad
concentrados en la Lecer X13S1. Según fuentes de la dependencia que encabezan
Rafael Brigo y Ramiro Tosi, el 35% del stock en circulación de esta letra atada
a la inflación lo tienen fondos extranjeros, como Pimco y Templeton. Esto a
priori sugeriría un escollo, más aún después de que los acreedores no
residentes decidieran cobrar los alrededor de $18.000 millones que les
correspondían por sus tenencias que caducaron a fines de agosto y no ingresar a
la última colocación.
Sin embargo, las mismas fuentes oficiales afirmaron que estos fondos les
comunicaron, en el marco del diálogo que mantienen asiduamente, que habían
decidido “unificar la renovación de sus posiciones en la próxima licitación” y
suscribir los pesos correspondientes a ambos vencimientos, aunque no detallaron
los motivos.
De concretarse, esto implicaría suscripciones por alrededor
de $45.000 millones por parte de estos acreedores foráneos que ingresaron
durante el gobierno de Cambiemos a hacer carry trade (la famosa bicicleta
financiera) y luego quedaron “atrapados en pesos” por el reperfilamiento y el
cepo cambiario aplicados en 2019. El jueves se verá si esto finalmente se
confirma.
En ese marco, los funcionarios esperan “profundizar el financiamiento”
en el mercado durante septiembre al tener “más flexibilidad en la composición”
de los vencimientos y pese a tratarse del mes de las PASO. Un contexto
electoral en el que los inversores se vuelcan hacia el cortoplacismo y,
típicamente, crece el apetito por dolarizarse. En el mercado siguen con
atención la dinámica de la deuda en pesos y evalúan distintos escenarios para
el último cuatrimestre.
Proyecciones
Adrián Yarde Buller, economista jefe y estratega de Facimex Valores,
señaló que se transitan “las semanas más exigentes del año en materia de
vencimientos, por lo que es razonable ver cierta caída del roll-over en el
margen”. Aunque matizó en base a dos elementos: “Por un lado, el Tesoro
todavía tiene espacio para subir las tasas si necesita ampliar el
financiamiento o alargar plazos. Por otro lado, esperamos que este año el
Tesoro tenga un déficit primario de 3,5% del PBI financiado 30% con deuda, lo
que implica que ya consiguió todo el financiamiento que necesita del mercado y
tendría que alcanzarle con ir renovando lo que vence hasta fin de año”. Con
todo, en Economía señalan que su intención es cumplir con la meta de cubrir el
40% del déficit fiscal con deuda y, si es posible, sobrecumplirla.
Un informe de Delphos Investment adelantó que “septiembre no
representaría una complicación para el Tesoro en materia de vencimientos” dada
su composición. Aunque planteó: “De todas maneras, se requiere un cambio de
estrategia ampliando el menú de bonos y letras a ofertar para satisfacer la
demanda del mercado y conseguir mejorar el porcentaje de roll-over”. Es que,
según sus cálculos, Economía deberá conseguir un porcentaje de refinanciación
cercano al 130% entre septiembre y diciembre para cumplir con la meta
presupuestada, bajo el supuesto de que el déficit primario ascenderá a $850.000
millones en ese lapso. Esto implicaría renovar los $1,3 billones que vencen
hasta fin de año y conseguir un fondeo extra de $360.000 millones, un monto
cercano al que consiguió en los primeros ocho meses ($383.000 millones).
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