Por Carlos
Burgueño - El
Gobierno se entusiasma por la evolución de una variable clave para medir la
marcha de la economía, y su influencia directa en las perspectivas de mediano
plazo. O al menos para cerrar el 2021. La evolución de la recaudación impositiva
muestra un acumulado a agosto de unos $6.795.034,7 millones, lo que implica una
variación interanual de 67,4%. Si se tiene en cuenta que la inflación interanual
acumulada al octavo mes del año (el dato se conocerá la semana próxima) ronda
el 50% (un nivel muy alto), la diferencia entre los ingresos de la
Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y el alza general y
estructural de los precios muestra una diferencia a favor del organismo
recaudador por más de 10 puntos porcentuales; distancia que se
mantendría hasta fin de año.
Más allá de que se
computan los ingresos por unos $233.000 millones extras por el aporte a las
grandes fortunas, la diferencia se sostiene desde marzo pasado, apuntalada
ahora por el ingreso de tributos vinculados al consumo y la actividad económica
y financiera. Según los datos de agosto, el incremento interanual llegó a 64%
con el dato que la comparación ya se hace contra un mes donde las restricciones
económicas del 2020 ya habían comenzado a descongelarse. El organismo que
maneja Mercedes Marcó del Pont marca también que los
resultados del mes pasado ya se ubican por arriba de los del 2019;,apuntalados
también por el consumo.
El mes pasado, el
incremento de la recaudación fue motorizado por Combustibles ( 84,3%), IVA
( 75,9%), Impuestos Internos ( 55,5%) y el Impuesto a los Créditos y Débitos
( 66,0%). En promedio el alza de estos tributos ronda el 74%, superando
largamente el 50% de inflación acumulada. También fue bueno en agosto el aporte
de las retenciones a las exportaciones, con un incremento de 131,9%.
El entusiasmo
oficial ante estos datos es que la variable consumo está ahora apuntalando la
recaudación, lo que podría continuar favoreciendo el nivel de ingresos en lo
que resta del 2021, sosteniendo la diferencia de 10 puntos porcentuales por
encima del alza de los precios. Si esto sucediera, para fin del ejercicio la
recaudación final real se ubicaría en un nivel superavitario, incluso pese a la
fallida medición oficial de 29% de inflación para todo el 2021 que figura en el
Presupuesto.
Relevancia
La importancia del
dato es doble. En primer lugar, implica, tal como adelantó este diario,
que el déficit fiscal programado para el 2021 de un desequilibrio
primario de 4,5%, no sólo no se superará sino que podría ubicarse en un nivel
menor de 4%. Esto pese al incremento electoral en el nivel de gasto
que se proyecta para el trimestre septiembre-noviembre. Aún computando una
aceleración de las partidas de gasto, podría llegarse al penúltimo mes del año
dentro de la barrera del 3% sobre el PBI, para luego dejar espacio a un
diciembre donde siempre el nivel de ejecuciones fiscales se acelera. La meta final
será la de no llegar a ese 4% y mostrar una plataforma más controlada para el
2022. El otro lado que aporta la mejora en la recaudación, es que puede
pensarse un próximo ejercicio sin alza de impuestos, dejando de lado dos
sospechas que rondan los mercados en estos tiempos. En la mente del Ejecutivo
no está presupuestado ni un revival del aporte a las grandes fortunas ni un
incremento en la presión tributaria a las grandes empresas. SI finalmente hay
algún tipo de planteo de reforma tributaria, quedará para el 2022 con ejecución
real en el 2023.
Finalmente, la
mejora de la recaudación sobre la inflación es una tranquilidad para Martín
Guzmán y sus negociadores ante el FMI. Se sabe que una de las variables que
mirará de lleno el organismo financiero será que los ingresos fiscales sobre
los que se deberá calcular una reducción del déficit sean reales y mejores al
alza de la inflación. Y que en la proyección para el lustro 2022-2026 tenga
términos no ficticios en el momento de calcular ingresos serios sobre los que
se apoyarán el resto de las variables.
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