Por Carlos
Burgueño - El Gobierno mantiene la calma y la prudencia ante los
movimientos del dólar de las últimas
jornadas preelectorales. Y asegura que luego del próximo lunes, cuando los
operadores tengan la certeza que nada de lo que se viene haciendo se modificará
por el resultado de las PASO, todo debería volver a la normalidad. Lo cual no
quiere decir tranquilidad de mediano o largo plazo, sino sostener el dominio de
la situación ante la demanda de la divisa. Y que el tiempo que comenzará el
lunes y terminará con las legislativas de noviembre, también sea un período de
relativa calma o “pax cambiaria”, similar a lo vivido antes de las PASO. Y más
allá de los movimientos de la últimas semanas.
Lo que más
preocupaba al Ejecutivo fue aclarado entre el miércoles y ayer, y tenía que ver
con la salida de divisas desde el Banco Central. Al recibir las consultas desde
el “ala política” sobre la velocidad en la pérdida de reservas, que acumula
u$s650 millones en el mes (fueron u$s1.617 millones en todo septiembre 2020),
la entidad que maneja Miguel Pesce fue simple, clara y bastante razonable.
Casi el 100% de los
dólares que salieron de las reservas fueron derivados a importadores vinculados
con la economía real; con un 75% de los demandantes concentrados en la industria local
que reclama por más insumos comprados al exterior para sostener el ritmo de
crecimiento de los primeros ocho meses del año. Según la radiografía de
septiembre de los autorizados para acceder a los dólares oficiales, la mayoría
del 75% de las divisas destinadas al sector manufacturero se derivaron a la
compra de insumos, bienes de capital, repuestos y piezas; con especial
recomendación para acelerar las adquisiciones en los sectores automotriz y
vehículos (que igualmente mantienen sus quejas justificadas por la falta de
divisas, especialmente para unidades finales), química y petroquímica,
electrodomésticos en todas sus gamas y energía. El 25% restante de los
demandantes de dólares, se dividen en una parte de bienes finales (pocos y
especialmente estudiados), consumo de energía vinculada a las facturas del
invierno y algo de vacunas.
Este último
capítulo, obviamente está vinculado al pago en tiempo y forma y sin retrasos de
las dósis que llegan desde el exterior y bajo pedido exclusivo del ministerio
de Salud de Carla Vizzoti, prácticamente la única argentina que tiene libre
acceso a las divisas en cantidad, tiempo y forma en que las pida. El último
capítulo en importancia en cuanto al cálculo de la salida de dólares, es el
vinculado al “solidario”, que se mantiene en un ritmo semimarginal de unos 100
millones mensuales. Muy por debajo, como ya consignó este diario, ante los más
de u$s750 millones que se registraban hasta agosto del 2021, cuando el BCRA comenzó
a aplicar las restricciones que hoy están vigentes.
Lo que da a
entender la radiografía de los compradores de dólares, es que muchos
importadores están en esta semanas adelantando compras y pagando a proveedores
lo más pronto posible, operatoria muy aceitada especialmente entre las
multinacionales. Se sospecha en despachos oficiales, que es una orden venida
desde el exterior, a partir de la información que a las oficinas de las sedes
centrales llega desde Buenos Aires; y donde se especula con cambios cambiarios,
fiscales o macroeconómicos luego de las PASO.
La interpretación
desde los despachos oficiales locales; es que se trata de información vía
papers de asesores profesionales contratados por las grandes compañías, donde
se especula ante cambios del ritmo devaluatorio del oficial y de algún que otro
giro ortodoxo, a partir de los resultados de las elecciones del próximo
domingo. Ante la información, la decisión que se tomó desde el oficialismo, es
la de no retacear divisas y la de sostener el ritmo de salida para industriales
y proveedores industriales, sin cambiar la velocidad de transferencias. La
suposición es que dentro de unas semanas, cuando se confirme que los “informes
privados” enviados al exterior estaban equivocados, y que la política oficial
sobre la marcha del tipo de cambio se sostiene en líneas generales; la
normalidad prevalecerá.
Una alta fuente
oficial lo comentaba de la siguiente manera: “esto está claramente
relacionado con la expectativa de algún salto del dólar pos PASO que no está en
la agenda del gobierno pero que consultoras y medios intentan instalar como
posible”. Se menciona incluso que
“las empresas que hacen esto (adelantar compras) van a tener un costo
financiero por pagar antes. Podrían quedarse como lo venían haciendo hasta
último momento en pesos y pagar sobre el límite”. La operación mencionada
refiera a la tasa de interés en pesos que realizaban las empresas, y que ahora,
pagando antes, se pierde la ventaja financiera de operar en el sistema bancario
local con colocaciones dentro del mercado de capitales actual, donde la tasa de
interés real está por encima de la inflación en pesos. “Ahora,
pagando antes, se pierden eso y no van a ganar porque no va a haber salto del
dólar”, aseguran dentro del gobierno.
Dentro del gobierno
se reitera, casi con fanatismo, que este año las cuentas financieras y los
pagos de importaciones y deudas comerciales del país están “on track” y que
hacia los próximos meses están las divisas para afrontar todos los compromisos.
Se mencionan dentro de las líneas de financiamiento del gobierno, los casi
u$s800 millones residuales que quedarán de los DEG por unos u$s4.350 millones
enviados desde el Fondo Monetario Internacional (FMI); una vez descontado el
pago del 30 de septiembre por unos u$s1.800 millones. Habrá que ver qué sucede
con el segundo pago que deberá realizarse al FMI por un monto igual, y que
vencen el 30 de diciembre; lo que dependerá de la decisión política del
gobierno de Alberto Fernández de acelerar o no el Facilidades Extendidas con el
organismo que maneja Kristalina Georgieva.
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