Por Mariano Boettner - El
Ministerio de Economía encaró la última semana de su programa financiero antes
de las elecciones primarias con una premisa a cumplir como sea: cubrir
todos los vencimientos en pesos que aparecían en el calendario y evitar
tener que sortear las PASO con un mercado local con más incertidumbre.
Los funcionarios
del equipo económico que tienen un contacto diario con los inversores aseguran
que habían detectado que el mercado estaba, por la previa del turno
eleccionario, con mayores “tensiones” y “algo nervioso”, según graficó uno
de los funcionarios cercanos a Martín Guzmán que atiende el frente interno en
la plaza financiera doméstica.
El resultado de las
tres licitaciones de agosto había dejado un sabor agridulce en el Palacio de
Hacienda porque por primera vez en 14 meses no había podido conseguir una
cobertura total de las obligaciones de pago que tenía durante el mes. Esto
implicaba, con el mercado de financiamiento externo cerrado, como única opción
alternativa una mayor emisión monetaria del Banco Central.
Por esa razón, el
objetivo primordial que se plantearon los funcionarios del área era no
dejar espacio para la duda y terminar la primera colocación del mes y la última
antes de las PASO sin contratiempos. Para eso, ajustaron la estrategia de
licitación de las últimas operaciones y volvieron a poner sobre la mesa de los
inversores la opción de suscribir bonos atados al dólar.
Para el Gobierno
estos instrumentos tienen un doble interés: por un lado, con su emisión
buscan bajar el mensaje al mercado de que no habrá una devaluación futura -ya
que un salto en el tipo de cambio haría mucho más onerosos los pagos de
intereses de los dollar linked- y, por otro, asegurarse de que los
inversores institucionales que necesitan cobertura cambiaria puedan
hacerlo sin necesidad de pasarse al billete verde, más allá de las limitaciones
actuales de los controles de cambio.
El operativo para
asegurar una licitación tranquila este jueves y evitar problemas en el mercado
de capitales local tuvo otros dos elementos. Por un lado, en una negociación
abierta la semana pasada, la Secretaría de Finanzas cerró un acuerdo con el
Banco Nación para reemplazar la tenencia de un bono a tasa fija en poder de esa
entidad pública por un menú de letras en pesos. Esto de por sí implicó
despejar vencimientos por $157.000 millones.
La primera
licitación del mes resultó positiva y trajo algo de alivio al BCRA.
REUTERS/Agustin Marcarian
Y por otra parte,
la Secretaría de Finanzas encaró una negociación con fondos de inversión
externos que tenían en su poder la letra atada a la inflación que vencía en
estos días, para asegurar su participación en la operación. “Un 32% del
vencimiento estaba en manos de fondos del exterior. Lo único que sabíamos es
que estaban depositados en (el sistema de liquidación) Euroclear. Detrás de eso
puede haber algún participante local, pero el 90% deberían ser de
residentes del exterior”, mencionó un funcionario del área.
Tras las
conversaciones con el Ministerio de Economía, esos tenedores externos se
presentaron a la licitación y ofertaron en la subasta. “Hubo acompañamiento y
cumplieron su palabra después de la interacción que tuvimos”, explicaba una
fuente oficial.
De hecho, terminó
por haber una cantidad de ofertas mayor a la que requería y la Secretaría de
Finanzas tuvo que dejar afuera a cerca de $45.000 millones, que no fueron
adjudicados. En los despachos oficiales sugirieron que excluyeron las ofertas
que implicaban tasas de interés reales que consideraban muy altas.
“Decidimos no convalidar en la Lecer tasas
reales del 4 por ciento. Tratamos de balancear el financiamiento en el mercado
versus la asistencia monetaria. Había que tener en cuenta la importancia
de la licitación en esta fecha particular y tratamos de calibrar bien, es
decir cubrir todos los vencimientos sin renunciar a tener niveles de tasas de
interés razonable”, comentó una fuente del área financiera.
Al observar el
panorama más amplio, el Gobierno ve que en los próximos cuatro meses entre
septiembre y diciembre la hoja de ruta financiera todavía le exige cubrir
vencimientos por 1,5 billones de pesos. Todo lo que no salga de los fondos que
consiga en el mercado local deberán llegar a través de la asistencia del Banco
Central.
En los próximos
días, además, el mercado contará con otro dato central de la estrategia
financiera del Gobierno. El miércoles próximo el Ministerio de Economía
presentará el Presupuesto 2022 que indicará, entre otras cosas, cuál será
el déficit esperado por el Poder Ejecutivo para el año próximo y además en
qué proporción deberán financiarlo los inversores locales y el BCRA.
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