Por Mariano
Boettner - El tamaño de la
derrota electoral que sufrió el Gobierno nacional hace pensar a los analistas
qué efecto tendrá el cimbronazo en las urnas en la dirección de la política
económica, en medio de la restricción presupuestaria y de financiamiento,
la negociación en marcha con el FMI, el delicado equilibrio cambiario, la
inflación persistente y a horas de la presentación de un nuevo presupuesto ya
cerrado que marcará el ritmo de la gestión de los próximos meses.
Los economistas
consultados por Infobae se dividen entre los que creen que un
resultado de estas características en las PASO habilitará al Poder Ejecutivo a
tomar medidas más “radicalizadas” en términos económicos heterodoxos,
entendidos como un relajamiento fiscal que haga expandir el gasto, tras una
primera mitad del año en que el Ministerio de Economía “se sentó” sobre la
caja; y otro grupo que considera que, por el contrario, la Casa Rosada buscará
dar otro tipo de señales como una aceleración de las conversaciones con el
Fondo Monetario para tener un acuerdo lo antes posible que le permita
“alinear expectativas” del sector privado y dar un sentido de certidumbre sobre
las políticas económicas y algunos indicadores clave para los próximos años.
“El voto castigo tiene un peso importante y
creo que el Gobierno va a profundizar medidas en sectores informales de la
Provincia de Buenos Aires con más gasto fiscal, en estos meses de acá al 14 de
noviembre el déficit seguramente crezca como se preveía y terminará en la zona
de 3 o 3,5 del Producto Bruto”, opinó Ricardo Delgado, de la consultora
Analytica.
En ese sentido,
explicó que “el consumo se debería mover algo. En los sectores formales con
paritarias, van a competir esos salarios con una inflación por debajo del 3 por
ciento. La variable clave para sostener esta estrataegia es el
dólar. Hasta el 14 de noviembre vamos a ver volatilidad en los mercados,
pero no veo un evento de mega devaluación llevada a cabo por los
mercados. El BCRA tiene instrumentos a mano, algunos muy toscos como
restringir dólares para importaciones”, mencionó.
El Ministerio de
Economía necesitará cambiar la dirección de su política económica, según los
analistas. EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo
El director de
Analytica dijo que “hay dos elementos que pueden balizar la economía. Uno
es el acuerdo con el Fondo, acelerar esta negociación. No creo antes de
noviembre pero si da una señal más contundente, puede alinear expectativas del
sector privado. Y esta semana presenta el Presupuesto, vamos a ver cuál es
la mirada oficial del 2022 y cómo piensan llegar hasta ahí”, afirmó.
Por último, aseguró
que no ve que con este resultado en las PASO dé lugar a “una
radicalización del Gobierno, ni del cepo, no hay financiamiento para una opción
extrema como ‘ir por todo’. El ajuste fiscal que se hizo hasta julio muestra
que el oficialismo entiende cuáles son sus límites que son estrechos. Tenemos
dos meses importantes de vencimientos en pesos, últimamente se refinancia con
cierta dificultad y acelerar la emisión con una brecha en 80% es técnicamente
suicida”, concluyó.
Para el economista
de Invecq Santiago Bulat, “la presión al dólar va a depender de qué decida
hacer el Gobierno a partir de ahora. Si la decisión es poner más plata en el
bolsillo a costa de un mayor déficit, la presión sobre el dólar va a ser
mayor, no creo que vaya hacia una baja”, mencionó.
“Dudo que el Gobierno no haga cambios en su politica
económica. En 2019 al entonces oficialismo le fue mal en las PASO y hubo
acciones para aliviar el peso de los alimentos en el bolsillo, por ejemplo. El
Gobierno no se va a quedar de brazos cruzados, van a tratar de mejorar el clima
con la gente. No sé de qué forma se va a traducir, pero imagino medidas
tendientes a aliviar el bosilllo, dudo que sean de carácter ortodoxo, sino
profundizando algunas”, completó.
Para la economista
jefa de Equilibra, Lorena Giorgio, “un resultado que no está alineado con
las expectativas del oficialismo podría llevar a dos caminos totalmente
contrapuestos: una aceleración en las negociaciones con el Fondo o un
cambio total de rumbo que lleve a una radicalización de la pata más
populista de la coalición de gobierno”, explicó.
El nuevo escenario
electoral tensionará la necesidad de gasto con los límites a la emisión de
pesos
“Que camino se tome
dependerá exclusivamente de la política y de qué ocurra con el gabinete. Si el
presidente no relega poder, es muy probable que veamos un rápido acuerdo,
anunciado antes de fin de año y cerrado hacia principios de 2022. Pero si
el presidente queda diezmado, no contará con el consenso político para
acordar, con las implicancias que tendrá el programa con el Fondo en
términos de ajustes y reformas estructurales”, agregó Giorgio.
En
tanto, Federico Moll, director de Ecolatina, consideró que “los números no
son los que el oficialismo esperaba y eso genera incertidumbre respecto a la
política económica de los próximos meses. Si la lectura es que el mal
resultado es fruto de las políticas de austeridad fiscal que se llevaron
adelante es razonable creer que se vaya a priorizar el frente político por
sobre el económico y decidan implementar una política fiscal más
expansiva”, explicó.
“El efecto que un
mayor gasto puede tener sobre el mercado cambiario es claro: mayor brecha y
mayores complicaciones para acceder al mercado formal. Van a ser meses en los
que la tensión que hay entre mejorar la performance electoral y cuidar la poca
estabilidad macroeconómica que queda va a ser más clara que nunca”, concluyó.
Para el
economista Rodrigo Álvarez, “la victoria de la oposición puede generar un
entusiasmo de corto plazo en los mercados financieros, en algunos activos y en
alguna descompresión del tipo de cambio paralelo, pero de ninguna forma tiene
que ser visto como algo definitivo. Faltan dos años y si no se encaran
ciertas correcciones ese optimismo va a desaparecer muy rápido”, advirtió.
“El Gobierno más
allá del resultado de las elecciones va a tener que hacer correcciones
importantes de cara a al acuerdo con el FMI, que principalmente pasan por tres
cuestiones: una es el ordenamiento de los precios relativos, en segundo
lugar el proceso de consolidación fiscal y tercero la brecha del tipo de cambio”,
enumeró.
El Gobierno podría
acelerar un acuerdo con el FMI, según los analistas. REUTERS/Remo Casilli
“La economía
argentina no puede crecer con una brecha cambiaria de 80 por ciento. Estas
cuestiones después de diciembre van a tener que ser atacadas. El gobierno va a
tener que analizar el rumbo. Todos descontamos el acuerdo con el Fondo
pero no la profundidad de las correcciones y de eso va a depender el potencial
de crecimiento de los próximos años”, completó.
Un informe reciente
de la consultora LCG había asegurado que “un mal resultado del oficialismo en
las PASO obligará a hacer un cambio de actitud. Ese cambio de actitud
puede venir en distintas formas: reforma de gabinete, cambios en la política
económica, llamado al diálogo o radicalización, etc. Estos cambios no están
claros y deberán cristalizarse a partir de la próxima semana”.
“No vemos que el Tesoro, bajo un escenario
adverso, intente reanimar fuertemente la economía de cara a noviembre, podrá
ofrecer más incentivos para impulsar el consumo, pero seguirá siendo algo
´controlado´. El plazo es muy corto y el riesgo de inestabilidad cambiaria
supera al beneficio que pueda tener en la actividad. El dólar difícilmente
retroceda con fuerza”, anticipó esa consultora.
Un reporte de
Morgan Stanley antes de las elecciones había aseverado que una eventual derrota
del oficialismo no desencadenaría políticas más heterodoxas aunque sí algunos
cambios en el gabinete.
“No estamos de
acuerdo con los que esperan que una eventual derrota de la coalición gobernante
(si se produce) sea el desencadenante potencial de una profundización
significativa de la combinación de políticas poco ortodoxas. Aunque los cambios
de gabinete en ese escenario son muy probables, seguimos pensando que los
desequilibrios macroeconómicos harían muy difícil un giro significativo hacia
políticas menos ortodoxas”, agregó el informe.
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