Por Claudio
Zlotnik - Un empresario de medios lo advirtió con todas las letras. Frente a
uno de los referentes del Gobierno comentó que había financiado una encuesta en
el conurbano bonaerense, y que el resultado había sido muy preocupante
para las aspiraciones del oficialismo. "Hay muchísimo enojo; la gente está
sufriendo el ajuste. Ojo que pueden perder", le dijo el directivo de uno
de los mayores conglomerados
mediáticos, con fuerte presencia en la provincia de Buenos Aires.
El funcionario, con
despacho en la Casa Rosada, no le quiso creer del todo. Pensó que el
empresario exageraba. O que, directamente, "me estaba operando",
admite el funcionario, en diálogo con iProfesional.
El "día
después" del fortísimo e inesperado golpe electoral, algunos funcionarios
del gabinete económico todavía estaban buscando respuesta a semejante
contundencia.
Algunos, como
Matías Kulfas, admitían que en las próximas horas habrá medidas concretas, para
dar cuenta de que el Ejecutivo hizo una correcta lectura de lo sucedido en las
urnas.
Una señal hacia el
electorado, pero también hacia la interna de la coalición: el kirchnerismo reclama
una rápida reacción del Gobierno nacional y exige un aumento del
gasto público, en especial en los sectores más postergados de la sociedad que
también votaron en contra del oficialismo el último domingo.
Según pudo saber
iProfesional, uno de los más enojados con el resultado electoral fue el
ministro del Interior, Wado de Pedro. El funcionario, uno de los
referentes del kirchnerismo, no disimuló su malestar con Martín Guzmán. Incluso delante
de otros colegas suyos en el gabinete nacional, en la mañana del lunes.
El diagnóstico
inicial en el equipo económico, tras el golpazo, fue que "la reactivación
de la economía no está llegando a la gente". Y que debe apurarse ese
proceso. "No sabemos si nos va a alcanzar para dar vuelta el resultado,
pero somos el peronismo. Si nos quedamos de brazos cruzados, no
existimos", resumió un funcionario del elenco oficial.
Desde la Casa
Rosada desmentían cambios de gabinete. "¿Para qué cambiar ahora, antes de
noviembre? ¿Cómo quedarían los eventuales nuevos ministros si agarran ahora y
el Gobierno igual pierde en dos meses? No tiene sentido", sentencia el
funcionario con oficina en el primer piso de Balcarce 50.
Esperando la reacción
del Gobierno
Mañana miércoles
podría ser clave para el anuncio de medidas. Después del encuentro semanal del
gabinete económico.
Más allá de los
títulos, habrá que ver el volumen de esos anuncios. Por ahora, el Gobierno
fue muy conservador a la hora de la asistencia social y la utilización de
recursos fiscales. Por eso Guzmán quedó en el ojo de la tormenta.
Anoche, desde el
Palacio de Hacienda, certificaban que -salvo en el momento del anuncio del
"Compre Nacional" junto a Alberto Fernández, el ministro había pasado
toda la jornada en su despacho trabajando en el proyecto de Presupuesto 2022 y
sobre las negociaciones con el Fondo Monetario.
"Guzmán se queda, no lo duden", refuerza la fuente cercana al
ministro.
Por lo pronto, así
como puertas adentro se discuten las próximas medidas y la estrategia de cara a
noviembre, hay un tema que no admite ninguna discusión: la prioridad uno -en
este contexto- refiere al cuidado de las reservas del Banco Central.
Ayer, el BCRA
terminó la jornada con compras por u$s15 millones, que se suman a los u$s8
millones que la mesa de operaciones oficial adquirió el último viernes.
Claro que este
cambio de tendencia, luego de ventas masivas las dos semanas previas, tiene un
costo: el bloqueo de importaciones. Habrá que esperar a tener datos
oficiales para tomar dimensión de este escenario, que impacta en el nivel de
actividad -por las empresas que dejan de contar con insumos para fabricar- y
también en las expectativas.
Más allá de que en
la coyuntura el Gobierno extreme las precauciones, está más que claro que el
escenario de fondo es desafiante para las autoridades.
Básicamente porque se presume que las liquidaciones de las
cerealeras -hasta ahora en niveles récord- van a contraerse en las próximas semanas, al menos hasta
fin de año.
En los últimos dos
meses, las importaciones rondaron los u$s5.700/u$s5.800 millones mensuales.
¿Será necesario ajustar el grifo para evitar un cimbronazos? Y si se ajusta,
¿cuál es el riesgo de perjudicar la actividad económica, que está en plena
recuperación, tras el desplome por la pandemia? ¿Acaso será imprescindible
volver a tomar medidas restrictivas en el mercado cambiario? ¿En las
operaciones del contado con liqui?
Para algunos
economistas, estos números de importaciones no se pueden analizar sólo en un
contexto de mayores inversiones por la recuperación económica.
"Un nivel de
pagos de importaciones de u$s6.000 millones por mes no se condice con el actual
nivel de actividad y es el reflejo de un sobrestockeo por parte de las empresas
que aprovechan el enorme subsidio implícito en un dólar de $98 para alocar
parte de los excedentes de pesos", escribió la economista Marina Dal
Poggetto en su reporte semanal.
Lo que está claro
-más allá de las discusiones de la coyuntura- es que sin estabilidad en el
mercado cambiario, las chances de dar vuelta el resultado electoral en
noviembre se diluirá totalmente. Pero no sólo eso: lo que está en juego es nada
menos que no se agrave la crisis, hacia una dinámica imprevisible.
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