Por Javier Blanco -
El Gobierno pidió otros $70.000 millones al Banco Central (BCRA) al final de la
semana pasada. Fue en concepto de préstamo o de adelantos transitorios (AT) y
apenas dos días después de haber recibido un giro de la misma entidad por
$17.712 millones fondeados con las ganancias meramente contables que había
generado en sus últimos tres balances tras convalidar fuertes devaluaciones del
peso.
Así, el
financiamiento del déficit fiscal con emisión monetaria espuria alcanza los
$162.712 millones al cabo de las primeras nueve jornadas hábiles del mes (unos
$18.800 millones por día) y trepa a $1,1249 billones en el año si no se tiene
en cuenta la cancelación por $427.700 millones realizada mediante la maniobra
contable por la que se computó dos veces el ingreso de los US$4334 millones en
DEG girados por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Eso se hizo para que el
Tesoro no solo pueda usar ese recurso para cancelar deuda con el organismo,
sino para que quede en condiciones de recibir más asistencia del BCRA, aunque a
costa de seguirle inflando artificialmente su patrimonio.
La transferencia
confirma la vía libre que el Gobierno le dio al gasto público, pese a no contar
con recursos genuinos, para tratar de dar vuelta el resultado de las PASO, lo
que, junto al congelamiento aplicado a algunas tarifas –la factura de subsidios
energéticos ascendía a $832.641 millones en el año hasta el 15 de octubre–,
disparó notablemente el déficit fiscal en los últimos meses.
“El BCRA volvió a
enviar asistencia al Tesoro: fueron $70.000 millones como adelantos transitorios
el pasado jueves. Así se confirma que no congelan lo único que deberían
congelar, que es la emisión de pesos”, apuntó el analista Christian Buteler.
La entidad que
conduce Miguel Pesce ya le había transferido 48 horas antes los últimos $17.712
millones con que podía asistir al Gobierno en concepto de “utilidades”.
Como se había
advertido en esa oportunidad, el agotamiento de esa vía de asistencia (al que
llegó tras realizar 13 giros por $787.712 millones) se había transformado en
una mera anécdota desde que el Gobierno reeditó una maniobra a la que ya había
apelado en 2009: la de computar dos veces el aporte recibido por la ampliación
de capital que hizo este año el FMI. Sin esa maniobra, el BCRA habría estado
llegando a los límites que su Carta Orgánica le impone para esta tarea.
“Sigue aumentando a
ritmo considerable el financiamiento monetario neto del BCRA al Tesoro. Ahora
siguen saliendo los AT que supuestamente no eran para ‘usar ahora’ y de lo
cuales recuperaron margen con la maniobra contable con los DEG”, dijo el
economista Gabriel Caamaño, del Estudio Ledesma.
“Mientras tanto, la
flamante vocera de la presidencia dice que los precios estaban descontrolados
sin que existieran motivos económicos que los justifiquen cuando emitieron 0,4
puntos del PBI solo en 15 días de octubre y 2,6 puntos en lo que va de 2021”,
acotó.
El trabajo forzado
a que está condenada la “maquinita”, en momentos en que la demanda de pesos no
se recupera y la economía doméstica da muestras cada vez más concretas que ni siquiera
absorbió la megaemisión de 2020, no hace más que acrecentar la desconfianza
hacia la moneda nacional e impulsar las expectativas de inflación para 2022 que
se dispararon otros tres puntos en el último mes, según el Relevamiento de
Expectativas de Mercado del BCRA, y ahora la ubican con un piso del 46%.
|