Por
Francisco Jueguen - La paz duró hasta que llegó un nuevo aumento de la carne.
El ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, desautorizó públicamente
ayer al secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, por sus advertencias
de subir las retenciones al sector ganadero. Dijo que el secretario, que
responde a Cristina Kirchner, solo estaba “teorizando”. Además, expresó que esa
actitud “no fue la más indicada” para un funcionario, y concluyó: “No hay una
decisión tomada al respecto”.
Nos
oloKulf ases tuvo en desacuerdo con Feletti, sino también sus pares de
Economía, Martín Guzmán, y de Agricultura, Julián Domínguez.
Anoche,
Feletti mantenía su posición de que es fundamental “desacoplar” los precios
internacionales de los internos, lo que implica más derechos de exportación.
“No está teorizando. Es una política pública concreta. Está preocupado por el
precio de la carne y de los alimentos”, dijo un funcionario cercano.
El
aumento del precio de la carne preocupa al Gobierno. Esa tensión derivó el
jueves en un encuentro entre Martín Guzmán, Julián Domínguez, Matías Kulfas y
Roberto Feletti para debatir el fenómeno. Hubo diferencias de visiones y no
alcanzaron definiciones de fondo; solo una impasse en la que se acordó no hacer
declaraciones hasta no llegar a una postura común.
Pero
el domingo, Feletti dio una entrevista a Página 12 en la que dejó un ultimátum
para la cadena cárnica: o se ordenan (cómo lo hizo el sector aceitero con
subsidios cruzados) o habrá nuevas retenciones. Según supo la nacion, esa declaración
enfureció a Domínguez. “Era leche hervida”, lo describió un colega. También
enojó a Guzmán, pero sobre todo repercutió en el jefe de Feletti en el
organigrama.
El
contragolpe de Kulfas fue bajarles el precio a las declaraciones de Feletti
públicamente. “Feletti el domingo en una entrevista estaba analizando opciones
y teorizando. A lo mejor tuvo una actitud que no fue la más indicada, porque no
es lo más apropiado esto de pensar en voz alta siendo un funcionario”, dijo a
Radio La Red. Y agregó: “De ninguna manera hay una decisión tomada al respecto
y se están analizando diferentes alternativas”.
Cuando
se le preguntó sobre posibles trabas adicionales a las exportaciones de carne y
maíz ante un eventual aumento de precios, el ministro insistió: “La verdad es
que no es la idea. Lo que estamos haciendo es administrar algunos bienes
emblemáticos, como la carne”.
Quienes
conocen a Feletti criticaron a Kulfas. “No está teorizando. Es una política
pública concreta. Feletti está preocupado por el precio internacional dela
carne y de los alimentos; hay que desacoplar”, suscribieron.
Esa
esgrima vuelve a encender una interna en el Gobierno, aquella que anida en el
Ministerio de Desarrollo Productivo desde que asumió Alberto Fernández y que se
refiere a la política de administración de los precios. El primer roce que tuvo
Kulfas, un “albertista” siempre cuestionado por el cristinismo duro, fue con
Paula Español, cercana a Augusto Costa (hombre de Axel Kicillof). “Paula era
una polvorita; difícil para el diálogo, pero técnicamente era buena; profunda”,
la describe alguien que trabajó con ella. La tensión con Kulfas llegó al máximo
cuando Español renunció tras la derrota de las PASO para forzar las salidas de
ministros. Entre ellos, uno de los cuestionados era justamente Kulfas, su jefe.
El
conflicto promete escalar. “Si Paula podía tener una foto de Cristina porque se
la había cruzado en algún acto, Feletti tiene una en su WhatsApp porque habla
con ella directamente”, describieron para evidenciar la diferencia de respaldo
político del reemplazante de Español.
Cerca
de Kulfas niegan que el ministro haya tenido la intención de contestarle a
Feletti sobre las posibles retenciones ni que hubiera habido un pedido de
Alberto Fernández para eso. Sin embargo, nadie niega las diferencias. Ya en la
reunión del jueves pasado, mientras algunos afirmaban que el precio de la carne
era barato en dólares y que el problema era la caída de los ingresos en los
últimos años (se mencionaba además la cuestión estacional del engorde y la falta
de oferta), Feletti insistía en su leitmotiv: desacoplar aún más los precios
internos de los externos. Ante esas diferencias, el consenso fue una curita:
así se les pidió a las grandes cadenas de supermercados que freezaran los
precios por el fin de semana.
Para
una parte del Gobierno, tras la pandemia y luego de perder las elecciones, no
es hora de ir a la guerra con el campo. “Hay que aislar a los extremos y bajar
los decibeles. Es tiempo de una calibración. Ni de dejar volar los precios de
un producto importante ni de la bestia populista de subir de nuevo las
retenciones e incrementar los controles de precios. Aparte, pusieron a Julián
[Domínguez] con aval de Cristina para tener otra relación con el sector
agropecuario”, explicaron.
Pero
parte del Gobierno lee encuestas que circulan yen las que, dicen, gran parte de
la sociedad culpa a los empresarios por la inflación. “Feletti juega con aval
de Cristina a hacerse el héroe”, lo criticó alguien a quien no le cayó bien su
conferencia en la Casa Rosada para hablar de los precios de los medicamentos,
pero también de la inflación y de la nafta, o sea, por fuera de sus límites.
Por las dudas, Feletti no interrumpe su camino. Ayer ordenóa los exportadores
de carne que los precios no se“desborden” y dijo que él está para “controlar” y
para “cuidar el bolsillo” de los argentinos.ß
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