Mientras
el Gobierno intenta concretar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional
para reestructurar la deuda, las obligaciones financieras del Tesoro en los
próximos meses pondrán aún más presión sobre las reservas del Banco
Central. En el horizonte aparecen, durante el verano, pagos previstos al
propio FMI, a tenedores privados de bonos y la segunda cuota del “puente” de
tiempo con el Club de París.
Las
demandas sobre las reservas internacionales de la autoridad monetaria incluirán
las propias del mercado (atesoramiento, importaciones, gastos en el exterior,
todos ya restringidos) y un calendario de vencimientos que se empieza a
empinar y podría implicar que,, sin un acuerdo con el FMI, sea
necesario restructurar algunos pagos, que hasta fines de marzo suman USD 7.600
millones, a lo que es necesario sumar unos USD 2.900 millones de demanda del
mercado (ahorro, importaciones, gastos en el exterior).
Será
un verano caliente para el Banco Central. Según la consultora Equilibra, “los
vencimientos en moneda extranjera para lo que resta de 2021 no significarán
mayores preocupaciones, ya que serán mayormente cancelados con Derechos
Especiales de Giro (se pagarán USD 1.892 millones de vencimientos de
principal al FMI) y en menor medida, con asistencia del BCRA al Tesoro (USD 68
millones)”, estimó.
“Pero 2022 traerá rápidamente dolores de cabeza:
en enero vencen USD 746 millones de capital e intereses de bonos y
letras del Gobierno nacional y se le pagarán otros USD 731 millones
al FMI que dejarán la cuenta de DEG en cero. Hay que contabilizar
además USD 315 millones de vencimientos con otros multilaterales, que en
el mejor de los casos podrán refinanciarse”, continuó el informe.
La
cuenta no termina ahí y el Gobierno ya no contará con el envío de Derechos
Especiales de Giro que hizo el Fondo en agosto pasado. “A partir de febrero,
todos los servicios de deuda que no puedan refinanciarse deberán cubrirse con
reservas internacionales. Entre febrero y marzo, se le deberán pagar USD
3.245 millones al FMI y USD 670 millones a otros multilaterales, además de
caducar el ‘período puente’ acordado con el Club de París para regularizar los
servicios de deuda con el organismo”, amplió Equilibra.
Ese
acuerdo preliminar que el ministro de Economía Martín Guzmán alcanzó
en junio con ese grupo de naciones acreedoras implicaba dos pagos por un
total de USD 430 millones a ese consorcio. El primero tuvo lugar en julio y el
próximo caerá el 28 de febrero. Quedarán luego para cancelar unos USD 2.000
millones más. Típicamente, las reestructuraciones con el Club de París se
concretan una vez que ese país alcanza un programa financiero con el Fondo
Monetario.
El
Ministerio de Economía y el Banco Central, atentos al nivel de reservas
internacionales, en medio de una fuerte demanda y el calendario de pago de
deuda
“Es
difícil pensar en un escenario en que el Gobierno pueda afrontar estos pagos
sin llegar a un acuerdo con el FMI”, concluyó Equilibra. Los pagos deuda que
aparecen en el horizonte cercano no será, de todas formas, la única fuente de
presión sobre las escasas reservas del Banco Central.
Según
un estudio reciente de Analytica, se estima que habría una demanda de
dólares en el mercado de cambios de USD 2.984 millones, por fuera de los pagos
de deuda, una estimación que la consultora considero “compleja”, y para la cual
tomó como referencia los datos de demanda promedio en el Mercado Único Libre de
Cambio en ese período entre 2011 y 2018. “El resultado cambiario incluye
nuestra proyección de ingresos por exportaciones de USD 24.000
millones en los próximos cinco meses, con el agro aportando 42% del total
dadas los favorables pronósticos de la cosecha fina y los precios que
permanecen elevados”.
Para
Ecolatina, por su parte, “respecto a los vencimientos de deuda, la
reprogramación de los vencimientos con el Fondo se vuelve significativamente
necesaria para sostener la deuda en situación de pago normal, ya que el
stock de reservas resulta insuficiente como para hacer frente al perfil
actual (alrededor de USD 20.000 millones anuales en 2022-2023)”.
“Incluso si la renegociación se resuelve
favorablemente, la estrategia cambiaria requiere un párrafo aparte. La dinámica
actual implica que el tipo de cambio oficial -que crece en torno al 1% mensual-
corra 25 puntos por detrás de la inflación desde inicios de año y pierda un 15%
de su competitividad real desde diciembre del 2019 en la búsqueda de contener
la aceleración inflacionaria durante el semestre electoral”, continuó la
consultora en un informe publicado este domingo.
“Una
situación más compleja de administrar, con variables que no serán tan
favorables como en el 2021, un cambio de la estrategia cambiaria en pos de
proteger las reservas netas implicaría que el Banco Central convalide una
depreciación del tipo de cambio oficial que se acerque más a la
inflación. La alternativa es una profundización de las restricciones
cambiarias vigentes, algo que, como mencionamos, no iría de la mano de las
eventuales condiciones negociadas con el FMI”, explicaron.
Por
último, Ecolatina consideró que “a pesar de que un acuerdo con el Fondo y un
reacomodamiento de la política cambiaria podrían quitar presión sobre las
reservas netas, el bajo punto de partida de éstas implica que la presión
estructural continuará vigente. Las mismas serán apenas suficientes para
satisfacer la demanda de divisas necesaria para el funcionamiento de la actividad
económica del 2022″, concluyeron.
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