Por Santiago
Reina
- Los mercados argentinos sufrieron nuevas pérdidas importantes durante la
última semana y parecen no encontrar piso. Las razones de este declive son
varias pero una de ellas radica en las dudas del mercado respecto del
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante el
retraso en las negociaciones y las discusiones al interior del oficialismo.
Esta
semana, el Gobierno aseguró ante empresarios que buscará "por todos los
medios un acuerdo con el FMI" aunque advirtió que eso "llevará
tiempo". Si bien en líneas generales se descuenta que habrá pacto, y que
esto impulsaría los precios de los bonos y
las acciones locales,
especialistas en finanzas consultados por Ámbito remarcaron
la importancia de conocer las condiciones del mismo.
En
este marco cabe preguntarse: ¿qué necesitan los
activos para que no les ocurra lo mismo que luego del canje de 2020 con
acreedores privados? ¿qué activos podrían reaccionar más rápido ante un
acuerdo: los bonos o las acciones? ¿qué tipo de bonos y acciones de qué tipo de
empresas?.
"Con
la lección de lo que fue la reestructuración con los bonistas privados, creo
que el mercado va a estar un poco más exigente. Va a ser importante analizar
qué tipo de acuerdo se firma, cuál va a ser el programa macroeconómico y cuáles
van a ser los compromisos que va a estar dispuesto a asumir el Gobierno, sobre
en todo en materia de consolidación fiscal", advirtió a este medio Lucas Caldi, Analista Senior de Portfolio Personal
Inversiones (PPI).
"Si la coalición oficialista logra sentar las bases para un acuerdo
de consolidación fiscal, de reducción de los subsidios, de reducción de la monetización
del déficit, con la intención de achicar la brecha actual e ir flexibilizando
el cepo, lo que tendería a liderar el alza es el equity (acciones), que
es mucho más volátil y en los escenarios positivos tiende a liderar la
recuperación", sostuvo el economista.
Por
su parte, Julio Calcagnino, Analista de mercados de TSA
Bursátil, sostuvo que, si bien hubo momentos en los cuales las acciones
avanzaron aún con un Riesgo País manteniéndose alto, esto solo puede ser
sostenible en el tiempo si en algún momento el indicador que mide el banco JP
Morgan se acopla a esa mejora.
"Sino
terminamos viviendo lo que se llama un “mercado de trading”, donde se realizan
compras y ventas de cortísimo plazo, más asociada a noticias puntuales que
afectan la percepción de riesgo y no a fundamentos detrás de los activos",
acotó.
En
ese sentido, en un escenario de acuerdo con el Fondo, Calcagnino ve más atractivo en acciones en caso de que "el
inversor (dispuesto al riesgo) desee hacer ganancias de corto plazo". Por
el contrario, "si desea un posicionamiento más a mediano plazo
aprovechando precios de oportunidad", sugirió tomar exposición en ambos
tipos de activos.
Semana
difícil en el mercado local
Vale
recordar que esta semana los bonos soberanos en dólares acumularon pérdidas de
hasta 6%, por lo cual su precio promedio ponderado por riesgo retrocedió a
mínimos desde en canje de deuda de 2020.
Esto
se reflejó en el Riesgo País, que el viernes alcanzó los 1.872 puntos básicos,
nuevo récord desde que están vigentes los títulos actuales.
En
paralelo, el índice S&P Merval medido en dólar CCL tuvo un retroceso del
5,4% en la semana para ubicarse en mínimos de cuatro meses.
Bajo una perspectiva
optimista, ¿dónde ven atractivo los especialistas?
"En
un escenario optimista, considerando que partimos de un Merval en dólares por
debajo de los 400 puntos, creo que el upside (potencial de crecimiento) en este
segmento puede ser interesante", expresó Caldi.
En
particular, el analista estima que las ganancias podrían ser
encabezadas por el sector bancario debido, por un lado, a que a
tiende a liderar las ganancias en escenarios optimistas y a liderar pérdidas en
escenarios pesimistas, y, por otro lado, porque en términos de valuaciones los
bancos lucen baratos. "Eso se explica, principalmente, porque cuentan con
alta exposición al sector público. Por lo tanto, un acuerdo con el FMI que
permita reducir el riesgo inherente a los activos del sector público, puede dar
lugar a subas en los precios", explicó.
El
miembro de PPI ve con buenos ojos además al sector energético
y de servicios públicos suponiendo "que el fondo se va a poner
exigente en torno a la reducción de los subsidios". "Eso podría ser
positivo para las empresas, que pasarían a tener menos riesgo", aseveró.
Para
apuestas de corto plazo, Calcagnino también ve como mejor opción el
posicionamiento en bancos y utilities (servicios públicos). "Estas últimas
podrían tener un potencial importante si la segmentación de tarifas del
gobierno implica cierto sinceramiento y un marco regulatorio más sensato desde
el punto de vista económico", se explayó.
Para
un horizonte más "largoplacista", e independiente del acuerdo con el
FMI, recomienda más activos de empresas exportadoras vinculadas con el sector
industrial, el sector agropecuario y el energético.
Por
el lado de la renta fija, Caldi ve que un escenario optimista podría favorecer
a los bonos con menos protección legal como aquellos bajo ley argentina
(bonares) o el segmento de ley extranjera (globales) que fue emitido bajo el
nuevo contrato de 2016 (GD35, por ejemplo). Vale recordar que estos títulos son los que
suelen tener peor performance en coyunturas adversas.
Desde
TSA Bursátil contemplan que con los títulos se pueden dar tres escenarios: que
se mantenga la situación actual, una mejora asociada a un acuerdo con el FMI y
una nueva reestructuración a finales de 2023. "Promediando el atractivo
asociado a cada escenario, preferimos dentro de los ley extranjera a los GD35 y
GD30, y a los AL29 y AL30 dentro de la ley local", puntualizó Calcagnino.
La
fuerte aversión al riesgo a nivel internacional, en el marco de la aparición de
nuevas cepas de Covid-19 y los elevados índices inflacionarios que podrían
desacelerar los procesos de reactivación económica, es uno de los factores que
imprime presión a los activos de mercados emergentes.
No
obstante, las acciones y los bonos argentinos ya vienen golpeados hace tiempo.
No solamente por la incertidumbre en torno a las negociaciones con el FMI, sino
también por los desequilibrios macroeconómicos. Si bien aparecieron mejoras
significativas en el lado real de la economía, en cuanto a exportaciones,
producción industrial, e inversiones en sectores clave, todavía persisten
problemas que dificultan el crecimiento a mediano y largo plazo, como la
elevada inflación y las presiones en el plano cambiario.
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